Cada vez que un rival visita El Sadar da la sensación de que es peor de lo que había mostrado hasta entonces. Ayer fue el Mallorca, pero los ejemplos comienzan a ser numerosos. Y eso, obviamente, tiene un denominador común en forma de un Osasuna que, simplemente, ha conseguido que en sus partidos el rival parezca peor gracias al estilo y planteamiento rojillo.

Además, Osasuna ha conseguido convertir en un hábito el hecho de ganar en El Sadar. Algo que hace una temporada era casi tan complicado como sufrido ahora parece rutina. Y eso es un éxito tremendo de Arrasate y su equipo.

Ayer fue otro ejemplo. El Mallorca apenas inquietó a un Rubén que estuvo formidable en una parada a un lanzamiento de falta de Salva Sevilla pero que tampoco tuvo que intervenir mucho más. Los rojillos controlaron el encuentro a su gusto y realizaron un partido completísimo ante un rival que en la primera vuelta ha dado más de un quebradero de cabeza a más de uno.

Kike Barja fue el nombre propio del encuentro de ayer tanto por su gol y su asistencia como por el gran trabajo que realizó en la presión (de hecho el gol de Torres nace de un robo que él mismo realiza). Pero el encuentro coral en el día de ayer casi obstaculiza destacar a un solo jugador.

Y es que el plan de Arrasate salió a la perfección. Los centrales no sufrieron, pero estuvieron a un nivel muy alto cuando les tocó actuar. No hace falta recordar a qué temporada recuerda el juego que están desarrollando los dos Garcías, pero ciertamente recuperar esa dupla de centrales, con Aridane y Flaño guardando las espaldas, es algo que da mucha tranquilidad.

También realizó un partido muy interesante una pieza que se antoja fundamental, especialmente el próximo mes sin Lillo. Nacho Vidal mostró sus credenciales ofensivas siendo un dolor de cabeza para Estupiñán y Lago Júnior, pero también estuvo muy bien en la parcela defensiva contra dos jugadores como los arriba mencionados, que son unos portentos físicos.

Y si Osasuna es sólido atrás, la cantidad de magia que tiene el equipo rojillo de medio campo para adelante es una cosa de locos. Ayer, especialmente, destacó un Rubén García que no solo crea, sino que presiona como el primero. Si a este jugón le sumas un Torres espléndido, un Oier dominante, un Mérida comandante y un Villar que siempre es un peligro, además del mencionado Barja, Osasuna es un peligro.