Vivimos tiempos donde se pone en el centro del debate mucho más aquello que nos separa que todo aquello que nos une, y por tanto nos centramos más en profundizar en lo que nos aleja en lugar de poner en valor y desarrollar los principios y metas que compartimos.

Comprender que buscar los puntos en común, de acuerdo, de unión, etcétera es bueno, no creo que se le escape a nadie, igual que el hecho de que todos somos diferentes, pero es innegable también que en ocasiones partimos sin duda de una nula empatía, y diría incluso, falta de voluntad de dialogar, negociar y acordar con el diferente. Por suerte, también existen excepciones.

En este marco general, Navarra en su particularidad, siempre se ha dicho, es tierra de diversidad. En todos sus aspectos. Y sin duda la clave para una comunidad cohesionada es saber, entender, permitir y convivir con esa diversidad. Una diversidad unida por el sentimiento de pertenencia a la tierra, a una familia, a un equipo, a unas siglas, a una asociación, a una empresa…en definitiva, a una comunidad.

En los últimos años, y en todas esas comunidades, los conceptos transición energética y ecológica a la par de crisis climática y energética, están presentes en cualquier conversación diaria y de cualquier ámbito. El interés común por sobreguardar nuestro planeta, que muestra claros síntomas de agotamiento, y el hacerlo al menor coste económico y social sin duda nos alinea en la teoría, siendo necesario llevarlo también a la práctica.

Y en este sentido y contexto nacen las comunidades energéticas, o al menos comienzan a tomar fuerza en nuestro entorno más cercano, pues se conocen casos en algunos países europeos. Y es que hasta hace unos pocos meses, la legislación no ayudaba a su puesta en marcha operativa y práctica, pero las diferentes modificaciones en su regulación, el empuje de las instituciones competentes y el desarrollo de diferentes modelos por parte de parters tecnológicos y jurídicos, ha hecho revertir la situación en unos meses para aquí.

Habiendo diferentes fórmulas, como digo, quiero poner en especial énfasis la Comunidad Energética toda Navarra como ejemplo de generación de comunidad, y que viene a dar respuesta en tiempo y forma a una inquietud compartida por gran parte de la sociedad y que lo hace desde la necesaria colaboración público-privada. Promovido por Cámara de Comercio de Navarra y con la colaboración de Gobierno de Navarra, Cener, Edinor, Federación Navarra de Municipios y Concejos y muchos ayuntamientos y concejos de Navarra, se ha constituido recientemente una comunidad energética que, a través de la utilización de las cubiertas municipales para la instalación de placas fotovoltaicas, y con la obtención de una importante subvención del IDAE por la alta valoración del proyecto, que cubre el 60% de la inversión y gastos de las instalaciones por valor total en torno a los 4,5 millones de euros, generará energía verde en 28 municipios para su autoconsumo compartido por todos aquellos hogares y pequeños comercios que se quieran unir a esta comunidad de comunidades, teniendo además del beneficio medioambiental y social, un importante ahorro económico en la factura de la luz por la generación de energía y de la negociación compartida y de volumen que suponen más de 5.000 hogares y comercios minoristas. Y todo ello sin inversión de los vecinos y vecinas.

En Lekunberri, que desde hace muchos años se viene trabajando en la sostenibilidad en todos sus ejes con proyectos y desarrollos pioneros, no dudamos en unirnos a este proyecto de comunidad energética desde el primer momento, del que también debemos sentirnos orgullosos como navarros por haber sido pioneros en esta fórmula que viene a replicarse también con esa impronta navarra en otras comunidades autónomas.

Y sin tiempo casi para digerir este nuevo proyecto, pero pensando también en el conjunto general, las características y claves del desarrollo de nuestro municipio, y en el marco del Plan Estratégico Lekunberri ON, vimos la posibilidad de poder desarrollar un proyecto similar en el ámbito industrial, que además de acompañar a las empresas en este reto energético, las uniera en un mismo objetivo a día de hoy clave para su competitividad, y por tanto también para el bienestar del conjunto de sus trabajadores, vecinos y vecinas de Lekunberri, y también de municipios colindantes. Así pues, y pensando también en el desarrollo de un polígono industrial más sostenible, nuestro grupo municipal, Lekunberriko Taldea, solicitó al grupo parlamentario de Geroa Bai la inclusión de una partida de 145.000€ como enmienda a los Presupuestos Generales de Navarra para 2023, y que fue aprobada recientemente en su debate parlamentario. Esta enmienda incluye la asistencia técnica del Programa Lekunberri ON, del que tantas actividades conjuntas e interesantes han nacido en este último año para empresas y trabajadores, y el desarrollo del Polígono Industrial de Albisualdea en Lekunberri hacia un polígono sostenible con la creación, entre otros, de una comunidad energética industrial.

Sin duda, esta comunidad ya venía gestándose con el programa Lekunberri ON que ha permitido la creación de un foro constante de encuentro y debate entre diferentes agentes socioeconómicos, y la puesta en común de ideas y preocupaciones de toda la comunidad participante. Pero, desde luego, la comunidad energética industrial supone un gran paso adelante en la unidad de acción, y un importante germen hacia más proyectos comunitarios a futuro.

Una visión global para detectar las oportunidades de desarrollo y beneficio colectivo y de comunidad, deben primar sobre lo singular o particular, pues de la unión, de lo colectivo, se consigue también lo particular. Y es que ya lo decía el emperador romano y referencia del estoicismo, Marco Aurelio: “Lo que es bueno para la colmena, es bueno para la abeja”.

El autor es alcalde de Lekunberri y miembro de la Ejecutiva de GEROA SV