Hay algo, sobre todo lo demás, que el pueblo basko ha mantenido como idea simbólica de sus Fueros. Fueron buenos. Nos rigieron bien. Nos los redactamos nosotros y para nosotros, y alientan en nosotros mas de un milenio. Cuando los perdimos a consecuencia de guerras, nos sentimos defraudados, confusos, incluso una parte de la población prefirió abandonar el amado suelo natal y trajinar por América, la tierra elegida, pero en sus corazones se mantuvo intacto el impacto foral y allí donde fueron y casi desde el primer día de su desembarco, crearon Eusko Etxeak que reflejaba la simbología foral cooperativa y humanitaria, sistema nervioso de un país de hombres y mujeres libres. El Fuero nos conformaba y comandaba como sociedad solidaria. Era, es, un sueño basko, quizá el único, en un pueblo de tan fuerte componente práctico.
Me ha venido a la cabeza la idea, contemplando una foto de estos días que contiene de fondo la estatua de los Fueros, que sigue sin ser inaugurada a cien años de su erección. La hermosa y contundente imagen en piedra de la mujer enarbolando el Fuero en un gesto de tocar el cielo me hizo recordar, en primer lugar, a los Euskalerriakos. Se me aparecieron en mi ensoñación el grupo de pensadores cuyo animador principal fue Estanis Aranzadi Izkue, devenido de Lizarra Aldea, acompañado por escritores y pensadores de la mayor resonancia que haya dado Nabarra, entre ellos Arturo Campion. Tras los hechos sorprendentes de la Gamazada, 1893-94, protagonizada con telón de fondo en Castejón, idearon la construcción de un monumento símbolo a los Fueros en Iruña, capital del reino, de Nabarra, en el paseo Sarasate –escucho el dulce y melodioso violín del músico grande de Nabarra–, franqueada por las estatuas de nuestros reyes y de árboles que reviven en cada primavera. Glorifica la configuración de la mujer que representa el Fuero. Dadora de la vida. El Fuero, dador de libertad.
La foto me reclama al presente. Delante de la estatua majestuosa, veo varias personas que representan un espectro político: el lehendakari Pradales, el presidente del Parlamento Navarro, Unau Uhalde, nuestras representantes Blanca Regulez y María Solana y el consejero Mikel Irujo, válidos jóvenes que incursionan y trabajan en la política actual baska desde el ámbito Nabarra. Medito en el apellido Irujo, en Daniel, Irujo, pionero del nacionalismo basko, colaboro de Aranzadi en la Gamazada, y antes que él, advierto a sus sus padre derivados del carlismo. Le sucedió en la reclamación foral, su hijo Manuel, ilustre y político admirable, autor de cinco libros y mil artículos, entre ellos varios sobre el Concierto económico. Manuel avaló lo los derechos humanos aun en la guerra atroz de 1936, y acometió, aprovechando su puesto oficial, la tarea de salvación de personas amenazadas de muerte, propias y extrañas, con peligro de la suya. Su sobrino Pello Irujo empeñado en la resurrección y desarrollo de PNV/EAJ, más tarde EA en Nabarra en los difíciles tiempos del implante democrático. Ahora tenemos en activo a un biznieto de Daniel Irujo, el abogado defensor de Sabino Arana Goiri.
Miro la foto desde la cercanía familiar pero también desde el simbolismo del reclamo democrático de nuestra condición foral, de la afirmación de que formamos un país confederado de pueblos baskones, con leyes propias y justas, aunque nos ha han divido facciones banderizas internas, guerras propias y ajenas, la historia militarista de Europa que hemos padecido, y seguimos mantenemos contra tantos vientos y mareas, la idea de una armonía legal donde nadie, aun el rey, puede ser mas que nadie. Leo al pie del monumento lo escrito hace más de 10 años “... juraban nuestros reyes guardar y hacer guardar nuestros Fueros sin quebrantamiento alguno, mejorándolos siempre y nunca empeorándolos, y que toda transgresión a este juramento sería nula, de ninguna eficacia ni valor.… gu gaurko euskaldunok gure aitasoen illezkorren oroipenean, bildu gera emen gure legea gorde nai degulaerakusteko. Nosotros, los vascos de hoy, nos hemos reunido aquí en inmortal recuerdo de nuestros antepasados, para demostrar que queremos seguir manteniendo nuestra ley ... gu euskaldunok beste jaun eztegu jaungoikoa baizik, atzekoari ostatua ematen degu onirizkero baino eztegu nai aien uztarria jazan. aditu ezazue ondo,guresemeak... Nosotros los vascos, no tenemos más señor que Dios. Al extranjero le damos acogedora hospitalidad, pero no queremos soportar su yugo. Oidlo bien, hijos nuestros...
Estrecho la foto contra mi corazón en actitud de afirmación cuando leo la carta conjunta firmada por el lehendakari Pradales y la presidenta Chivite. Su reclamo sereno y contundente de la justicia histórica de nuestro gobierno y lo que ello significa de bonanza social. Podemos querer más, es parte lícita de un sueño, pero trabajamos lo que tenemos, acción práctica de sobrevivencia. Nos mantenemos a nosotros mismos y servimos de soporte solidario al estado central. A nuestra manera que ser iguales no significa ser idénticos.
Un viento del norte sacude las verdes ramas de los viejos árboles, en este final del verano depurando el aire del tráfico, apagando los ruidos de la plaza del Castillo, purificando la fachada del edificio del Gobierno foral. Más adentro a los jardines donde se enseñorea la secuoya centenaria, y me siento, viviendo el simbolismo, mil años mas vieja, mil años más joven.
La autora es bibliotecaria y escritora