Para gozo y disfrute de las derechas y las élites de esta ciudad, las torres de Salesianos van alcanzando sus respectivas cimas. El modelo urbanístico depredador se eleva a las alturas del altar de la especulación. Una isla en todos los sentidos dentro del Ensanche pamplonés. Porque las torres rompen de forma grosera con una cierta homogeneidad propia de la trama y volumetrías de esta zona histórica, y porque quienes puedan comprarse una vivienda en estas torres no van a ser precisamente gente sencilla. Su coste asciende en algunos casos a más de 640.000 euros. Mientras tanto, como denuncia el consejero de Vivienda del Gobierno de Navarra y hemos podido comprobar en el Ayuntamiento, se retrasan las licencias para vivienda de alquiler público dirigida a emancipación juvenil y familias vulnerables. Después de dos años y medio no hay ni rastro de una política social de vivienda y está sin firmar el anunciado acuerdo en esta materia con el Gobierno de Navarra que ya lo habíamos negociado desde la oposición hace más de un año y medio.

Cuestión bien distinta fue la actuación en el antiguo colegio de Maristas, donde se construirán alrededor de 170 viviendas, de las que el 70% serán de protección pública. Es la primera vez que esto ocurre en el Ensanche. Podría haber ocurrido en el solar de Salesianos, pero ya se encargó UPN de que no fuera así. Porque lo que querían era sacarle a ese solar el mayor rendimiento económico para que la congregación de los Salesianos se pagase su colegio. Por esa razón las viviendas serán de lujo. Hay quien todavía se nos acerca para preguntar si desde el Ayuntamiento del cambio se pudo hacer algo más para frenar semejante desatino. Y lo cierto es que no. Se hicieron todos los esfuerzos posibles, pero después de largos meses de trabajo se nos respondió que no había intención de cambiar ese proyecto.

La razón fundamental no es otra que el tratamiento legal que se le dio a un solar y al otro. Mientras que en Salesianos UPN utilizó la figura del PSIS para eliminar las competencias municipales y cualquier margen de maniobra, en Maristas se utilizó el planeamiento urbanístico ordinario que, como se sabe, pertenece al ámbito de competencia del Ayuntamiento. Por eso en el caso de Maristas pudimos, como gobierno municipal, eliminar esa torre de 20 plantas y no así en el de las de Salesianos. Hablamos con el Gobierno, con los Salesianos, revisamos el concurso de ideas que se hizo en busca de alternativas y conseguimos que se convocase una reunión al más alto nivel con la presidenta Barkos, quienes entonces gobernábamos Iruñea, el representante de los Salesianos y personal técnico asesor.

Nuestra propuesta no prosperó por dos graves problemas básicamente: porque en esa reunión de forma oficial y rotunda la congregación salesiana se negó a considerar una alternativa a esas torres; y porque UPN ya se había encargado de dejar atado y bien atado el proyecto especulativo con la firma el 22 de mayo de 2015 del contrato promesa de compraventa con la congregación y la aprobación definitiva el 18 de junio de 2015 del Plan Especial Salesianos. Las elecciones se celebraron ese año el día 24 y Asiron fue nombrado alcalde el 13 de junio. Justo en medio del proceso electoral y la toma de posesión de la nueva Alcaldía. Desde luego, si hubiese estado legalmente en nuestras manos, esas torres no serían actualmente una desgraciada realidad en nuestra ciudad, como no lo es la torre de Maristas proyectada por UPN.

Porque hablamos, en última instancia, de dos modelos urbanísticos que alumbran dos realidades bien distintas. Maristas aceptó y compartió las instrucciones establecidas por el Ayuntamiento del cambio que se sustentaban sobre las necesidades sociales y ambientales de la ciudad; Salesianos negoció con UPN un pelotazo urbanístico que nos ha dejado unas torres para ricos que solamente tenía como objetivo financiar su colegio, al margen de los intereses de la ciudad.

Cada cual debe ser responsable de sus actos y las torres de Salesianos son una dura realidad que nos ha impuesto UPN en la que se cumplen dos premisas que asumen de continuo en su ideario: el urbanismo especulativo y el urbanismo hortera. Porque en esas dos vertientes la operación de Salesianos ofende; porque no se puede hacer ciudad buscando como único objetivo la rentabilidad económica del suelo y porque hay que tener un poco más de respeto a la estética y al contexto urbano. Quienes impulsaron este desatino son sucesores de quienes permitieron construir en los desarrollistas años 60-70 el edificio que existe ahora junto a la iglesia de San Nicolás como lamentable sustitución de la antigua Casa Navasal, por poner solo un ejemplo.

Pero podríamos traer también a colación la operación Corte Inglés como herencia envenenada de UPN, que puso alfombra roja a esta marca comercial en detrimento evidente del comercio local que lo está sufriendo desde entonces. Un edificio que no aporta gran cosa y que despilfarró el espacio de mayor valor urbanístico de la ciudad donde se preveía instalar la biblioteca general de Navarra que, junto a lo que después sería el Baluarte, podrían haber configurado una gran ágora para la ciudad. Se vendió a precio de saldo, el ejército español salió económicamente beneficiado, a punto estuvo esta operación de llevarse el colegio de San Francisco por delante, la biblioteca general está en la periferia de la ciudad y la plaza de Baluarte es un espacio urbano fallido.

El vigente Plan Municipal de Pamplona-Iruña fue aprobado definitivamente el 18 de diciembre de 2002. La Ley Foral 35/2002, de 20 de diciembre, de Ordenación del Territorio y Urbanismo que exigía que el 50 por 100 de la nueva capacidad residencial se habría de destinar a viviendas de protección pública se aprobaría unos días más tarde para que esta medida no le afectase. Nunca le ha gustado a UPN la vivienda social. Por esa razón los desarrollos en nuestra ciudad han aportado cifras muy bajas de vivienda protegida.

Mientras el gobierno del cambio se preocupó en hacer un urbanismo social, empezando por poner las casi 200 viviendas municipales vacías para emergencia habitacional, Maya y su tripartito de derechas vuelven al urbanismo hortera y especulativo. Por eso asistimos a este grotesco espectáculo donde se eternizan los trámites para las licencias de las viviendas sociales mientras siguen elevándose al cielo las torres de los ricos en Salesianos.

EH Bildu en Iruñea