Retrocedemos casi trece años –trece años, sí– para leer parte del segundo punto del acta de la sesión ordinaria del Pleno del Ayuntamiento de Villava celebrada el día 29 de septiembre de 2011. Textualmente:

“Toma de conocimiento de la aprobación definitiva de la ordenanza reguladora del uso y fomento del euskera en el ámbito del municipio de Villava.

Toma la palabra el señor alcalde para glosar la Ordenanza que ya está aprobada definitivamente al no haberse presentado alegaciones en el período de exposición pública.

El señor Larraia manifiesta en euskera su alegría, señalando que ya es hora de que el euskera tenga presencia adecuada en la Administración.

Por su parte, el señor Gurbindo indica en euskera su satisfacción para que esta ordenanza aprobada en la anterior legislatura inicialmente haya completado su recorrido, ya que es un paso adelante.

El señor Oteiza en euskera indica su satisfacción por la aprobación de esta ordenanza.

Y no deseando nadie más intervenir, de orden de la presidencia, el señor secretario da lectura al artículo 325 de la Ley Foral de Administración Local, indicando que en virtud del mismo la ordenanza ha quedado aprobada y se va a proceder a su publicación íntegra en el Boletín Oficial de Navarra”.

Voces, varias voces de diferentes grupos políticos, en favor de una ordenanza que se había estado trabajando durante los meses precedentes.

Y tal como señalaba el secretario del Ayuntamiento, unos días más tarde, sería publicada en el Boletín Oficial con la firma del entonces alcalde, el señor Gastearena, de EH Bildu.

Trece años, decía, han pasado; trece años para leer esa acta exclusivamente en castellano, pese a haber entrado a la página web del ayuntamiento a través de su sección en euskera. Porque ¡trece años más tarde! de la aprobación de dicha Ordenanza es realmente triste, es realmente deprimente navegar por esa página web a pesar de elegir el euskera como lengua vehicular para ese buceo. Y ello, incumpliendo flagrantemente lo reseñado en su artículo 37 que apunta que: “El Ayuntamiento utilizará el euskera y el castellano cuando se dirijan a la ciudadanía en general”. Incumpliendo flagrantemente, en especial, lo apuntado en sus letras f): “Los documentos y modelos que el Ayuntamiento pone a disposición de la ciudadanía en orden a informar sobre los diferentes procedimientos administrativos”; y g) “Los correos electrónicos, SMSs, páginas WEB, Blogs y similares”.

¿En euskera? Tan sólo los titulares de los distintos apartados y secciones y poco más. Trece años después, prácticamente nada; ni actas, ni regulaciones, ni normativas varias, ni ordenanzas… ni siquiera algunas de las que están tomadas literalmente del Boletín Oficial de Navarra, donde se publican de manera bilingüe. Y ya el colmo –sería de chiste de Lepe, si no fuera una cuestión tan seria– es que la propia Ordenanza del Euskera no esté en esa lengua.

Incumpliendo flagrantemente el artículo 61 que señala que “El Ayuntamiento de Villava-Atarrabia realizará periódicamente un estudio para conocer el porcentaje de población vasco hablante, con el fin de disponer de un mejor conocimiento de la situación sociolingüística del municipio, y realizar mejor las campañas específicas para ellos”.

¿Periódicamente? ¿Cuándo fue el primero? ¿Cuándo el último? Salvo que no haya habido ni un primero ni un último…

Incumpliendo flagrantemente el artículo 63 que recoge que “Se constituirá un Consejo Municipal de Euskera con funciones de asesoramiento en todo lo relativo a la política municipal de euskera, y especialmente en lo relativo a esta ordenanza. Su actividad se realizará en euskera”. Evidentemente ese Consejo, trece años después, sigue sin constituirse, y, claro, no asesora en lo relativo a la política municipal del euskera ni tampoco en lo relativo a la propia Ordenanza.

Incumpliendo flagrantemente el punto que dice que: “El Servicio de Euskera realizará una memoria anual del nivel de cumplimiento de la presente ordenanza”. ¿Memoria anual? ¿Diga? ¡ni anual, ni bianual, ni trianual, ni “treceanual”!

No voy a continuar desgranando el articulado de la Ordenanza, porque, como se dice popularmente, para muestra un botón. Y en este caso tenemos toda una mercería.

En fin… como se suele decir, el papel lo aguanta todo, pero el hacerlo realidad es otro cantar.

Coinciden esos trece años con el tiempo que lleva Bildu gobernando Villava-Atarrabia. Ostentando la alcaldía, y, por supuesto, la presidencia de la Comisión de Euskera. Son ellos, por tanto, los responsables de esos incumplimientos flagrantes.

Una situación denunciable. Y así lo hicimos desde Atarrabia-Geroa Bai en el Pleno del pasado 30 de enero mediante una moción por la que pedíamos algo tan sencillo como que “el Ayuntamiento de Villava-Atarrabia cumplirá íntegramente, a la mayor brevedad posible, la Ordenanza del Euskera”.

Esperemos que este año, como lo ha sido habitualmente, la Korrika –aprovecho para animar a participar en la misma– sea muy exitosa a su paso por nuestra localidad. Está muy bien el salir a correr alegremente al paso de su música, de su animación, pero, además de ello, los responsables de nuestro ayuntamiento –del fomento y desarrollo del euskera– debieran correr, con la máxima diligencia, para cumplir con la Ordenanza de la que nos dotamos hace trece años.

¡Que no pasen otros trece! El euskera no se lo puede permitir.

El autor es portavoz de Atarrabia-Geroa Bai en el Ayuntamiento de Villava-Atarrabia