Síguenos en redes sociales:

Tribunas

Vais tarde

Vais tardeEP

El militante volvía satisfecho de la clausura del congreso nacional. Su partido gobernaba en la comunidad y aunque habían pasado tiempos difíciles, en la actualidad sus alianzas con partidos a su izquierda les estaban dando mejores réditos, que los que obtuvieron cuando sus alianzas eran con partidos alineados a su derecha.

El congreso había sido largo y al anochecer regresaba a su domicilio, paseando tranquilamente haciendo balance de todo lo que ahí se había hablado, y aunque él, en la actualidad, no tenía un puesto relevante dentro del partido, sí había ostentado puestos importantes en tiempos anteriores. Había sobrepasado la edad de jubilación y eso le permitía tener tiempo para seguir figurando en cargos menores en diferentes instituciones públicas del Gobierno.

Ensimismado en sus pensamientos observó cómo al borde del paseo, sentada en un banco, se encontraba una mujer de tez de ágata negra, con ojos brillantes como diamantes y una sonrisa que dejaba asomar una blancura perfecta en todo el contorno de su boca. Con cabellos grises y surcos nasogenianos en su rostro que adivinaban una edad, como la de él, bastante adentrada en la jubilación.

Aceleró el paso y apartó la mirada, temiendo ser abordado por una petición de caridad ante una situación precaria. Cuando al oír su nombre, ¡Pepe Koldo!, se detuvo y observó a la mujer.

¿Nos conocemos?

Tú a mí no. Pero yo a ti sí. Me llamo Leijul. Soy saharaui y vivo en tu ciudad desde hace más de cincuenta años, a la que viene cuando tu país nos abandonó y nos vendió a Marruecos. Sé quién eres, lo que has hecho y a qué te dedicas. Y lo que te tengo que decir es que esto se veía venir y algunas os lo hemos estado recordando desde hace muchos años. Tantos como los años que llevo yo en esta ciudad. Recuerdo los tiempos del inicio de la transición, y los movimientos que entonces hacían los partidos socialistas como el tuyo. El partido socialista obrero español, con ideología marxista, que apelaba por derrocar al régimen franquista. Colaboré con vosotros convencida de que ese era el camino, pero pronto me di cuenta de que no estábais por la labor. Optasteis por la reforma del mismo abandonando su ruptura.

¿Qué eres? ¿una vieja y melancólica comunista? Le espetó Pepe Koldo.

Leijul sonrió: Siempre estáis con los mismos mantras. Deberías saber que después de la segunda guerra mundial los autócratas rusos destruyeron el ideal comunista. Además la alianza entre liberales y socialdemócratas que se dio en ese periodo en Europa, con el objetivo de hacer frente a la ideología comunista, derivó en los años ochenta hacia el triunfo del neoliberalismo. Derribasteis el muro de Berlín pero no acabasteis con los autócratas. Al contrario, estos fueron alumnos aventajados del neoliberalismo. Un neoliberalismo que abdujo a la socialdemocracia. En España abandonasteis el marxismo y en esta comunidad basta recordar vuestro papel de tontos útiles de la derecha más reaccionaria del Estado.

Pepe Koldo se empezaba a enfadar: Todas esas cosas son pasado. No me negarás que en la actualidad somos la vanguardia de la socialdemocracia europea. En estos momentos tan difíciles gente como tú debería unirse a nosotros para hacer frente a los autócratas y plutócratas que están dominando el mundo.

Leijul negaba con la cabeza: Me pides que nos unamos a quienes sois los máximos responsables del auge de los plutócratas en el mundo. Vuestras políticas socioliberales en la economía y la fiscalidad han reducido a límites insospechados el estado de bienestar. Desde la mal llamada crisis, que fue una estafa, financiera del año 2008 habéis generado el mayor problema de este siglo, la desigualdad de rentas entre la población. Os lo hemos dicho muchas veces. Venía la vuelta al feudalismo. A un mundo gobernado por los siete magníficos tecnológicos norteamericanos. A que el uno por ciento de la población mundial posea el noventa por ciento del total de la riqueza del mundo. ¿Juntarnos con vosotros?, pero si sois los autores ideológicos de este capitalismo ultraliberal. Vosotros no vais a hacer frente a este sistema, al contrario, estáis buscando la manera de acoplaros a él, aunque en el camino os llevéis por delante a la clase media europea. La alianza neoliberal-socialdemócrata ha fracasado.

Seguro que tú tienes la solución, le interrumpió irónicamente Pepe Koldo.

Leijul asintió con la cabeza: En esta comunidad cada semana hay docenas de actos, charlas y concentraciones organizadas por los movimientos sociales. Llevamos décadas denunciando vuestras políticas y ofreciéndoos soluciones. En temas de desarrollo económico no basando todo en el crecimiento compulsivo, fijando una estabilización en la producción respetando los criterios ambientales. En temas de desigualdad de rentas, elaborando una reforma fiscal justa, social, solidaria y sobre todo progresiva. Donde, de verdad, el que más tiene más pague. Esto no es nuevo, no te olvides que en la transición la UCD estableció un tipo impositivo del 70% para las rentas muy altas, en la actualidad en el estado, estas rentas están pagando el 47%. Todo esto es necesario con el fin de elaborar unos presupuestos destinados a favorecer a las personas un sus necesidades más elementales. Salud, educación, dependencia, pensiones, vivienda, igualdad, cultura. En definitiva, establecer unas condiciones para que la persona se considere efectivamente libre y pueda desarrollar plenamente esa libertad. De lo contrario toda la gente en riesgo de exclusión social votará a los plutócratas, sabiendo que a ellos no les puede ir a peor, pero a vosotros sí os pueden complicar ese bienestar económico del que gozáis. No nos pidáis que nos juntemos con vosotros, al contrario, venid con nosotras. No nos invisibiliceis. Aunque vais tarde, nunca es tarde si el fin merece la pena y más vale tarde que nunca.

El que va a llegar tarde a casa soy yo, le respondió Pepe Koldo: Espero que te vaya bien

Salud y suerte. Se despidió Leijul.

Y se dieron la mano.

El autor es activista del Parlamento Social