l 17 de octubre del 2020 el Foro Social Permanente presentaba en sociedad una desafiante propuesta: un Compromiso social por la convivencia democrática que ayudara a construir un futuro en paz y más profundamente democrático basado en el respeto estricto a todos los Derechos Humanos. Para ello, pedimos la participación de la sociedad civil en forma de aportaciones sobre su consideración del significado de convivencia democrática.

Entonces no éramos conscientes de lo ambicioso y arriesgado del proceso, si seríamos capaces o no de activar a esta sociedad para que hiciera y compartiera sus aportaciones y reflexiones; y tampoco si llegaríamos o no a conseguir un compromiso social. Pero esos vértigos han sido superados gracias a la generosa participación de muchas personas que se han ido sumando al ejercicio de pensar y reimaginar qué es eso de la convivencia democrática.

Durante estos diez meses hemos recibido 35 aportaciones escritas por 40 personas. Algunas a través del buzón abierto a la ciudadanía en la página web del Foro Social; otras, de personas referentes de la sociedad que también han sido publicadas en algunos medios de comunicación gracias al compromiso, entre otros, de Noticias de Navarra. También se han mantenido una veintena de reuniones con entidades sociales con el objetivo de contrastar el proceso y recibir sus aportaciones y reflexiones en torno a la convivencia democrática. Y hemos organizado la dinámica Bizikidetza lantzen-Tejiendo compromiso, siete coloquios temáticos con representantes de la juventud, la cultura, LGTBI, la religión, los medios de comunicación y los movimientos sociales, así como con representantes de otras iniciativas de la sociedad civil que, en momentos del pasado mucho más difíciles que los actuales, impulsaron la paz. Todas ellas han reflexionado públicamente sobre la convivencia y nos han ayudado a aprender y ampliar la mirada sobre la misma. De los encuentros con las entidades sociales hemos recibido otras nueve aportaciones escritas que han enriquecido el proceso.

En definitiva, el proceso del Compromiso social ha sido un mecanismo que nos ha ayudado a transformar algunas lógicas hegemónicas, verticales y heteropatriarcales de la construcción de la paz. Nos ha permitido acercarnos a movimientos y agentes sociales que, si bien conocían el Foro Social, no habían participado en su dinámica, activando iniciativas que impulsan la consolidación de la convivencia de abajo a arriba. Asimismo, la co-creación de la convivencia democrática constata la diversidad de sujetos y agendas que integran dinámicas y propuestas encaminadas a fortalecer la cohesión social, o que tienen como fin la consolidación de la convivencia desde enfoques de defensa de la justicia social, del feminismo, de la diversidad sexual, de la integración cultural, del ecologismo o de la no-violencia.

Este proceso también nos ha enseñado que la construcción de la convivencia democrática es un ejercicio sin fin. Está condicionada, pero también sugerida, por la experiencia, por los contextos políticos, sociales, económicos y culturales en los que cohabitamos los seres humanos, y por eso requiere de un ejercicio de alimentarse y nutrirse permanentemente desde los diferentes sectores de la sociedad. Y, para ello, necesitamos ser creativas e innovadoras para crear nuevos marcos y enfoques de debate, utilizando nuevos conceptos que generen consensos y permitan avanzar hacia nuevos horizontes.

Pero somos conscientes de que el proceso de construcción de la convivencia democrática es dificultoso. Requiere de voluntad de búsqueda del bien común, de diálogo, de esfuerzo, paciencia, de un compromiso intergeneracional, de políticas públicas sostenibles, del reconocimiento de la diversidad y de la garantía de todos los derechos para todas las personas.

El 17 de octubre se conmemorará el X aniversario de la Conferencia Internacional de Aiete. De la conferencia que aglutinó a personalidades internacionales y a agentes de la sociedad civil, emanó una declaración de cinco puntos. Diez años después, creemos que esa hoja de ruta sigue siendo válida.

El innovador proceso de construcción de paz ha ido resolviendo, con imaginación y gracias al esfuerzo de muchos agentes sociales y políticos, una parte de las consecuencias del ciclo de violencias. Sin embargo, nuestro proceso para la construcción de la convivencia democrática muestra que es algo más que eso, y que sigue siendo necesario el diálogo, esa cultura de la palabra que tanta falta nos hace.

Es cierto que hay apertura para el diálogo sincero, creando espacios en los que, desde la confianza, todas nos sintamos cómodas, escuchándonos sin juzgar lo que estamos escuchando. Sin embargo, aunque existe esa voluntad, hoy en día muchas personas constatan no sentirse libres para hablar sobre lo acontecido en este país. Y ese diálogo nos interpela a todas, a la sociedad civil, a las instituciones públicas y a los partidos políticos.

En definitiva, desde la responsabilidad individual y colectiva, desde la generación de alianzas y la convergencia de agendas y sujetos diversos, consolidando los espacios de micro-acuerdos multilaterales, conseguiremos que la paz y la convivencia democrática sean irreversibles. Nos toca ahora sintetizar el conjunto de las aportaciones recibidas, extraer conclusiones y proponer unas Bases para un contrato social por la convivencia democrática que deseamos presentar en las próximas semanas.

Como decía el pacifista Mahatma Gandhi, “nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa”. Estamos convencidas de que el esfuerzo está mereciendo la pena, de que las semillas para construir una sociedad mejor ya están plantadas y que pronto veremos florecer sus frutos.

Foro Social Permanente