umple 42 años la Constitución monárquica de 1978 el aprobada en unas circunstancias históricas radicalmente distintas a las actuales.

España es hoy una monarquía por la decisión impuesta por el dictador fascista Francisco Franco en 1947. La Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de aquel año dispuso que el sucesor sería propuesto por el propio Franco a título de rey.

Juan Carlos de Borbón y sus sucesores pueden acceder al trono de España por imposición del dictador Juan Carlos. En 1969, amparándose en la Ley de Sucesión, nombra a este Borbón como su sucesor en la Jefatura del Estado.

La ciudadanía, desde que se impuso la dictadura fascista hasta el día de hoy, no hemos podido decidir democráticamente qué forma de Estado preferimos: monarquía o república.

La Constitución vigente da testimonio de la persistencia de importantes ataduras antidemocráticas en partes esenciales de su texto ya que a lo largo de su articulado no eleva a la categoría de derechos fundamentales garantizados por el Estado el derecho a la vivienda, al trabajo, a una remuneración y condiciones laborales dignas, a unos ingresos mínimos vitales, a una educación y una sanidad públicas plenamente adecuadas en tiempo y forma a las necesidades de la población, a la plena cobertura de las necesidades de las mujeres y niñas sometidas a la violencia machista, ni a unos servicios sociales asistenciales extendidos universalmente.

Rompe con el principio democrático de la igualdad de toda la ciudadanía ante la ley, al afirmar que la persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad.

Niega la igualdad entre hombres y mujeres, al establecer la preeminencia del hombre en la sucesión a la Corona.

Niega la realidad de la pluralidad nacional del Estado y posibilita que las Fuerzas Armadas puedan interferir legalmente en la esfera política, al otorgarles la defensa del ordenamiento constitucional, otorgando al rey el mando supremo de las Fuerzas Armadas.

Rompe con el principio democrático de separación de las Iglesias y el Estado al imponer la cooperación de este último con la Iglesia Católica. Además, impone la enseñanza religiosa dentro del sistema educativo español.

Por todo lo anteriormente, manifiestamos nuestro rechazo al régimen monárquico determinado por la Constitución de 1978.

Necesitamos una nueva Constitución que garantice los derechos básicos, laborales, sociales y políticos al conjunto de la ciudadanía, que fije como prioridad las inversiones en servicios públicos frente al pago de la deuda, que asegure la igualdad real entre hombres y mujeres. Una norma suprema del ordenamiento jurídico que garantice también el autogobierno de los pueblos en una España solidaria y plurinacional y que instaure una democracia plena, transparente y participativa.

Para ello es necesario el inicio de un proceso constituyente, entendido como un proceso de libertad, movilización popular y participación amplia que, transitando por vías democráticas, ha de culminar con la quiebra de la monarquía borbónica y la plena devolución de la soberanía política, social y económica a la ciudadanía y a los pueblos que integran el Estado. Momento a partir del cual ciudadanía y pueblos decidirán la nueva Constitución.

En este sentido, la Junta Republicana de Izquierdas de navarra, cofundadora del Encuentro Estatal por la República estamos haciendo esfuerzos por articular un movimiento estatal republicano, que desde la pluralidad dé respuestas para superar una crisis social y política insostenible.

No a la monarquía.

Proceso constituyente.

República.

Firman este artículo: Ángel Sanz, Javier de Miguel, Ane Sánchez, Paco Jiménez, Francisco Javier Díaz y Carlos Guzmán

La ciudadanía, desde que se impuso la dictadura fascista hasta hoy, no hemos podido decidir democráticamente qué forma de Estado preferimos

Necesitamos una nueva Constitución que garantice los derechos básicos, laborales, sociales y políticos al conjunto de la ciudadanía