La fe salva a Osasuna
VICTORIA VITAL | El equipo de Mateo sufre para ganar al albacete, pero rompe así su mala racha gracias a una demostración de perseverancia, empujado por un público sobresaliente
pamplona - Osasuna quebró por fin su racha de encuentros sin ganar y lo hizo con un marcador ajustado, tras muchos minutos de sufrimiento, recomponiéndose tras encajar el gol del empate y realizando una gran demostración de fe, de perseverancia. Si el ánimo de los jugadores no se quebró y los rojillos nunca estuvieron derrotados, habrá que buscar parte de ese espíritu reforzado en la entrega de una grada que bombeó oxígeno al equipo. En un partido al borde del ataque de nervios, cada uno se sabía su papel y los del césped corrieron como condenados y los de la grada se quedaron sin voz. Osasuna mezcla a las mil maravillas en estas proporciones e incluso la fortuna se comporta de otro modo ante semejante agitación.
Como no podía ser de otro modo, Osasuna se impuso al Albacete en un encuentro con apuros, como corresponde a un equipo maltratado por la acumulación de resultados adversos -doce partidos sin ganar se dice pronto-, con poco juego, arreones y, sobre todo, mucha tensión. El primer triunfo de la época Mateo debe constituirse en el primer paso para la salvación en este final de Liga aterrador, en el que hay tanto en juego que la presión se presenta insoportable. La victoria de ayer es una momentánea válvula de escape, una recarga de las pilas y un latigazo al evidente desánimo que se ha venido colando en este club desde todas las rendijas.
Oier, resumen de las virtudes del osasunismo militante, jugador añorado cuando estuvo lesionado, reintegrado para el grupo en cuanto pudo competir, le puso toda la pasión al derechazo que soltó desde el borde del área, en el primer minuto del partido, y que supuso el gol para los suyos. Qué mejor manera que empezar un encuentro que poniéndose por delante. Reforzado en su ánimo, Osasuna asumió el mando de la primera parte más por su entusiasmo, pelea y entrega que por control del juego. Atrevidos y presionando desde el primer metro de la salida del balón, los rojillos ofrecieron un derroche físico apreciable ante un rival poco tranquilizador. Las incursiones del Albacete fueron las de un equipo decidido, también conocedor de sus recursos, que buscó la velocidad de sus futbolistas de banda para ofrecer un interesante suministro de balones al área. Osasuna sembró su expediente de ocasiones como para haber sentenciado por empuje el encuentro. Con poca burocracia a la hora de armar su juego, los hombres de Mateo aparecieron con frecuencia en posiciones de remate, cerca del área, arrastrando al error a sus rivales, con poco metros para pensar en las postrimerías de su meta.
El Albacete es un buen ejemplo de los efectos beneficiosos que una clasificación desahogada provoca en algunos. El conjunto manchego, hundido en la primera vuelta -menos ante Osasuna, que también recibió allí de lo suyo-, anda ahora con otro porte desde que ha ido encadenando buenos resultados y ha puesto tierra de por medio con la zona baja. En la primera parte, se mostró como un equipo organizado y con criterio a la hora de jugar la pelota; en la segunda, como han hecho otros, saltó al terreno dispuesto a enmendar la diferencia en el marcador, arrinconó a Osasuna en una serie de jugadas consecutivas sobre el área y en una de ellas marcó. La debilidad de la defensa volvió a revelarse como problema, porque un centro sobre el área pilló a un rematador solo, con la zaga a contrapié.
Osasuna vivió minutos de conmoción, más bien de pánico ante este escenario que se pone oscuro con un mínimo chispazo del rival. La entrada de Raoul Loé, en lugar del desafortunado Merino, le dio bríos y físico al equipo en el eje y ayudó a arrinconar a su oponente. El equipo de Mateo creció en esa zona por el poderío del centrocampista y el coraje del grupo y, con media hora por delante, el partido se convirtió en una exhibición de fe de los osasunistas, de los de la grada y de los jugadores. El Albacete perdió su buen tono con el paso de los minutos por culpa de la presión impenitente y constante de Osasuna, a quien no se le acababa las pilas al mismo tiempo que el fragor de la grada crecía.
Como en los buenos tiempos, cada córner se rugió como antesala del gol. Loé ya había hurtado un cabezazo a algún compañero mejor colocado por las ansias con las que buscó el remate en una de esas acciones desde la esquina, y un defensa bajo palos le había desbaratado un gol cantado tras una cesión excelente de Nekounam. En el tercer córner de su serie, con todo el fuego aéreo atizando al Alba -ahí estaban metidos junto a él Vujadinovic, Nekounam, David García-, el camerunés se coló por la espalda de todo el mundo y tocó con la cabeza lo justo para marcar el segundo. La fe por fin tenía recompensa para este equipo. El Osasuna de siempre está por ahí escondido. Es cuestión de encontrarlo.
estadísticas
Osasuna |Albacete
6Tiros a puerta2
5Tiros fuera5
5Ocasiones de gol3
12Faltas cometidas15
33Balones al área24
7Córners5
1Fueras de juego0
46%Posesión54%
9Intervenciones del portero15