En otoño (11-10-22), escribimos (Incendios forestales ¿ahora qué?) hablando de que era el momento de prepararnos para el año siguiente y pidiendo una visión holística e integradora de todos los afectados y de aquellos que tienen algo que decir en conservación del medio ambiente.

Cuando desde la Consejería de Desarrollo Rural y Medio Ambiente se convocó la participación pública para el proyecto de modificación de la OF 222/2016, de 16 de junio sobre la regulación del uso del fuego en suelo no urbanizable para la prevención de incendios forestales, a pesar de que el margen temporal era muy corto, desde el Colegio Oficial de Biólogos presentamos seis alegaciones, aparte de una serie de consideraciones generales, preparadas a partir del trabajo de grupo de colegiados que se ofrecieron a trabajar gratuita y desinteresadamente, con la especial motivación de hacer lo posible para evitar o minimizar el riesgo de incendios y su desastroso impacto que todos recordamos del verano pasado.

Cuando hemos visto publicada la nueva OF 118E/2023, de 17 de mayo, nos encontramos con que nuestras aportaciones, siendo muchas de ellas muy sencillas de contemplar, han sido en su mayoría rechazadas. Por lo menos, desde el Dpto. de Medio Ambiente nos han contestado y agradecemos su respuesta.

De todas maneras, seguiremos insistiendo, pues no podemos permitirnos otro negro verano como el del año pasado.

También esperamos que, con la polémica sobre la regulación de las vías de escalada, surgida a raíz de que el Gobierno quiere que se desequipen varias zonas de escalada porque están en zonas donde nidifican aves en peligro de extinción y en conservación, el potente lobby montañero de la Federación Navarra de Deportes de Montaña (14.000 licencias) y la asociación de escaladores DENA no imponga su visión “no somos delincuentes, somos deportistas”. Porque el deporte nunca debe estar reñido con la protección y conservación del medio ambiente. Aunque es un signo de los tiempos el “relativismo” que defiende que la individualidad incondicional y que lo importante es sentirse bien con uno mismo, haciendo lo que apetece.

Estas son pequeñas escaramuzas, aunque importantes en la defensa y conservación de nuestro entorno y por ende de nuestro planeta, única alternativa para también nuestra supervivencia como especie. Sin embargo, para ello hace falta que las personas formadas y capacitadas accedan a los puestos de gestión y técnicos y no sean “extinguidas”.

Y es que esta semana, para el asombro del colectivo de biólogos, hemos visto cómo desde el BON (Boletín Oficial de Navarra) se eliminaba una plaza de biólogo en la sección de Caza del Departamento de Medio Ambiente y todavía no sabemos públicamente qué perfil la sustituirá y con qué fines. El tiempo lo dirá, pero nos tememos que sea una con perfil de Ingeniero de Montes, para presuntamente realizar la misma función. Nos preguntamos: ¿quién ha podido llegar a pensar que para gestionar algo que conlleva parámetros biológicos, reproducción, adecuación al hábitat, pirámides demográficas, genética, etc, es conveniente eliminar el perfil de biólogo y sustituirlo por otra titulación?

Esto, ahora, puede explicar a muchos por qué la gestión de la caza va como va. Aunque lo que más nos preocupa es si algo similar está pasando en el resto del Dpto. de Medio Ambiente, especialmente en materia de conservación del rico Patrimonio Ambiental que ha dado a Navarra su personalidad y biodiversidad, de la que tanto presumimos. Basta mirar la plantilla de la Dirección General de Medio Ambiente para ver que, de 331 personas que la conforman, únicamente 11 tienen el perfil profesional de biólogo, y de ellas, solo 8 son plazas fijas. Y es que estamos hablando de que es la unidad en el Gobierno de Navarra encargada de la biodiversidad, impacto ambiental, caza, espacios y especies, conservación del medio fluvial, espacios protegidos… Para esto ¿sólo 11 biólogos?

Solicitamos al próximo responsable del Dpto. de Medio Ambiente que salga tras estas elecciones, sea el que sea, que analice el índice de endogamia que hay en algunos departamentos y secciones y ponga en cada área a profesionales formados específicamente para llevarla a cabo. Estamos convencidos de que el resultado va a ser mucho mejor que el que hemos visto en estos últimos años.

Hay un viejo refrán que dice zapatero a tus zapatos. Y ahora que estamos en vísperas sanfermineras, recordar el mensaje megafónico de la plaza de toros para que los “patas” no molesten y provoquen incidentes que todos tengan que lamentar: “Por favor, dejen trabajar a los dobladores”.

En materia de medio ambiente los dobladores autorizados somos los biólogos y ambientalistas. El resto, mejor que se aparte al burladero y al tendido y no interfieran. Las consecuencias pueden ser nefastas y sólo tenemos un plan A y sin apenas margen para errar.

*El autor es vicedecano del Colegio Oficial de Biólogos