La reciente noticia sobre la solicitud de retirada del Monumento a la Familia está suscitando una verdadera polémica que no provocaba la escultura. Está claro que la política está detrás de cada decisión social y eso es algo constructivo. Lo que resulta nocivo es el ataque a una obra de arte instalada legal y democráticamente en un espacio público. La crítica artística es buena, pero no es lo mismo que la censura.

Cuando el trasfondo político no es contra la obra sino contra quién la promovió o quién gestiona la cultura se pasa por alto que también se arremete contra la artista, o más bien, se pasa por encima de ella.

La aplicación de la Ordenanza de Igualdad no debería trascender de lo institucional a lo personal. De hecho, la ordenanza está diseñada para aplicarse en instituciones públicas, instituciones privadas que estén en relación con el Ayuntamiento y, especialmente, en cuanto a las personas que las integran, no a los objetos, ni mucho menos a las obras de arte que componen el patrimonio artístico y cultural.

Más bien sería un paso atrás respecto al Artículo 51.2 que dice que “El Ayuntamiento de Pamplona revisará la política cultural local desde un prisma de género y adoptará las medidas oportunas para subsanar progresivamente los posibles déficits detectados en relación a la participación de las mujeres en la esfera cultural (tanto en lo relativo a la creación, la exhibición o difusión, como al consumo)”. Además, que se habla en futuro y no de efecto retroactivo. Pues bien, Henriette Boutens es artista, mujer y migrante, y precisamente ha dedicado la mayoría de sus obras a la mujer. Una persona que ha dedicado su carrera a la educación y al arte con profunda vocación.

Como ocurrió hace unos meses con la revisión social de películas de otros tiempos, parece que hay personas que no quieren ver las obras en su contexto. Está claro que los tiempos cambian y todo se puede cuestionar. Quizás se llegue a hacer una consulta popular sobre la retirada de esta escultura. Quizás la conclusión más concorde será entonces no poner nada y dejar que el cemento dibuje una ciudad gris.

En cualquier caso, si se trata de fomentar un avance social hacia la igualdad, atacar precisamente a una escultora quizás no sea la mejor opción. Si les parece que la preeminencia de obras que realzan figuras masculinas es preponderante en nuestra ciudad, hagan balance de la proporción de esculturas llevadas a cabo por artistas mujeres. Les adelanto que es todavía mucho menor la huella de escultoras.

Cualquiera que observe esta obra puede hacer el ejercicio de ponerse en el lugar del autor e imaginar si la figura masculina podría haberse puesto en otra posición, postura, tamaño… pero por muchas vueltas que le demos es la artista quien decide en un momento de su vida cómo reflejar un tema por encargo, según su inspiración, su momento vital. La artista no decide con una ordenanza en la mano (ordenanza que no existía en 2002), pero con la ordenanza en la mano tampoco cambian los límites del arte. Es más, un artista puede buscar expresamente la polémica y la provocación, puede recurrir a lo figurativo o a lo abstracto. Cuanto más abstracto, más libre la interpretación, ¿más libre de críticas? Sea como fuere, la preocupación de esta escultora es cómo será observada su obra y ahora vive este ataque con preocupación y angustia, pues se trata de una artista que siempre ha buscado la belleza plástica y no la polémica.

Este jueves en una concentración en contra de la matanza de Gaza un transeúnte nos ha increpado al escaso número de participantes diciendo “a los israelitas también los matan”. Le habría respondido a esta persona que nos ha increpado: haga usted su propia manifestación y no se moleste por la nuestra, ambos estamos pensando en las víctimas. En ese caso no he intervenido pero, a quien ha promovido este ataque a una obra de arte le respondería algo similar: haga usted su propia escultura de la familia, con sus criterios artísticos, promuévala y, si gusta, ya se la expondrán. Hay un jardín inmenso en ese mismo lugar para llenarlo de pluralidad, de preciosas esculturas y diversas.