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Osasunismo al cuadrado

Los hermanos Miguel y Javier Flaño son gemelos hasta para las lesiones. Ambos se rompieron la rodilla el pasado curso y ahora quieren hacer borrón y cuenta nueva para olvidar sus problemas y el descenso del club de sus amores

Osasunismo al cuadradoPATXI CASCANTE

el apellido Flaño está ligado a la historia de Osasuna desde hace muchos años. En algunos casos, por Miguel; en otros, por Javier. Pero la realidad es que estos dos hermanos son exponentes vivos del osasunismo. Sentarse a charlar con ellos es como mantener una conversación con dos aficionados más del club.

La sonrisa ha vuelto a la cara de los gemelos Flaño (Noáin, 19/8/1984). Las graves lesiones de rodilla que sufrieron ambos el pasado curso les hicieron perderse buena parte de los encuentros de un aciago retorno a Primera, pero ahora la historia ha cambiado. “Me encuentro muy bien”, dice Javier. “Soy uno más. En algunas acciones me falta un poco de confianza, pero es algo normal y estoy en buenas condiciones”, añade. El discurso de su hermano Miguel resulta similar, ya que se encuentra en el tramo final de su recuperación y rebosa ilusión. “Las dos primeras semanas he ido un poco por mi cuenta”, cuenta, “pero ahora me encuentro muy animado porque estoy entrenando casi todo el tiempo al mismo ritmo que mis compañeros. Evidentemente no es una lesión que, cuando vuelves con el grupo, significa que estás a tope, al 100%, pero estoy en ese momento en el que voy cogiendo confianza y probando que la rodilla me funcione en diferentes acciones y me voy encontrando a gusto. No hay que marcarse plazos, sino entender tus sensaciones. Poco a poco, aunque ya tengo ganas”, analiza Miguel.

Lesiones de esta gravedad hacen que el jugador tenga que ser fuerte mentalmente para pode afrontar un proceso de recuperación tan lento. Y los Flaño lo son, al menos según el relato de Miguel: “Hemos hablado de que de todo se aprende. Todo lo que nos ocurre tiene su parte positiva, pero es verdad que es una lesión exigente y dura. Hay momentos en los que te sientes muy limitado y llegas a pensar cómo vas a salir, pero también eso te hace más fuerte mentalmente, ya que te lleva a situaciones límite. A veces tienes un margen de mejora muy pequeño y eso pone a prueba tu constancia. Me ha hecho aprender y así me la tomé desde el principio. Estamos en una edad avanzada para el fútbol, pero para mí es un aliciente volver a buen nivel y competir a tope. Es lo que más motiva para seguir trabajando”.

Para dos de los pesos pesados del vestuario rojillo, asistir al descenso del equipo sin poder ayudar se convirtió en una situación muy dura para ambos. Javi reconoce que “en algunos momentos me sentí muy impotente. No poder estar me costó mucho. Nos gustaría haber estado, pero ahora no queda otra que pasar página y coger esta temporada con ilusión”. Y Miguel refrenda el sentimiento de su hermano: “En esos momentos en los que la dinámica era negativa, uno echa en falta estar más cerca de los compañeros para aportar lo que has aprendido de otros a lo largo de los años. Lo echamos en falta. Desde fuera tratamos de aportar, pero fue un año duro y complicado”.

Elogios para la afición A los Flaño les dolió el descenso, pero buscan la parte positiva y la encuentran en la afición. Así lo entiende Miguel: “Uno debe saber dónde está. No nos engañemos: Osasuna es de los socios. Eso es lo que sustenta todo. Siempre he pensado que Osasuna es un club fuerte por nuestra masa social y por el sentimiento de pertenencia que tenemos todos los aficionado. Mientras esto se mantenga, vamos a ser fuertes, independientemente del puesto en el que quedemos. No sé si a corto, medio o largo plazo volveremos a Primera, pero lo haremos, ya que la afición de Osasuna es muy fiel y tenemos que estar orgullosos de eso y de todo lo que hemos pasado como club”.

El capitán rojillo sabe de qué habla y revela que trata de transmitir este sentimiento a los nuevos integrantes del vestuario del conjunto navarro. “Tenemos que saber que eso es una responsabilidad añadida por jugar aquí. Pero no en el mal sentido, sino en el bueno. Se trata de una responsabilidad que genera disfrute. Es una maravilla jugar en un estadio lleno o ir a cualquier lado y que haya una camiseta de Osasuna en la grada o en la calle. Y eso los veteranos tenemos que saber transmitírselo a los nuevos y a los jóvenes”, comenta Miguel. Su hermano Javier remata: “No sólo eso. Lo que hace única a esta afición es que las constantes muestras de apoyo que están teniendo este año no son fruto de algo puntual, sino que se llevan repitiendo desde hace muchos años. Yo voy a El Sadar desde que tengo uso de razón y la gente te va sorprendiendo año tras año. Es una baza que tenemos. Y en una Liga tan igualada, esta afición te da puntos y nosotros tenemos que hacer que se vayan orgullosos a sus casas”.

La prueba de que la afición de Osasuna nunca falla es que ayer, en el primer día de concentración de los rojillos en Boltaña, se vieron camisetas rojillas en las gradas del campo de entrenamiento. Y una de ellas, la de un joven seguidor, llevaba el nombre de Javi Flaño en la espalda. “Creo que nos ven como a uno de ellos, unos rojillos más”, dice el lateral . “Nos pasa a nosotros, a Roberto (Torres) y a Oier. Donde más he vivido este sentimiento de pertenencia a un club es aquí, y eso exige una responsabilidad y estar a la altura”. Su hermano Miguel también se siente valorado: “Pero no sólo por lo que se ve, sino porque, cuando vas paseando por la calle mismamente, hay gente que se te acerca para animarte. Los nuevos tienen el empuje novedoso, pero para nosotros es importante que el trabajo se vea reconocido por mucha gente. Se agradece mucho. El hecho de llevar mucho tiempo en el equipo creo que tiene un componente de exigencia. Todo el mundo espera algo más, superarte cada año. Y eso también intentamos transmitírselo a los chavales que están empezando. El futbolista tiene que crecer”.

Una meta, pero sin obsesión Los Flaño no se muerden la lengua y ven al equipo con posibilidades de hacer algo grande esta temporada, pero no ven positivo hablar del ascenso tan pronto. Prefieren ir paso a paso. “La ambición y el objetivo es muy claro y no es otro que el máximo, pero no creo que hablar ahora de ascenso nos lleve a ningún lado”, opina Javier, para el que lo importante ahora es “hacer equipo”. “Tenemos potencial en la plantilla”, continúa, “pero hay que demostrarlo. Ayudados por el cuerpo técnico, que lo tiene muy claro, estamos poniendo el nivel de exigencia muy alto. Los nombres no hacen que estés arriba. Tenemos que ser fuertes y transmitir a la gente esa fortaleza. Ese es nuestro objetivo a corto plazo”. Su hermano Miguel es de la misma opinión: “No podemos ni debemos esconder las capacidades que tiene este equipo y este cuerpo técnico, que además nos está transmitiendo sus conceptos y hay una comunión muy buena. A partir de ahí, tenemos que centrarnos en encontrar las máximas ambiciones nosotros mismos como equipo. Y luego ir día a día, ir sumando y haciendo equipo. Tenemos que ser generosos en el esfuerzo por encima de nuestras circunstancias personales para ser un equipo. Y tener claro que la Liga es larga y no acaba tras el primer partido, sino que son 42 jornadas. Todos soñamos con ascender, pero darle vueltas a esto ahora no nos aporta nada”. Si lo dicen los Flaño, osasunistas al cuadrado, habrá que hacerles caso.