pasó lo esperado. El precio de las entradas (115-135 euros) cohibió a muchos aficionados y como consecuencia se vieron así numerosos huecos en las gradas de El Sadar. Se consiguieron vender 312 y hubo entre 2.000 y 2.500 invitaciones. No estaban todos los que eran, pero eran todos los que estaban. Y con ellos, con los 15.978 espectadores que presenciaron el encuentro, hicieron que apenas se notara el descenso de afluencia, con numerosos cánticos y el incansable apoyo a Osasuna durante todo el encuentro.
"Ongi etorri infernura" ("Bienvenidos al infierno"). Con esta pancarta recibían los Indar Gorri a los jugadores del Real Madrid antes de que empezara el encuentro como advertencia de que este campo no es un campo cualquiera, ni si quiera para los grandes, que miran a El Sadar con mucho respeto. Así, el propio Real Madrid, solo había conseguido hasta la fecha una victoria en los últimos cinco encuentros de Liga jugados en este estadio, que se produjo en 2011 con un resultado de 1-5, con goles de Benzemá, Cristiano Ronaldo (2), Higuáin (2) y Nino para Osasuna.
La hinchada rojilla estuvo con el equipo en todo momento, antes incluso de que empezara la tan ansiada batalla. Se desplazaron en manifestación hasta el estadio, bajo la vigilancia de la Policía Nacional, y con una pancarta blanca que dejaba ver el mensaje de Beti Gorri. Las bengalas y los diferentes cánticos, entre los que destacaron los dirigidos al apoyo del canterano José García, caldeaban el ambiente. Aunque todo ello, sin provocar incidencias.
Dentro de El Sadar, el incondicional y tradicional Riau-Riau daba paso al inicio del encuentro. Con el paso de los minutos el público fue entrando en escena, más si cabe, y se dejó la garganta por su equipo con el Qué miedo me da, qué miedo me da, ser del Madrid y jugar en El Sadar, que ya baticinaba lo que no tardaría en llegar: el primer gol rojillo. Oriol Riera aprovechó un buen centro con el exterior del lateral Marc Beltrán que hizo rugir por completo al infierno. Fuera, los 4.000 aficionados, que se habían agolpado en las puertas de Graderío Sur y Preferente con Gol, mostraban su nerviosismo por el retraso con el que accedieron a sus localidades, algunos incluso media hora más tarde del inicio del partido.
Como era de esperar también hubo para el otro bando. La estrella del conjunto merengue, Cristiano Ronaldo, no brilló sobre el campo pero sí sobre la grada, que no se olvidaba de su presencia. Ese portugués hijo de... es fue el más sonado, y el más conocido por el protagonista en cuestión. Aunque la hinchada rojilla también se acordó de su nominación al Balón de Oro con lo que ironizaron cantándole Cristiano Ronaldo Balón de playa. Tampoco faltaron los típicos cánticos que forman parte del repertorio rojillo, tales como Lo lo lo lo..., Que bote El Sadar, A por ellos... Jo Ta Ke Irabazi Arte... (Luchar hasta ganar), entre otros.
Todo el estadio se desbordó con el 2-0 e hizo que los decibelios aumentaran todavía más. El momento de mayor descontento llegó con la expulsión del Gato, que dejaba la igualdad numérica sobre el campo, y con el definitivo empate, aunque la grada no dejó de dar muestras de apoyo incondicional hasta el final.