El 28 de junio no es solo una fecha en el calendario. Es un recordatorio anual de una lucha que comenzó hace más de cinco décadas en las calles de Nueva York, pero que hoy continúa en cada rincón del mundo. Es la fecha que conmemora los disturbios de Stonewall de 1969, un punto de inflexión en la historia del movimiento LGTBI+, que marcó el inicio de una resistencia organizada frente a la discriminación y la invisibilidad. Desde entonces, la lucha ha evolucionado en una potente expresión social que reclama derechos, igualdad y dignidad para todas las personas, sin importar su orientación sexual o identidad de género.
En ese camino de conquista de derechos, el sindicalismo ha tenido, y debe seguir teniendo, un papel protagonista. Desde UGT asumimos esta responsabilidad con convicción y con hechos. El sindicalismo no puede mirar hacia otro lado cuando existen personas trabajadoras que sufren discriminación por ser quienes son. Al contrario: es precisamente nuestra misión garantizar que en el entorno laboral prevalezcan el respeto, la igualdad y la libertad, pilares fundamentales de una sociedad verdaderamente democrática.
El último informe de la Federación Estatal LGTBI+ señala que una de cada cuatro personas del colectivo ha sufrido discriminación en España. La discriminación en el acceso al empleo, la vivienda o los servicios afecta al 25,25% del colectivo, mientras que el centro de trabajo aparece como espacio de acoso en el 11,45% de los casos y de agresión en el 8,46%. Estos datos nos obligan a actuar con contundencia.
La realidad laboral para muchas personas LGTBI+ sigue siendo un terreno desfavorable. Enfrentarse al rechazo, a la burla o al señalamiento ha llevado a que muchas personas opten por ocultar su identidad como una forma de autoprotección. Pero vivir oculto no es vivir con dignidad. La ocultación no solo limita la autenticidad de las personas, sino también su bienestar emocional, su confianza y su rendimiento profesional. Y cuando en un centro de trabajo no hay libertad para ser quien se es, no hay igualdad ni hay justicia.
Ante este panorama, desde UGT reafirmamos nuestra apuesta por un sindicalismo comprometido con la diversidad y la inclusión. Como ha señalado nuestro secretario general, Pepe Álvarez, “contra el odio, más sindicalismo”. Esa es nuestra respuesta. Fortalecer la acción sindical como herramienta para garantizar derechos, construir espacios laborales seguros y dignificar todas las identidades.
Esta lucha se traduce en propuestas concretas. En UGT defendemos la implementación de planes LGTBI+ en las empresas de más de 50 personas trabajadoras, en cumplimiento de la normativa vigente. Estos planes deben incluir formación en diversidad LGTBI+ para toda la plantilla, la puesta en marcha de protocolos de actuación frente al acoso o la violencia por motivos de orientación, identidad, expresión de género, características sexuales y pertenencia a grupo familiar, así como medidas que garanticen la igualdad de trato, la no discriminación, el acceso al empleo y el respeto pleno a los derechos del colectivo LGTBI+.
Pero la transformación cultural no puede limitarse a las empresas. La educación es un pilar esencial en esta lucha. Si no educamos en diversidad, en empatía y en derechos humanos, difícilmente podremos construir una sociedad libre de odio. El sindicalismo tiene mucho que aportar también en este ámbito, colaborando con centros educativos, administraciones y espacios culturales para desarrollar campañas de sensibilización y proyectos formativos. Cambiar mentalidades es tan urgente como cambiar normativas.
En Navarra, UGT ha mantenido una postura firme a favor de la igualdad y de la diversidad. Hemos impulsado acuerdos con el Gobierno de Navarra y otras instituciones para desarrollar políticas inclusivas, y hemos trabajado codo a codo con la sociedad civil para generar una cultura laboral basada en el respeto y la libertad. Sabemos que aún queda mucho por hacer, pero no nos detendremos.
El camino hacia la igualdad real no es solo una meta del colectivo LGTBI+, es un objetivo de toda la sociedad. Y ese camino se construye con alianzas, con compromiso y con valentía. Porque el derecho a vivir y trabajar sin miedo no debería ser un privilegio ni un acto de coraje, sino una garantía básica. Por eso, desde UGT Navarra creemos que no existe justicia laboral sin igualdad real para todas las identidades. No hay dignidad en el trabajo sin libertad. Y no hay progreso sin respeto.
Secretario general de UGT Navarra y secretaria de Igualdad y Políticas Sociales de UGT Navarra, respectivamente