Proteger la salud mental infantil
La salud mental de los niños y adolescentes en España enfrenta una crisis sin precedentes, y es nuestra responsabilidad colectiva responder de manera inmediata y efectiva. Solo durante el año 2022, las consultas e ingresos psiquiátricos en menores de 18 años se triplicaron. Las conductas suicidas aumentaron un 59%, y los diagnósticos de ansiedad, depresión y TDAH se han multiplicado por cuatro desde 2019. Antes de la pandemia de covid-19 ya se estimaba que aproximadamente el 10% de los niños y el 20% de los adolescentes padecía algún tipo de trastorno mental, cifra que se ha disparado en un 47% desde entonces. Este incremento está asociado a trastornos como la ansiedad, depresión, conductas autolesivas y suicidas, trastornos alimentarios y la adicción a las tecnologías.
Coincidiendo con la conmemoración, hoy día 8 de octubre, del Día de la Pediatría, nuestro Día P, y su proximidad al Día Mundial de la Salud Mental, el 10 de octubre, esta carta abierta, en nombre de la Asociación Española de Pediatría (AEP), tiene como objetivo hacer un llamamiento urgente a las autoridades sanitarias, educativas, sociales y a las instituciones públicas para priorizar la salud mental de nuestros menores. La situación es alarmante y exige una respuesta coordinada y multidisciplinaria para prevenir un impacto aún mayor en las generaciones futuras.
El aumento de trastornos: una emergencia en nuestras consultas
En los últimos años, los pediatras hemos presenciado un aumento devastador de los trastornos mentales entre los menores. Este incremento no solo afecta profundamente a los niños y adolescentes, sino que también compromete su desarrollo y bienestar futuro. Como pediatras, somos los primeros en detectar los signos de alerta, pero el sistema de salud debe dotarnos de las herramientas necesarias para enfrentar esta emergencia.
Urgimos a implementar programas de prevención desde los primeros niveles de atención, con protocolos específicos de cribado en edades clave y estrategias de intervención temprana en escuelas y centros de salud.
Faltan profesionales especializados en salud mental infantil
La magnitud del problema ha superado las capacidades actuales del sistema de salud mental. Los pediatras, a menudo, carecen de la formación necesaria para tratar trastornos mentales complejos, y la escasez de psiquiatras infantiles y psicólogos clínicos agrava la situación.
Reclamamos más formación especializada en salud mental para los pediatras. Consideramos vital que los residentes en pediatría roten durante su formación en servicios de psiquiatría infantil y que los profesionales en ejercicio tengan acceso a formación continuada.
La atención multidisciplinar: un imperativo
Abordar esta crisis de salud mental requiere un enfoque multidisciplinar. No es suficiente con el esfuerzo individual de los pediatras. Es necesario fortalecer la colaboración entre psiquiatras, psicólogos, enfermeros, trabajadores sociales y educadores para proporcionar una atención integral y personalizada a cada menor afectado.
Instamos a la creación de equipos multidisciplinares en los centros de atención primaria, donde los pediatras puedan trabajar de manera coordinada con otros especialistas para garantizar una atención integral a los niños y adolescentes con trastornos de salud mental.
Incremento de la gravedad de los casos: es fundamental actuar a tiempo
Otro aspecto preocupante es la gravedad de los casos que vemos hoy en día. Los menores llegan a los hospitales en situaciones mucho más críticas que antes, lo que refleja la falta de intervención temprana. El incremento de hospitalizaciones y de ingresos en unidades psiquiátricas infantiles indica claramente que debemos mejorar la detección precoz y las respuestas inmediatas en las etapas iniciales de los trastornos.
Solicitamos un aumento en los recursos hospitalarios y el desarrollo de programas de hospitalización de día y atención domiciliaria para aliviar la saturación de los hospitales y garantizar un tratamiento adecuado en los casos más graves.
El rol de las familias en la salud mental infantil
Las familias juegan un papel esencial en el bienestar mental de los menores. Sin embargo, a menudo carecen de las herramientas y conocimientos para identificar y manejar los problemas de salud mental en el hogar.
Apelamos a la creación de alianzas entre los profesionales de la salud, el sistema educativo y las entidades sociales para desarrollar programas de apoyo y formación dirigidos a las familias. Es crucial fomentar una comunicación efectiva entre todos los actores involucrados, creando un entorno de confianza y acompañamiento para que los padres puedan identificar problemas y actuar a tiempo.
El reconocimiento de las especialidades pediátricas: una necesidad impostergable
El reconocimiento oficial de la Psiquiatría infantil y adolescente como especialidad médica ha sido un avance, pero no es suficiente para abordar los desafíos actuales. En España, existen consultas de especialidades pediátricas sin que los profesionales que las atienden cuenten con un reconocimiento oficial. La falta de reconocimiento dificulta la adecuada capacitación profesional y la organización de los recursos asistenciales.
Exigimos el reconocimiento oficial de las especialidades pediátricas. Este reconocimiento es esencial para garantizar la calidad de la atención pediátrica y que todos los menores reciban el tratamiento adecuado según sus necesidades específicas, así como para que los profesionales de la salud puedan formarse adecuadamente.
La protección de la salud mental de nuestros niños y adolescentes es un deber ineludible. Juntos, debemos trabajar por una infancia y adolescencia más saludable, tanto física como mentalmente. Instamos a las autoridades sanitarias, educativas y sociales, así como a toda la sociedad, a unirse en esta causa, proporcionando los recursos necesarios para asegurar un futuro saludable para nuestras próximas generaciones.
Porque construir futuros saludables es responsabilidad de todos.
En nombre de la junta directiva de ANPE (Asociación Navarra de Pediatría)