El futuro no espera. Y cuando un territorio decide esperar, pierde. Navarra eligió hace años lo contrario: anticiparse. Innovar no es un capricho ni una moda; es también una política pública que exige constancia y visión. Lejos de los tópicos de batas blancas y laboratorios relucientes, la innovación empieza con una decisión sencilla: no conformarse. Este nuevo Presupuesto del Departamento de Universidad, Innovación y Transformación Digital, que aumenta en más de un 6%, nos sitúa en ese camino.

Innovar con sentido implica planificar bien, invertir cuando toca y pensar en las necesidades de hoy sin perder de vista las de mañana. Y los datos confirman que Navarra está haciendo la tarea. Somos ya la comunidad española que más invierte en I+D en relación con su PIB. No es solo una frase con la que presumir; es el resultado de una apuesta real y sostenida en el tiempo. En un solo año, la inversión de nuestro territorio en investigación ha crecido un 39,5%, el mayor incremento del país, más de 6.500 personas trabajan en actividades de I+D y la Comisión Europea nos ha situado entre las once regiones consideradas “foco de excelencia innovadora”.

Estas nuevas cuentas refuerzan esa dinámica gracias a un incremento del 13,22% en materia de innovación. Un crecimiento que permite consolidar líneas estratégicas ya existentes y desarrollar otras nuevas. Por ejemplo, más de 6 millones de euros se destinarán a nuevas convocatorias pensadas para fortalecer el sistema navarro de I+D+i y mejorar la transferencia de conocimiento. Este Gobierno tiene un objetivo muy claro: que innovar en Navarra sea más fácil, más útil y accesible para empresas y sociedad.

Entre las novedades de la Dirección General de Ciencia, Tecnología e Innovación destaca una convocatoria de 1,3 millones de euros para renovar el equipamiento básico de los centros tecnológicos y de investigación. La ciencia avanza rápido, y nuestras infraestructuras deben acompañar ese ritmo para que Navarra no se quede atrás. También reforzamos el apoyo a las pymes, facilitando su conexión con los agentes del ecosistema innovador, y aumentamos casi un 20% los recursos destinados a la divulgación de la Ciencia, la difusión de la I+D+i y el fomento de las vocaciones STEM. Porque sin cultura científica, la innovación llega con retraso y avanza peor.

A esto se suma un impulso decidido a la compra pública de innovación, herramienta a la que destinaremos unos 700.000 euros, y que convierte a la Administración en motor de nuevas soluciones que mejoran los servicios públicos y generan nuevas oportunidades para nuestro tejido empresarial. Todo esto con un nuevo telón de fondo normativo gracias a la actualización de la Ley Foral de Ciencia y Tecnología; así como a la elaboración de un nuevo Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación de Navarra.

A la vez, seguimos con la transformación digital de la Administración Foral. Son cuestiones que no siempre se ven, pero que afectan directamente a la vida diaria: telecomunicaciones, centros de datos, servidores, sistemas de ciberseguridad… Infraestructuras críticas sin las que no funcionarían ni la atención ciudadana, ni las comunicaciones de emergencias, ni la conexión en zonas rurales. Precisamente, este presupuesto garantiza su mantenimiento y su refuerzo. Además, con las nuevas cuentas también impulsamos nuevas plataformas de datos y soluciones de Inteligencia Artificial para simplificar trámites, automatizar procesos y reducir tiempos de gestión entre la ciudadanía. Esto implica menos papeles, menos esperas y, por tanto, una Administración más ágil. Asimismo, mantenemos el compromiso por reforzar, con un incremento del 23%, los programas de capacitación digital para que ninguna persona quede atrás.

Por último, el tercer gran eje es la consolidación y el mantenimiento de nuestro potente sistema universitario, la mayor fábrica de talento que disponemos en Navarra. Al margen de las grandes cifras del convenio de financiación acordadas con la Universidad Pública de Navarra (UPNA), y que suman casi 400 millones de euros para los próximos años, este presupuesto también refuerza lo que de verdad sustenta a una universidad fuerte: mejores condiciones para el profesorado, más igualdad de oportunidades para el estudiantado y una mayor capacidad investigadora en nuestros centros académicos.

Las becas y ayudas universitarias superan ya los 3,7 millones de euros, un incremento cercano al 2% que consolida un sistema donde el talento es la única cima. Además, se pone en marcha el Programa María Goyri para reforzar progresivamente las 30 plazas de profesorado ayudante doctor, avanzando en el rejuvenecimiento y la estabilidad docente, según señala la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU). Se prorroga el programa de atracción de talento internacional WIT, lanzamos la nueva convocatoria ANDIA para incorporar personal investigador y avanzamos en la ampliación del campus de la UPNA en Tudela. A ello se suma el refuerzo de infraestructuras y centros estratégicos como BIOMA (Universidad de Navarra) y el Centro de Industrialización y Robótica aplicada a la Construcción y la Arquitectura (BAI).

Conviene recordar, frente a los augurios catastrofistas de algunos sectores políticos, que todo esto es posible porque Navarra cuenta con unas finanzas públicas sólidas. Esto es así. Somos la comunidad con menor endeudamiento del país, conservamos la máxima calificación crediticia de Standard & Poor’s y encadenamos siete presupuestos consecutivos aprobados, liderando además la inversión social per cápita en el Estado. Fruto de esta estabilidad, hemos podido mejorar la fiscalidad del IRPF para el 70% de los y las contribuyentes, así como reducir el Impuesto de Sociedades a quienes apuestan por el empleo y la igualdad. Gobernar bien es lo que nos permite avanzar.

Con estos nuevos Presupuestos estamos construyendo el futuro. Invertimos en quienes investigan, en quienes se lanzan a la piscina del emprendimiento, en quienes estudian y en quienes hacen uso de los servicios públicos. Y lo hacemos con el objetivo de que Navarra se anticipe y lidere los retos y desafíos que tenemos por delante.

El autor es consejero de Universidad, Innovación y Transformación Digital