“Con los cascos de música a tope, oí un ruido ensordecedor”
EL ATENTADO | Merino recuerda el ataque al bus del dortmund en el que marc bartra fue herido
pamplona - “Tres artefactos explosionaron al paso del autobús que transportaba a los jugadores del Borussia de Dortmund cuando se dirigían a su estadio para disputar un partido de la Champions, poco después de las siete de la noche, según indicó la Policía alemana”. Así comenzaba una de las informaciones que relataban el suceso que, el 11 de abril, se coló en la vida de Mikel Merino y su equipo; un ataque que hirió de gravedad a Marc Bartra en uno de sus brazos y extendió la ola del miedo, que es libre y no necesita muchas explicaciones.
El exjugador de Osasuna recuerda un suceso grave, vivido con confusión en el momento, pero que ha dejado imágenes muy claras, vivencias que no se olvidan. “Si tener un accidente pequeño con un coche, por ejemplo, te sube la adrenalina, que te hayan intentado matar poniendo una bomba en tu autobús la verdad es que es una locura. Si lo piensas fríamente, dan escalofríos”, recuerda el incidente camino del encuentro de Liga de Campeones, ante el Mónaco. “Estábamos todos en el autobús, concentrados para ir a jugar el partido. Íbamos más o menos todos concentrados, con los cascos (de música) puestos. Yo estaba sentado en la parte de en medio del autobús, llevábamos diez metros arrancados, superdespacio, para ir hacia el estadio desde el hotel y, de repente, se escuchó un ruido ensordecedor. Yo con los cascos con la música a tope oí un ruido que no había oído en mi vida”.
“Después”, continúa, “recuerdo mucho humo, el autobús que casi vuelca... Nos tiramos al suelo, no sabíamos qué pasaba, estábamos muy asustados, con toda la gente gritando. No sabíamos qué hacer, pensábamos de todo, que ahí parados podía venir alguien con armas y que podían comenzar a disparar, no sabíamos si había más bombas delante... Fueron momentos de mucha incertidumbre y frustración, una locura que por suerte se ha quedado en una anécdota. La gente, desde fuera, creo que no ha percibido lo que fue. Hablan de un par de cristales rotos en el autobús, pero si llegan a explotar bien las bombas, creo que no hubiésemos estado aquí contándolo”.
“Después de las explosiones, seguimos adelante, el conductor estaba en estado de shock, porque no oía nada del oído más cercano a donde habían explotado las bombas. Seguimos cien metros más con el autobús, la gente se empezó entonces a bajar”, prosigue. “Yo, lo primero que hice, fue coger el teléfono móvil para llamar a mi madre y decirle que estaba bien, escuchar su voz, contarle. Estuvimos un rato ahí, Marc (Bartra) estaba con la mano sangrando, tenía problemas... Fue todo rápido y controlado, la ambulancia llegó en diez minutos, los cuerpos de seguridad también aparecieron pronto y todo se fue tranquilizando, pero estuvimos en todo momento con ese runrún por dentro por el atentado y la bomba”.
Bartra comentó hace unos días que después de semejante experiencia la vida se mira de otro modo y Merino no anda muy allá de ese pensamiento. “En el momento fue todo una locura. No te acabas de creer que eso te pueda pasar a ti, parece que son cosas que están muy lejos de tu mundo, pero en un visto y no visto desapareces. Da igual la edad que tengas, te sirve para darte cuenta de que tienes que valorar mucho las cosas, no sabes cuándo va a ser tu último saludo, tu último rato con tus seres queridos, y después de una situación de éstas, valoras mucho más la vida. Es un palo fuerte, ahora veo las cosas con otros ojos”. - J.S.