El rechazo a la persona pobre existe, la aporofobia es lo que alimenta el rechazo a inmigrantes y refugiados en nuestras calles. En verdad, en bastantes casos, no se les rechaza por extranjeros, sino por pobres. Vivimos en una sociedad que no pone reparos a que un jeque árabe se instale en su territorio, ni a facilitar la residencia a un futbolista importante, venga de Argelia o de Costa de Marfil, pero sí a las personas pobres que tengan esa nacionalidad. Los yates atracan sin problemas en las costas europeas del Mediterráneo mientras hay cayucos o pateras que tratan de llegar a esas mismas costas sin posibilidad de cumplirlo.

Aporofobia. Un concepto relativamente reciente y que define una realidad no nombrada hasta hace poco. Una realidad que inunda occidente y que también está presente en Navarra. Mañana es el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza y seguro que se hablará mucho de este concepto y también de las medidas que ponemos como sociedad para garantizar actitudes más respetuosas y justas con ellas y ellos, las personas pobres y en riesgo de exclusión.

El presente es complicado para estas familias. El otro día leía al director de Cáritas Diocesana decir en un medio que “tenemos bastante miedo a este último trimestre del año y al primero del que viene. Pensamos que se va a notar la subida de los precios no sólo en familias excluidas sino también en la clase media”. También hablaba del gas, la electricidad, las hipotecas, la comida... “Eso va a tener una influencia directa en muchísima gente”, decía. Hay también otras voces que vaticinan un invierno complicado para la gente con menos recursos.

Es por ello, que como sociedad debemos estar preparados para arrimar el hombro y ser solidarios. Nuestras instituciones también deben tomar medidas y concienciar. El presidente del Parlamento foral, Unai Hualde, y el rector de la Universidad Pública de Navarra, Ramón Gonzalo, presentaron este martes el convenio que, para evaluar el cumplimiento del Pacto Navarro contra la pobreza y la desigualdad 2021-2030, han acordado ambas instituciones junto a la Plataforma de Entidades Sociales (PES).

En dicho Convenio la UPNA se implica en la elaboración y puesta a disposición del Legislativo de una propuesta metodológica que facilite la evaluación de los objetivos y acciones contenidas en dicho Pacto, para su análisis y utilización por parte de los grupos parlamentarios, a través de las funciones atribuidas a la Cámara.

El Pacto Navarro contra la Pobreza y la Desigualdad 2021-2030, rubricado el 20 de febrero de 2021, recoge una guía de objetivos y acciones para la implementación, por parte del Gobierno de Navarra, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Desde la Plataforma de Entidades Sociales señalaron la importancia de evaluar el nivel de ejecución de dicho Pacto, “en un momento en el que la crisis adquiere mayor relevancia”. “Tenemos una pobreza cada vez más cronificada y nadie merece quedar atrás. El compromiso del Parlamento con la Agenda 2030 es una meta compartida por toda la sociedad navarra”, indicaron desde la PES. Para abordar más en profundidad la temática, es interesante apuntar que el 28 de octubre se va a celebrar un Pleno monográfico al respecto en sede parlamentaria.

Disponer de herramientas y de indicadores para medir el grado de pobreza y exclusión en nuestra sociedad y buscar soluciones es importante. También lo es concienciar a las futuras generaciones en el respeto a todas las personas. Debemos desenmascarar las actitudes hipócritas en nuestra sociedad: no rechazamos a una persona de fuera si viene como turista a un hotel de cinco estrellas o a un cantante extranjero famoso, tendemos a rechazar al extranjero pobre, al más débil.

Además, hoy por desgracia hay incluso partidos políticos que encuentran un caladero de votos en su rechazo a estas personas o en el rechazo a las personas refugiadas que huyen de las guerras y el hambre. Por ejemplo, Vox sólo ve “paguitas” si son para pobres y exige más controles para la Renta Garantizada o el Ingreso Mínimo Vital. Vox les pone el foco y les estigmatiza doblemente.

La ultraderecha alimenta los discursos de odio, odio a todo; da igual a las personas pobres, que al colectivo LGTBI, que a los partidos abertzales… son expertos en sembrar intolerancia. En los territorios forales, por suerte, gozan de una muy escasa representación institucional.

Por todo ello, como decía antes, debemos poner desde las instituciones los recursos para frenar los ataques de odio y la aversión a estas personas. Desde los ayuntamientos más pequeños hasta el Parlamento.

Desde las instituciones debemos fomentar una educación solidaria e inclusiva que transmita valores de respeto a todas las personas y a su dignidad humana. Según Adela Cortina (autora del neologismo de aporofobia), “se trata de un problema que debe ser abordado a nivel institucional, pues únicamente desde ahí se podrá acabar con las desigualdades sociales”.

Ante la intolerancia, la educación es un elemento fundamental para reeducar a toda la sociedad en valores más humanos y reconciliadores, alejados del odio de nuestro tiempo. Mañana 17 de octubre, Día Mundial para la Erradicación de la Pobreza, tenemos que reflexionar como sociedad, tenemos que intentar recuperar los principios democráticos y humanistas sin dejar a nadie atrás.

El autor es burukide de EAJ-PNV Nafarroa y concejal de Geroa Bai en Zizur Mayor