Se acabó. Esta expresión que tanto usamos en las aulas sirve para indicar que una actividad ha terminado, o que el alumnado tiene que cambiar de tarea. Y si se emplea un tono más firme, sirve para indicar que se debe dejar de hacer de inmediato lo que no es adecuado.

Pues esto le decimos al Sr. Gimeno. Se acabó.

Se acabó usar datos de la Escuela Pública, nuestros datos, para engañar a la gente.

Se acabaron las amenazas, las mentiras y las faltas de respeto. No somos sus enemigos ni sus esclavos quienes mantenemos el sistema educativo cada día. Y no en una butaca de un despacho, sino en las aulas, pasillos, patios y en cada rincón de los centros.

Se acabó que no podamos atender como se merece a nuestras niñas y niños, sobre todo a los más vulnerables, a los que tienen necesidades. Ya está bien de tener las aulas abarrotadas de alumnado al que no podemos atender por falta de personal, de espacios, de materiales o de tiempo. La realidad es que no existe la atención a la diversidad, existe el “hacemos lo que podemos”.

Se acabaron las falsas promesas de estabilizar la interinidad y se acabó no tener plantillas estables en los colegios e institutos. Es muy complicado emprender proyectos, compartir las líneas de centro, establecer vínculos profesionales, ser fiel a un equipo y sentirse parte de él si cada diez meses hay que empezar de cero. Por no hablar de lo que supone someter al personal docente a la dureza de un proceso de selección mediante oposiciones cada dos años.

Se acabó que no se nos reconozca la carrera profesional docente aunque contemos con cualificación y capacitación suficiente. Todo esto bajo un sistema de formación que no abarca nuestros intereses ni nuestra realidad profesional.

Se acabó el llenarnos de burocracia provocando que nuestros esfuerzos y energías no recaigan en la atención docente directa. Basta ya de fiscalizar nuestro trabajo y exigirnos resultados como si fuésemos una empresa. No estamos fabricando, estamos enseñando.

Se acabó cargar a la escuela con más tareas y asuntos: enseñanza de materias básicas, coeducación, educación digital, buenos hábitos de salud, idiomas, habilidades emocionales, convivencia, autonomía, desarrollo personal y un largo etcétera. El resto de instituciones, ¿de qué se encargan?

Se acabó imponernos un marco teórico (DUA) para el que ni estamos formados adecuadamente ni se nos dota de recursos personales, materiales ni temporales suficientes. Ni siquiera la propia ley que lo valida (LOMLOE) cumple en la práctica con lo que se indica en él.

A la clase política le digo, se acabó legislar al margen de la realidad de nuestras aulas y de lo que está ocurriendo en la sociedad actual. Informaos, preguntad, conoced.

A las familias les ruego, se acabó permanecer al margen de estas protestas. Revindicamos la calidad de la educación para vuestros hijos e hijas, su derecho a permanecer en lugares seguros y amables y a desarrollarse plenamente sean cuales sean sus características. No nos dejan hacerlo en condiciones.

A los sindicatos les exijo, se acabó la desunión y la inactividad. Basta ya de lanzarnos a protestas extremas como las huelgas sin realizar otro tipo de actos de presión. Se deben organizar otras movilizaciones que no trastoquen la conciliación de las familias para que puedan unirse a nuestras reivindicaciones. Necesitamos incordiar, hacer ruido, que se nos oiga y se nos vea durante muchos días, semanas y meses si es necesario. Y para ello no deberíamos sacrificar nuestra economía. Necesitamos unidad y firmeza.

A los compañeros y compañeras docentes les pido, se acabó la pasividad, la desinformación y el aborregamiento que llevamos encima. Se acabó el no tener claro cuáles son nuestros derechos, obligaciones y competencias. Se acabó pasar por el aro de todo lo que se nos impone porque se presupone que lo vamos a hacer, aunque no nos corresponda ni por horario ni por competencias: salidas, excursiones, “semanas blancas”, correcciones en casa, coordinaciones fuera de horario, administración de medicaciones, seguimientos emocionales y conductuales, etcétera. No podemos dar por hecho que todo esto nos corresponde bajo el lema “lo hacemos por los niños”. Agradezco al personal docente que se ha movilizado y sacrificado estos días para intentar mejorar esta situación y a quienes lo han hecho históricamente y han conseguido avances.

A los medios de comunicación y a la sociedad en general les explico, se acabó vernos como un colectivo privilegiado. Tenemos derecho a mostrar enfados, a reivindicar y a exigir que se mejore el sistema del que formamos parte aunque “tengamos dos meses de vacaciones”. Podemos y debemos protestar porque el sistema educativo está fracasando. El alumnado que está hoy en nuestras aulas, el día de mañana estará en las calles. Son quienes nos van a atender en los comercios, curar nuestras enfermedades, arreglar nuestras averías, construir nuestras casas y a los que vamos a tener que votar en las urnas. ¿Qué clase de ciudadanía queremos? Estas protestas sirven para mejorar la calidad de vida de toda Navarra. Sentidlas como vuestras, acompañadnos.

Se acabó que el sistema educativo público se sustente en nuestra vocación, nuestro tiempo libre y nuestra salud. Tenemos derecho a formar parte de un sistema educativo público donde se respete el tiempo de descanso y la desconexión digital. Un espacio donde no se normalicen las agresiones físicas ni verbales y se garantice nuestro bienestar emocional. Donde haya unas condiciones de trabajo dignas. Es una cuestión estructural y por tanto no debe recaer la responsabilidad de mantener esas condiciones únicamente en los equipos directivos.

Así que Sr. Gimeno, todo esto se acabó.

Aunque en el fondo no hemos hecho más que empezar.

La autora es maestra de Audición y Lenguaje