Los continuos incrementos de los ingresos tributarios están devolviendo a la tesorería del Gobierno de Navarra y de los ayuntamientos a su mejor posición histórica. Según los últimos datos del Banco de España, recogidos por el Instituto de Estadística de Navarra, el sector público de la Comunidad Foral tenía algo más de 1.535 millones de euros en depósitos bancarios durante el primer trimestre de este año.
La cifra supera en un 20% a la del año pasado en estas mismas fechas, mejora en un 50% la de hace tres años y cuadruplica a la que se registraba hace una década, cuando UPN dejó el Gobierno de Navarra y quienes tomaron el relevo dijeron encontrar las arcas vacías. Años de crisis económica habían dejado al Gobierno de Navarra al borde del colapso.
La situación actual no tiene nada que ver con la de entonces. Con el empleo en máximos y el consumo respondiendo con cierta alegría –si bien en menor medida que en el conjunto de España, el Índice de Comercio al por Menor suma ya 11 meses consecutivos en terreno positivo– tanto la recaudación por IRPF como por IVA se han comportado de manera notable. Y, en los últimos años, también el impuesto de Sociedades, ha logrado recuperar niveles de recaudación perdidos durante mucho tiempo. En los cinco primeros meses de 2025, Hacienda ha ingresado un 10% más que en el mismo periodo del año anterior y la previsión es que a final de año el incremento se consolide, si bien de forma algo más modesta.
Con todo, la holgura de las administraciones no supera todavía a la que reflejaban las cuentas entre 2005 y 2007, cuando el Ejecutivo foral no sabía “qué hacer con el dinero”, según admitían en privado sus miembros más ilustres. Una bonanza que llevó a disponer de algo más de 1.700 millones de euros, una cifra que, actualizada según la inflación, hoy equivaldría a unos 2.600 millones de euros.
El dinero en el banco evita que las administraciones atraviesen cualquier apuro financiero y debería generar asimismo ciertos ingresos por intereses. Con los tipos de nuevo en el entorno del 2%, las administraciones podrían estar recibiendo en torno a unos 25 ó 30 millones de euros en intereses al año.
Hace unos tres años, los bancos comenzaron a recuperar una cierta retribución a los depósitos, aparcada desde 2015 o 2016, cuando la curva de tipos perforó el 0% y las entidades financieras decidieron proteger su cuenta de resultados y la retribución a los accionistas cortando la remuneración por el pasivo.
Aunque su ritmo de crecimiento se ha frenado, los depósitos que familias y empresas de la Comunidad Foral tienen en el banco siguen en máximos históricos, tras superar los 21.842 millones de euros en el primer trimestre del año, tras subir un 2% respecto al mismo periodo del año pasado. De ellos, la mayor parte, algo más de 16.432 millones de euros, se encuentra en depósitos a la vista, mientras que apenas 4.806 millones se encuentran en depósitos a plazo en busca, se supone, de una mayor rentabilidad. Estos últimos suponen un 10% más que el año pasado, pero su bajo volumen relativo refleja, así como su escasa rentabilidad, la falta de interés de la banca por recuperar un instrumento de ahorro que había sido tradicional entre la clientela. A comienzos de la pasada década, los navarros tenían más de 10.000 millones de euros en depósitos a plazo y apenas 6.000 millones en depósitos a la vista. Hoy, mientras crece el dinero en fondos, la relación es la contraria.
La recuperación de la tesorería del sector público ha marchado en paralelo a un proceso de desapalancamiento continuo. Navarra es la comunidad que más ha reducido su deuda pública en la última década y la que posee un menor endeudamiento en relación a su PIB. Algo que muestran también los datos de créditos contraídos con el sector financiero. Los 811 millones de euros que se adeudan en estos momentos suponen la cifra más baja de la última década y poco más de la mitad de lo que se adeudaba a comienzos de 2017, cuando se superaron los 1.500 millones de euros.
En los dos últimos años, sin embargo, el proceso de desapalancamiento bancario se ha ralentizado. La cifra total de crédito otorgado se ha situado en el entorno de los 800 millones de euros, una cantidad que en todo caso cuadruplica a la que existía entre 2005 y 2007, años de claro superávit presupuestario no solo en Navarra, sino en el conjunto de España, un hecho prácticamente inédito en la historia económica reciente del país y que no ha vuelto a repetirse. Tanto para 2025 como para 2026, el déficit público en el conjunto del Estado se situará en torno a 3% del PIB.
El desahogo que ha supuesto la reducción de la deuda y la muy superior posición de tesorería ha permitido ir elevando en Navarra de manera progresiva los niveles de gasto público en áreas clave como educación y sanidad. Incrementos continuos que buscan atender una demanda creciente por parte de una población más envejecida y que reclama servicios de calidad. No ha crecido sin embargo al mismo ritmo la inversión productiva, que está lejos de llegar a los niveles previos a la crisis de 2008.
Por su parte, el crédito al sector privado cumple en Navarra una década estancado, en el entorno de los 15.000 millones de euros. Tras alcanzar un máximo de unos 24.000 millones de euros que superaban con mucho el ahorro depositado en el banco, el sector financiero inició una purga que dejó el crédito concedido en 15.000 millones, cifra en la que sigue.