La reciente inundación extraordinaria que ha devastado Valencia, Albacete, Cuenca y otras zonas de Andalucía oriental nos recuerda, en primer lugar, el dolor de las pérdidas humanas y materiales. Pero también subraya el papel fundamental de una figura singular, propia del sistema de seguros español y prácticamente exclusiva en el mundo: el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS).
El CCS es un sistema poco común, aunque no completamente único. Existen algunos países que han desarrollado sistemas similares para la cobertura de riesgos catastróficos a través de organismos nacionales, aunque con variaciones en su estructura y funcionamiento. En Francia, por ejemplo, el sistema de seguros incluye el Caisse Centrale de Réassurance (CCR), una entidad pública de reaseguro que cubre riesgos catastróficos como inundaciones y terremotos. La CCR se financia mediante un recargo en las pólizas de seguros, similar al modelo del CCS español, y puede activar indemnizaciones en caso de catástrofes.
En Japón, los desastres naturales, especialmente los terremotos, están parcialmente cubiertos por el Japan Earthquake Reinsurance (JER), un sistema de reaseguro respaldado por el gobierno que garantiza indemnizaciones para daños derivados de estos eventos. Este sistema colabora con aseguradoras privadas, que ceden parte de los riesgos al JER.
Por su parte, Nueva Zelanda cuenta con la Earthquake Commission (EQC), otro organismo público encargado de la cobertura de riesgos catastróficos, especialmente relacionados con terremotos y otros desastres naturales. La EQC complementa la cobertura ofrecida por las aseguradoras privadas.
A pesar de que estos sistemas existen en otros países, el CCS en España destaca por su cobertura más amplia de eventos extraordinarios y su capacidad para indemnizar no solo daños en bienes materiales, sino también pérdidas de ingresos, alquileres y gastos relacionados con la inhabitabilidad de las viviendas afectadas. Esta amplitud le confiere un carácter excepcional, convirtiéndolo en un modelo que muchos países ven con interés.
Este organismo, adscrito al Ministerio de Economía, no sólo proporciona estabilidad al sistema asegurador de todo el Estado, sino que actúa como un respaldo económico en los momentos de mayor necesidad, cuando los riesgos extraordinarios superan la capacidad del seguro tradicional. En esencia, el Consorcio es una aseguradora pública que funciona gracias a la pequeña contribución incluida en cada póliza. Todos los asegurados en España aportamos una mínima cantidad que, acumulada, forma un fondo destinado a responder en situaciones de catástrofes naturales. Esta reserva es la que ahora permitirá a los afectados por estas inundaciones acceder a indemnizaciones por los daños sufridos.
Sin embargo, es fundamental que los perjudicados sepan que el Consorcio sólo indemnizará a quienes tenían sus viviendas o bienes asegurados mediante una póliza multirriesgo en vigor en el momento del desastre. Quienes no dispusieran de un seguro activo deberán acogerse a las ayudas que el Estado o las comunidades autónomas puedan habilitar en este contexto de emergencia. Esta limitación es relevante, ya que, aunque el Consorcio está preparado para asumir el pago de estos daños extraordinarios, su cobertura se extiende únicamente a quienes cumplen con este requisito.
Para facilitar el proceso, el Consorcio de Compensación de Seguros, en coordinación con las aseguradoras privadas, ha reforzado sus canales de comunicación, tanto telefónicos como en línea, permitiendo a los asegurados reportar sus siniestros de manera rápida y segura. El procedimiento es sencillo: basta con contactar a través del teléfono de atención gratuito (900 222 666) o acceder a la web oficial del Consorcio (www.consorseguros.es) para registrar la solicitud de indemnización. Una vez notificado el siniestro, los peritos del Consorcio comenzarán a ponerse en contacto con los afectados para realizar las valoraciones de daños y proceder a las compensaciones correspondientes.
Es cierto que, debido al volumen de afectados, el proceso de indemnización podría prolongarse más de lo habitual. Sin embargo, el compromiso del Consorcio es claro: todos aquellos asegurados que cumplan con los requisitos y hayan sufrido pérdidas serán indemnizados, aunque el tiempo necesario para completar todas las evaluaciones podría verse ligeramente ampliado debido a la magnitud de esta catástrofe.
El sistema español, a través del Consorcio de Compensación de Seguros, representa un modelo único de estabilidad y protección ante situaciones de emergencia. Su papel no solo es dar respuesta inmediata en momentos críticos, sino también proporcionar seguridad a los asegurados, asegurando que, frente a un desastre natural o un riesgo extraordinario, existe un respaldo económico sólido y bien gestionado.
Este modelo de solidaridad y previsión, basado en el esfuerzo colectivo de todos los asegurados en España, permite que hoy miles de personas afectadas por estas inundaciones reciban el apoyo que necesitan para reconstruir sus vidas y propiedades. En estos momentos difíciles, la labor del Consorcio reafirma el valor de un sistema de seguros en el que la sociedad, a través de sus contribuciones, respalda a los más vulnerables ante lo impredecible.
Esta es una muestra de cómo una pequeña contribución, añadida a cada póliza en forma de recargo, se transforma en un mecanismo de gran alcance para protegernos a todos. En situaciones de normalidad, este fondo permanece en segundo plano; pero en caso de desastres naturales como el que nos ocupa, su relevancia y efectividad quedan patentes. En última instancia, el Consorcio de Compensación de Seguros es una de las mejores pruebas de la importancia de un sistema de seguros que entiende que, en el fondo, todos compartimos una responsabilidad común y una solidaridad que, en momentos de crisis, puede marcar la diferencia.
Ante este escenario, finalmente, desde el Colegio Oficial de Arquitectura Técnica de Navarra, nos ponemos al servicio de las autoridades y personas afectadas para atender cualquier duda o consulta que nos quieran trasladar. En estos momentos difíciles, es nuestra responsabilidad y compromiso acompañar, con nuestro conocimiento, el proceso de recuperación.
El autor es presidente del Colegio Oficial de Arquitectura Técnica de Navarra