Begoña Alfaro nunca se ha sentido cómoda en Podemos. Procedente de Izquierda Unida, aterrizó en Podemos Navarra aparentemente sin tener una relación previa con el partido. A pesar de lo cual, lo nunca visto, consiguió una apabullante victoria en las primarias. Nunca un o una paracaidista consiguió tal hazaña. Sin embargo, su interés por el partido no era tanto como para quedarse en él si no ganaba la elección, pues amenazó con irse si no llegaba a ser secretaria general. Pero lo consiguió.

Y con ella se eligieron sus documentos organizativos. Los cuales mostraban cierta desconfianza hacia sus futuros correligionarios, ya que el núcleo decisor se redujo considerablemente, así como las posibilidades de participación de la militancia. Debió de pensar que a una gente tan crítica mejor no darle muchas oportunidades de opinar. Y si eso les hacía abandonar el partido, más facilidad tendría aún para pilotar una nave de gentes belicosas.

El único problema de la estrategia es que resulta que sin gente tampoco hay barco. De ahí los ridículos resultados de la coalición, anunciada a bombo y platillo y que se llevó todos los esfuerzos de la directiva en sus dos primeros años: Contigo Zurekin sólo alcanzó los tres parlamentarios forales con los que contaba Izquierda Ezkerra antes de la llegada de Podemos.

Habría quien se podía haber desanimado ante estos resultados, quién hubiera pensado incluso en dimitir ante el desastre. Pero lejos de ello, nuestra protagonista los dio por buenos y obtuvo a cambio una consejería en el Gobierno de Navarra con vicepresidencia incluida.

Sin embargo, cada vez más, se veía que no estaba a gusto en su partido. Pareciera que le tiraba más el partido de Yolanda, acudía a sus visitas a Navarra (¿también las organizaba?) mientras que no conseguía hacer hueco para recibir a los miembros de su partido. Se posicionaba junto a Yolanda en algunas polémicas, le daba lecciones a quienes llevaban diez años tirando del carro podemita y, últimamente ni siquiera hacía campaña por su partido. ¡Es más, parece ser que ni siquiera lo votó en las últimas elecciones!

Sin embargo, la tan cacareada unidad Navarra de Contigo Zurekin, el ejemplo que todos deberían seguir, sólo cosechó 19.539 votos en las autonómicas. Mientras que Idoia Villanueva, la candidata podemita de Sumar para las elecciones generales, que apenas contó con el apoyo de Begoña, se quedó cerca del escaño con 43.564 votos.

La cuestión es que, llegados a esta situación y ante tu manifiesta incomodidad con tu propio partido, yo te pido, Begoña, devuélvenos Podemos Navarra y quédate con todo lo demás. Con tu consejería, tu vicepresidencia, tu presencia amable en un gobierno al que nunca críticas (Yolanda, sin ser rupturista, no tiene miedo a criticar al suyo). Está claro que no estás a gusto en Podemos, que nunca lo has estado; mucho más lo estás en el gobierno (y el gobierno contigo) y con Sumar, y en Contigo Zurekin. Así que hazte ese favor.

Te deseo que encuentres en el nuevo partido que estás creando todo lo que los demás no te han dado hasta ahora. Mucha suerte.

La autora es militante de Podemos desde 2014