Nos gustaría compartir con la sociedad navarra la situación límite que llevamos sufriendo los COAs de Navarra desde hace tiempo, en concreto hablaremos del Centro de Observación y Acogida de Etxegaray, un recurso vital para menores que provienen de situaciones de desprotección, riesgo social, negligencia en el rol parental, abandono y/o malos tratos entre otros. Hemos estado y continuamos batallando con una serie de desafíos que están poniendo en riesgo el bienestar de los niños y niñas que atendemos y confían en nosotras.

Nos enfrentamos a una sobreocupación crónica y cíclica. Aunque nuestro centro está habilitado para 12 plazas, con posibilidad de extenderse a un ratio de 15, hemos estado atendiendo a una media de más de 15 menores en los últimos años, y en la actualidad tenemos hasta 19 menores dados de alta. Esta situación compromete nuestra capacidad para ofrecer la atención individualizada que cada menor necesita.

El perfil de los menores que ingresan en nuestro centro es otra de las situaciones alarmantes que sufrimos. Nuestro centro está especializado en atender a menores en situación de desprotección, siendo habitual que perfiles de reajuste con plaza en otros centros de menores ingresen de manera regular. Esto hace que más del 55% de los menores que llegan a nuestro recurso hayan pasado por otros recursos similares y, al no lograr sostenerse en sus respectivos centros, los deriven al nuestro en reiteradas ocasiones, fomentando así que la inestabilidad se agrave y nuestros menores de protección vivencien situaciones de alto riesgo.

Al margen de lo anteriormente señalado, cuando un menor de otro recurso tiene antecedentes, el protocolo a seguir es la derivación directa a nuestro centro, confluyendo de esta manera perfiles tan dispares como: menores de reajuste, menores con delitos y menores en situación de desprotección. Esta convivencia entre perfiles tan dispares es el motivo de muchas de las situaciones de violencia, agresiones y motines que se han generado, afectando tanto a la seguridad como al bienestar emocional, físico y psicológico de los miembros del recurso, menores y trabajadores.

Otro desafío importante es la llegada y por consiguiente la gestión de menores provenientes de otras comunidades autónomas. Entendemos la urgencia y la necesidad de acogerlos, pero los trámites burocráticos para la vuelta a sus lugares de origen son largos y costosos, prolongando su estancia en nuestro recurso, aumentando la ratio y limitando la intervención con los menores residentes de Navarra.

En resumen, vivimos una constante sobreocupación con menores propios de otro tipo de recursos o que en su caso Gobierno de Navarra debiera crear para la atención de nuevos perfiles y diversificar la intervención. A los/as menores que vienen de una situación de desprotección, no tenemos la posibilidad de ofrecerles un entorno seguro ni protector, poniendo a dichos menores en situaciones de desprotección, por momentos incluso más graves que aquellas por las que se encuentran en nuestro centro, al no disponer de los recursos necesarios. El hecho de seguir agrupando en los mismos recursos perfiles tan diferentes hace que pongamos en riesgo su integridad y seguridad, fomentando que estas situaciones continúen sin que Gobierno de Navarra busque soluciones, creando nuevos recursos y diversificando perfiles.

Si no damos la voz de alarma ante lo que está sucediendo seguiremos de la misma manera poniendo en riesgo la integridad de menores y trabajadoras.

*Equipo COA