Mundo animal. Listado positivo
Los listados positivos están hechos para que el gobierno del Estado decida qué especie de animales se pueden tener y cuáles no. Parece razonable, pero la experiencia dice que estas ordenanzas por listas para regular la tenencia de determinados animales por la población puede variar según el criterio de legislador. Sí, es verdad que algunos animales no se pueden tener de cualquier forma, tales como leones o tigres o jirafas en un domicilio residencial, debido a su tamaño o grado de peligrosidad, pero esto no se cambia con un listado positivo prohibidor, sino con una regulación como es debida, núcleos zoológicos, un espacio adecuado para dispones de ciertos animales.
En estos últimos años, la situación de los animales se ha disparado debido al animalismo y el ecologismo radical que han llegado a tener poder político y cargos referentes al tema y han llegado a legislar imponiendo su criterio de libertad aparente y de seguridad pública a simple vista. Y han desatado una polémica con las acciones prohibicionistas del Miteco (Ministerio de Transición Ecológica) y el Consejo de Derechos de los Animales, acciones que han sido desde el ámbito ideológico muy persecutorias prohibiendo tener toda clase de animales que no sean perros y gatos, anulando núcleos zoológicos o dificultándolos al máximo, eliminando el CITES, que es vital para la supervivencia de muchas especies. Luego, han declarado ilegales a animales que han sido criados legítimamente en la Comunidad Europea, los cuales han pasado a la clandestinidad con una atención veterinaria clandestina o denunciados y deportados a sus supuestos países natales, como los 34 loros yacos que han sido deportados de mala manera al Congo. Un país que padece una intensa guerra civil, el cual debería recibir víveres y no 34 pobres pitiácidas, que lo más probable es que lleguen muertas y si lo hacen, ya no van a poder vivir salvajes por estar ya domesticadas, sino también por las enfermedades que puedan llevar al entorno selvático. Esas aves su fin va a ser acabar siendo devoradas o adquiridas como mascota por un gerifalte. A un criador gallego de loros le incautaron sus loros criados legítimamente y luego a saber cómo acabaron. A una pobre señora jubilada, de Madrid, le requisaron su loro que lo tenía desde hace 20 años, y no se lo devolvieron porque le faltaba la anilla que en el momento de su compra no hacía falta y hoy sí. Entretanto, a la pobre señora la están despojando de su compañero de vida y al propio loro de su entorno, que lo añorará tanto como su entorno.
Si el gobierno actual del Estado hace el listado positivo siguiendo las políticas prohibicionistas radicales que empezó Podemos, la mayoría de los animales serán ilegales y será malo para ambos, tanto personas y animales ilegalizados, porque habrá tráfico ilegal masivo de especies, atenciones veterinarias clandestinas, se separará a la gente de lo que más quiere, y habrá muchos abandonos, lo cual generará mucha más cantidad de especies introducidas como la cotorra argentina y el mapache. Cada uno es libre de elegir la mascota que quiera mientras tenga condiciones y conocimientos suficientes para hacerse cargo de la misma. Todas estas leyes hechas desde el fundamentalismo animalista y ecologista radical no sirven para nada más que para separar al hombre de otras especies.
Si uno quiere tener un animal x, como puede ser un serval, lo podría tener perfectamente en un espacio grande, y se tiene que informar bien del carácter general de esta especie y de cómo gestionarlo y con su seguro de responsabilidad civil, como el caso de los perros llamados raza peligrosa. El mismo ejemplo se repite con reptiles peligrosos, como los venenosos o los que pueden causar algún daño. En una instalación apta para ellos y con sus medidas de seguridad, con su número de registro, como las armas de fuego y su seguro de responsabilidad civil y con un carnet de manipulación de animales venenosos similar al del de manipulador de fitosanitarios, se pueden tener perfectamente, como se hace en países como Alemania, Canadá, Austria, Holanda, Reino Unido o Colombia.
En Francia y otros países europeos hacen un grupo de sueros antiofídicos, en el cual pagando una cuota, te meten en él con un convenio para los antídotos de todas las especies venenosas, concretando ese tema. De la misma manera que se pueden tener rapaces y otro tipo de animales si se aprende con experiencia. Si se trata de especies que se ha demostrado que se pueden naturalizar como las (trachemys scripta), hay otros caminos a escoger que no sea la prohibición arbitraria, en algunos sitios lo que hacen es si vas a tener una especie invasora, es meter al animal en un número de registro, con su microchip que quede registrado en el sitio donde va a vivir dicho individuo asegurando que no se va a escapar.
La mayoría de las especies llamadas invasoras, aunque la naturaleza no conoce fronteras, no han venido de la mascota sino de la globalización, de la pesca, como fue el caso de los cangrejos, y de las sueltas que han hecho algunos ecologistas con los visones americanos que pusieron en jaque al visón europeo.
Si partimos de la base de que todos los animales, mal llamados exóticos, son potencialmente invasores, no acabaríamos, porque habría que empezar por los gatos y perros, que también se han llegado a asilvestrar y la ganadería, que con ella ya hemos modificado mucho los montes y los pastizales.
El vínculo que une a las personas con los animales, mal llamados exóticos, es tan fuerte como con los perros y gatos, aunque la gente diga a simple vista y desde la más pura teoría que los animales no tradicionales no son mascotas, y luego lo conviertan en ley desde la más pura simpleza.
Hay que conocer y ver casos como los cetreros, que estrechan muy buenos vínculos con sus aves rapaces tanto nocturnas como diurnas, hay gente que ha llegado a tener osos y han sido uno más de la familia, y gente que tiene reptiles y estrecha muy buenos vínculos con ellos. Se han dado casos de serpientes que han dejado de ser agresivas con sus dueños y que han notado mucho otra mano que las cuida por estar acostumbradas al mismo amo. Casos palpables son las cobras reales que a pesar de ser venenosas, las criadas en terrarística que han llegado hasta a reconocer a su dueño.
Se ha demostrado que esto no perjudica a las especies salvajes, y se pueden dar varios ejemplos, ¿cuántos conejos se crían al año de mascota y de granja? ¿Y esto ha acabado con los conejos en el campo? Pues no, porque el campo está lleno de conejos, el mismo ejemplo se puede poner en las rapaces, el halcón peregrino ya no es un ave amenazada y es el ave que más se cría para cetrería, lo mismo ocurre con los lobos, su amenaza no es que la gente los tenga de mascota siendo este el primer animal domesticado por el hombre, sino a las poblaciones salvajes que chocan con las ganaderías.
Con especies que ya se crían, el tráfico ilegal de animales no tiene nada que hacer, porque los animales acostumbrados al hombre no son como los salvajes. Las autoridades gubernamentales se deberían centrar en el tráfico ilegal de vida silvestre, no en quienes tienen animales ya nacidos con el hombre para expropiárselos como en las dictaduras. Toda la gestión de los animales debería estar legislada por gente que trabaje directamente con ellos y que haya desarrollado criterios más amplios acerca de los mismos, no de gente con una visión dogmática y limitada que solo quiere que nos limitemos a verlos en la naturaleza y listo.
Así solo los veremos de lejos y nunca los comprenderemos bien, y de paso si nos seguimos cargando la vida salvaje como lo seguimos haciendo, menos porque desaparecerán de mala manera. Hay que estar abierto a muchas opciones, no solo a una como quieren otros, se puede ser un buen ecologista tendiendo mascotas no tradicionales perfectamente, lo demás ya es dogmatismo e imposición de ideas callejeras.
El autor es técnico agroforestal