l equipo de Gobierno municipal de Na+ ha dejado sin subvención pública a los equipos preventivos de infancia que trabajaban (desde hace dos décadas en algunos casos) en 8 barrios de Iruña. La concejala Caballero en rueda de prensa defendió la medida como una mejora administrativa. Avisaron a los equipos de este cambio una hora antes de esa rueda de prensa.

Cuando hace tantos años gentes del asociacionismo decidieron crear este tipo de recurso social, tomaron la iniciativa de construir una sinergia no solo con su comunidad, también con la Administración. La comunidad era el objeto, la asociación, el equipo, la Administración se encargaba de dirigir fondos públicos que pertenecen a la comunidad, y no a los partidos, hacia este colectivo y el agente. Y en esa combinación se fortalecía la comunidad, se promocionaba personas y, algo muy importante, se democratizaba la Administración. Se integraban así las tres partes y creaban algo nuevo, una dinámica social preventiva alrededor del tiempo de ocio y sus grandes posibilidades y de las necesidades del grupo, con unos criterios muy claros tales como tener en cuenta la voluntad y los deseos de la infancia sobre sí misma.

La dirección de esta sinergia, de la comunidad a la Administración, no es asunto secundario. Primero, se crea en base a la personalidad y las necesidades de la comunidad, y, por eso, se siente como propia y eso protege y alimenta la sinergia. Segundo, esa pertenencia dota al servicio de algo que la Administración nunca puede ofrecer a la comunidad, el voluntariado. Este, como su nombre indica, es voluntario. Y no solo permite que cientos de personas sostengan un servicio que si fuera remunerado no sería posible, sino que, y es más importante, crea red social y personas participativas, es decir, democráticas. Puede decirse que estos servicios protegen personas, pero además las hacen mejores ciudadanas.

El equipo de gobierno intenta destrozar esta sinergia aplicando su fuerza administrativa de una sola dirección, antidemocrática, porque se apropia de un presupuesto que no pertenece al partido, sino a las comunidades. A diferencia de estas asociaciones, no ha preguntado primero a los afectados por la medida, esto es, las criaturas, si están de acuerdo con este trascendental cambio. No valora a unas asociaciones ciudadanas que tienen demostradísima su labor social, su experiencia y su calidad humana. No es administrativamente muy loable que den el anuncio a los primeros afectados una hora antes de hacerlo público en prensa.

Pero además ha mostrado, una vez más, una gran incompetencia administrativa, puesto que ha anunciado semejante cambio de presupuesto sin ofrecer un diseño nuevo, científico, que abarque todas las necesidades que existen y todos los servicios que ya se ofrecían. Y el servicio que ofrece es de peor calidad que el que ya existe.

En resumen, esta medida no es una medida, tal y como querían hacer creer, administrativa, sino política. Na+, primero, no quiere la labor que estos equipos realizan en los barrios porque construyen comunidades que tienen otra personalidad a la suya. E inciden en su labor antidemocrática, puesto que en una democracia todas tenemos derecho a ser quienes somos. También quiere desestabilizar las comunidades, su asociacionismo, en este caso a costa de los servicios a la infancia. Y así mismo quiere enrarecer un ambiente político que debiera ocuparse más en superar la pandemia por covid que en destruir unos recursos que ya funcionan y que son ahora más necesarios que nunca.

De cualquier manera, este tema debe pasar por pleno, y solo el apoyo del Grupo Socialista puede hacer que sea aprobado. Por eso, si esta medida es política, esencialmente lo es por la lucha que mantiene Na+ en el Gobierno de Navarra con el PSN de Chivite, así como por la alianza con Esporrín en el Ayuntamiento, y que expresa el gran cisma del régimen del 78 entre el viejo PSOE aliado de la derecha posfranquista y el nuevo PSOE que establece puentes con fuerzas como Bildu. Toda la derecha del Estado se tambalea porque su naturaleza la hace menos adaptable al colapso sanitario que ha trastocado las necesidades, agendas y prioridades sociales, y está contrayendo la economía a niveles nunca vistos.

Gran irresponsabilidad, jugar con las criaturas por la avaricia financiera y el autoritarismo político. Y todo ello abonado por la falta de inteligencia, empatía y capacidades del equipo de gobierno, que si está ahí no es por sus capacidades, sino, primero, por la incapacidad de las fuerzas progresistas de articular un proyecto que ilusione y consiga el apoyo ciudadano de quien no vota o vota atomizado. Y segundo, porque en la derecha navarra no llegan al puesto los mejores, sino los más fieles.