El 8 de julio de 1978 y los 50 años de libertad
El Gobierno del Estado ha lanzado la iniciativa España en Libertad. 50 años, coordinada por una comisión especial y la Secretaría de Estado de Memoria Democrática. Se han programado más de un centenar de actividades con el objetivo de “poner en valor la gran transformación lograda en este medio siglo de democracia desde la muerte del dictador”. Un tiempo en el que se pasó de “una dictadura, pobre y aislada, a una de las democracias más plenas del mundo”.
La pregunta es ¿cómo encajan en esos “50 años de libertad y democracia”, sucesos como los del 8 de julio de 1978 en Iruña, con dos personas muertas por disparos policiales, con cientos de heridos, las fiestas suspendidas…? ¿O los cinco muertos el 3 de marzo de 1976 en Gasteiz con, también, cientos de personas heridas? ¿O las 271 personas, con nombres y apellidos, fallecidas por la actuación de las fuerzas del orden público y cuerpos parapoliciales entre los años 1975 y 1981?
Desde luego que estos terribles hechos casan muy mal con ese relato edulcorado y falso que quieren transmitir de lo ocurrido en los 50 años transcurridos desde la muerte del dictador.
La realidad es otra muy distinta. En estos 50 años se sigue manteniendo la impunidad por los crímenes contra la humanidad cometidos por la dictadura: asesinatos, desapariciones, trabajo esclavo, expolio patrimonial, exilio, robo de bebés, torturas, cárcel, represalias laborales, represión contra las mujeres... Crímenes que no sólo se llevaron a cabo durante los cuarenta años de dictadura, sino que prosiguieron tras la desaparición de Franco.
El poder se mantuvo en las mismas manos sin que se llevase a cabo depuración alguna, tanto en el ejército, la judicatura, la administración, las fuerzas de seguridad… Lo que significó la continuidad en los ataques contra la población que seguía luchando por una auténtica democracia.
En ese contexto de continuidad es donde se sitúan agresiones como las del 8 de julio de 1978 en Iruña, y tantas otras llevadas a cabo para romper la resistencia popular al pacto establecido con los aparatos de la dictadura, garantizando la impunidad y su permanencia en el poder, demandando una autentica ruptura democrática.
¿Se ha conseguido en estos 50 años el acceso a la justicia por la agresión perpetrada por la policía armada en las fiestas de julio de 1978 en Iruña? La respuesta es un no rotundo. La judicatura se niega en redondo, utilizando todas las triquiñuelas legales posibles, a reabrir los sumarios por aquellos sucesos que se saldaron con ningún procesado. A pesar de que se han presentado nuevas pruebas y documentos que, en su día, el Gobierno negó que existieran.
De esta forma nuestras demandas sufren el mismo destino que las más de 115 querellas presentadas en el Estado español exigiendo la investigación judicial por los crímenes contra la humanidad cometidos durante la dictadura y la transición: todas ellas inadmitidas.
Son cientos de miles, entre las que se encuentran los familiares de Germán Rodríguez, de Joseba Baradiaran, las personas heridas, que han padecido graves violaciones de derechos humanos, que siguen luchando por el derecho a la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición. Y a quienes las leyes de memoria únicamente les garantizan unos reconocimientos administrativos, omitiendo deliberadamente cualquier actuación que facilite el acceso a la justicia.
Estos 50 años han estado bastante alejados de una auténtica libertad y democracia. Por el contrario, han sido 50 años de mantenimiento y consolidación de una impunidad que impide la investigación de crímenes como los cometidos contra la población de Iruña en julio de 1978, entre otros muchos. Lo que resulta incompatible con una regeneración democrática, que sigue siendo necesaria, hoy día, para expulsar de las instituciones las múltiples lacras heredadas de la dictadura que aún perviven, y para hacer frente al avance de formaciones de ideologías totalitarias.
Por todo ello, este 8 de julio de 2025, seguimos concentrándonos en demanda de verdad, justicia, reparación o garantías de no repetición, por los sucesos de Sanfermines de 1978, porque estamos convencidos de que siguen pendientes, y porque el empeño en su consecución es la perseverancia de una sociedad por acabar con el modelo de impunidad español y conseguir una sociedad más justa, igualitaria, libre y democrática.
¡No son 50 años de libertad, son 50 años de impunidad. ¡Ni uno más!
Firman esta carta: Mentxu Velasco Fleta, Miren Egaña Descarga, Piru Zabalza Goicoecheandia y Ramón Contreras López Componentes de la Iniciativa Popular Sanfermines78: Gogoan Herri Ekimena