Recientemente, casi todos los colegios navarros se han sometido a un proceso de votación sobre la jornada escolar que tendrán los próximos 4 años. A pesar de la imposición de la jornada partida a todos los colegios, tuvieran la jornada que tuvieran, y de establecer un injusto sistema de mayorías por el que hacían falta 3/5 votos favorables del censo, no de los votantes (no votar o blancos iban al no), la respuesta de las familias navarras ha sido abrumadora:

- La jornada continua se ha conseguido en 137 centros, llegando a los 3/5 síes.

- En otros 17 centros, se ha obtenido mayoría, pero no se ha llegado a los 3/5, por lo

tanto, no se puede dar el cambio, en algunos casos por 1 o dos votos.

- En 2 centros se ha obtenido jornada flexible.

- Sólo en 2 centros se han obtenido más votos para la partida, no llegando en ninguno de los casos a los 3/5.

Los datos no engañan, el 97% de las familias navarras prefieren jornada continua, frente a la partida o flexible.

Más allá de los datos, que son, más que claros, me gustaría hacer una reflexión, haciendo

referencia a un artículo que recientemente leí de un exprofesor de filosofía (aunque creo que nunca se puede ser exprofesor de esta materia), llamado Iñaki Iraola, que indicaba lo siguiente: “… Parece que hay un empeño en imponer a la realidad (profesores, transportistas, agricultores, ganaderos…) lo que deben pensar, pero la realidad es muy terca, si no la conocemos y andamos de su mano nos hacemos daño… ¿Por qué no hablan nuestros políticos con los profesores sobre educación? Quizás porque no quieran conocer una realidad contraria a las ideologías que se quieren implantar…”.

Señor Gimeno, ¿se ha enterado de lo que ha pasado últimamente en el mundo real? ¿Ha tomado notas? ¿Ha aprendido algo de este proceso? ¿Va a escuchar a las familias a las que representa? De verdad que espero que sí, y aflore esa valentía política que se ha visto en otras comunidades, estableciendo la jornada continua como única. Más preocupante aún que la terquedad o tal vez la simple imposibilidad de la clase política, me parece la cantidad de votos pro partida que se han obtenido, que, aunque son casi insignificantes a nivel de comunidad, han provocado que unos pocos colegios no puedan pasar a una jornada continua en la que, seamos claros, sí que cabemos todos.

Lo que realmente sigo sin entender es el porqué de la votación pro partida. Qué motivos llevan a una familia a no elegir una jornada continua en la que la hora de salida del cole puede ser la misma que en la partida, por lo tanto, descartamos motivos de conciliación, las extraescolares son gratuitas y gestionadas por profesionales del sector, a las que accede todo tipo de familias (con o sin recursos), evitando absentismo por las tardes de alumnos de familias desfavorecidas y con necesidades especiales, por lo tanto, descartamos motivos sociales, una jornada en la que hay menos masificación en el comedor, mejorando el servicio, reduciendo el estrés y los conflictos del patio, con lo que descartamos preocupaciones varias por la alimentación y condiciones del comedor.

La única explicación que se me ocurre me lleva a recordar protestas contra el matrimonio entre personas del mismo sexo, o contra la ley de la interrupción del embarazo, y es que, señoras y señores, el que ustedes no vayan a utilizar un derecho no es motivo para que se lo nieguen a los demás.

Me resulta muy triste que, en mi propio entorno, haya familias (aunque sean minoría), que hayan dado su voto a no poder elegir, votando para impedir que las familias que sí podemos y queremos estar dos horas más al día con nuestros hijos durante el curso escolar, lo podamos hacer, porque seamos sinceros, ellos podrían seguir con las mismas rutinas.

Y son 290 horas cada curso escolar las que me roban de estar con mis hijos, de momento los próximos 4 años. Espero ver a estos abanderados de las causas sociales y de los biorritmos haciendo labores para la comunidad, demostrando su gran implicación con los desfavorecidos, y dando de desayunar huevos con bacon a las 6.00 de la mañana a sus hijos, siguiendo las conductas gastronómicas europeas que tanto defienden.

Plataforma de Familias por la Jornada Continua