El próximo lunes 3 de abril, casi 11.000 docentes de la educación pública de Navarra estamos llamados a la huelga. No es ninguna pataleta de cinco organizaciones sindicales, que representamos a un amplio espectro de docentes. Es, sencillamente, la canalización del hartazgo acumulado durante esta legislatura. Se podría decir que, al menos, el anterior gobierno mostró más disposición para negociar y llegar a acuerdos que el que ahora concluye su mandato. En este momento planteamos cuatro demandas muy concretas.

Reducción de ratios. Llevamos casi toda la presente legislatura incidiendo en este tema. Todas y cada una de las organizaciones sindicales presentes en la Mesa Sectorial -foro en el que se negocian mayoritariamente nuestras condiciones laborales- reclamamos un menor número de alumnos y de alumnas en las aulas, llegando incluso a formarse una Comisión Parlamentaria que abordó esta cuestión. En muchos centros, además, no se están cumpliendo las ratios señaladas actualmente por lo que es necesaria una revisión, seguimiento y, por supuesto, una mejora a la baja. Proponemos una disminución lineal de ratios a 20 alumnos en las etapas de Educación Infantil y Primaria, 23 en ESO, 25 en Bachillerato y 15 en FP. Es lo que desde las aulas nos demanda el profesorado.

El lunes 3 de abril, casi 11.000 docentes de la educación pública de Navarra estamos llamados a la huelga

Desde la sensatez y la responsabilidad, las organizaciones sindicales somos conscientes de que no es posible abordar todas estas cifras en el próximo curso y estamos dispuestas a negociar un calendario de implantación.

Este es un aspecto que, además de incidir en el profesorado -dado que contribuye a mantener la plantilla de los centros- mejora notable y sustancialmente la atención al alumnado ya que permite una atención más individualizada a partir de las necesidades específicas de cada estudiante. Es importante subrayar este aspecto. De la misma manera que se pide una bajada la ratio de pacientes respecto de los y las facultativos médicos -algo obvio y asumido por todos los usuarios del sistema público de salud- debemos trasladar la necesidad de menos alumnado por clase para mejorar la educación.

Estabilización de plantillas. Otro elemento casi igual de importante que el anterior es la estabilización de las plantillas. ¿Acaso no es verdad que todo el mundo asume que no se puede estar cambiando de sanitarios en un centro de salud ya que son la referencia para cada paciente? Nos acostumbramos a un o una facultativa, que conoce nuestro historial, nuestra situación, y así se crea una relación médico/a paciente. Pero si cada año nos lo cambian, forzosamente repercute de manera negativa en el sistema de salud, en nuestra propia salud. Si trasladamos esta circunstancia a la Educación, supone el mismo problema para el funcionamiento de los centros y para la atención personalizada del alumnado. Por ello hay que recordarle a este gobierno que, si de verdad quiere apostar por la educación pública, ha de existir un compromiso real por estabilizar al profesorado. La estabilidad de los y las profesionales repercute claramente en la calidad. La propia Unión Europea exige una reducción de la interinidad al 8%. La que actualmente se da en la educación pública de Navarra se sitúa en torno al 35%. Los datos son claros.

Sobrecarga de trabajo. Es un hecho que todos y todas las docentes vamos incorporando más y más quehaceres a nuestra labor cotidiana. Exigimos una solución ya que el trabajo añadido impide que podamos proporcionar una correcta atención a nuestro alumnado. Tenemos el pequeño vicio de que nos gusta nuestro trabajo: dar clase, estar con nuestros alumnos y alumnas, guiar su formación.

Las cinco organizaciones sindicales que suscribimos este texto, entendemos que es de justicia reconocer al profesorado todos los recortes retributivos que ha sufrido.

Desgraciadamente, son muchas las labores que nos lo ponen difícil. No dudamos de que muchas de ellas pueden tener valor y beneficio pedagógico. Sin embargo, la acumulación de quehaceres acaba por aturdir y desconcertar al profesorado. Este tipo de tareas consisten en múltiples planes y proyectos, autoevaluaciones, evaluaciones diagnósticas, cumplimentación de formularios relativos a programas en los que están inscritos los centros, cursos obligatorios de formación -en muchos casos ajena a las necesidades reales del profesorado-, utilización de metodologías participativas y colaborativas, gestión del correo electrónico, empleo de las TICs y manejo de sus numerosas aplicaciones didácticas, elaboración de decenas de rúbricas de dudosa utilidad e incluso realización de tareas ajenas a la función docente: labores sociosanitarias, vigilancia de espacios (incluidas guardias de pasillos y de baños en algunos centros), acompañamiento a salidas de larga duración fuera del centro educativo... Los trabajos se multiplican y el profesorado se pregunta a dónde van a parar todos los formularios, informes, requisitos y trabajos para formaciones y autoevaluaciones que se nos piden. ¿Acaban en un cajón? ¿En un archivo digital? ¿Hay realmente alguien detrás valorándolos para actuar según los resultados de esos formularios y de ese papeleo? Es una duda razonable que influye en el ánimo de los y las profesionales que deben afrontar toda esa sobrecarga adicional al esfuerzo que ya de por sí implica dar la clase: preparar, corregir, coordinarse con los demás docentes, hablar con las familias, evaluar al alumnado, escucharlo, guiarlo… Faltan horas de coordinación en la jornada escolar de nuestros y nuestras docentes. O tal vez sobran labores superfluas. Y esto tiene una sencilla solución: reducir la multiplicación de tareas para garantizar una mejor atención individualizada. Llegamos a la misma conclusión: mejor calidad y mejor servicio.

Recuperación del poder adquisitivo. Sin duda, querer dignificar un servicio público, ha de pasar por mejorar las condiciones laborales de quienes lo prestan. Desde el recorte del año 2010 del gobierno de Zapatero y la posterior congelación salarial de varios años, no ha habido compensación por esa pérdida. A partir de 2018 empezó una tímida recuperación con subidas algo superiores al IPC, pero no ha compensado en absoluto el poder adquisitivo perdido. Esta es otra cuestión importante en nuestras reivindicaciones y queremos abordarla directamente con el Gobierno de Navarra. Es hora de que ejerza sus competencias para incluir un complemento docente que pueda paliar la pérdida de poder adquisitivo que llevamos arrastrando desde hace 13 años. Las cinco organizaciones sindicales que suscribimos este texto, entendemos que es de justicia reconocer al profesorado todos los recortes retributivos que ha sufrido. Y ese reconocimiento debe ser a través de una compensación económica, por ejemplo, a la formación permanente, tal como la tienen el resto de CCAA a excepción de dos, siendo una de ellas Navarra. En esas comunidades autónomas, los y las docentes perciben un Complemento de Formación Permanente.

Por todas estas razones, animamos al conjunto del profesorado a que reflexione y a que participe el lunes 3 de abril en la jornada de huelga y en las concentraciones y posterior manifestación (18h) que están programadas tanto en Pamplona - Iruña como en diferentes comarcas de Navarra. Por supuesto, hacemos extensiva la invitación a toda la ciudadanía.

*La autora es secretaria general de la Federación de Enseñanza de CCOO de Navarra