PAMPLONA. Era cuestión de tiempo que llegara este momento, y la espera empezaba a hacerse larga, pero, al fin, el lunes fue el día. Tras una intensa noche de celebración en la plaza del Castillo, donde las emociones estaban a flor de piel, fueron cientos los rojillos y rojillas que, tras la fiesta del día anterior, se reunieron ayer en El Sadar para acompañar a los jugadores de Osasuna en su subida al centro de Pamplona, después de que el lunes consiguieran el ascenso a Primera División tras la victoria por 0-1 del Granada en Albacete.

En su mayoría, padres, madres y niños fueron los protagonistas del día de ayer en el acompañamiento de los rojillos a la salida en autobús a las 17.30 horas desde el estadio local. Al igual que en el ascenso anterior, los jugadores se desplazaron hasta el Casco Viejo de Pamplona en un autobús descapotado y con música para animar el ambiente. Una vez montados en él, todos los allí presentes saludaban a sus fieles seguidores, esos rojillos incondicionales que nunca fallan, en un recorrido que duró aproximadamente 45 minutos desde El Sadar hasta el palacio de Navarra, sede del Gobierno foral.

Durante el trayecto, que comenzó en el estadio, continuó por la avenida Zaragoza, llegó a la plaza Príncipe de Viana y finalizó en la avenida San Ignacio sobre las 18.15 horas. Numerosos aficionados se sumaron al desfile detrás del autobús que llevaba en volandas a sus recién ascendidos ídolos. Desde las ventanas de los edificios anexos, las fachadas se cubrieron de rojo por las banderas que ondeaban al aire los hinchas osasunistas que coreaban a los suyos.

Al mismo tiempo, los coches saluban al autobús, en el que jugadores y cuerpo técnico bailaban y cantaban las famosas canciones que han hecho historia en el club navarro, haciendo sonar los claxones .

Conforme avanzaba el trayecto, la marea rojilla que inundaba las calles de la ciudad crecía, hasta tal punto que, en la entrada del Gobierno de Navarra no cabía ni un alfiler. Allí, la presidenta del Gobierno, Uxue Barkos, esperaba a los deportistas para darles un recibimiento más que merecido. En el balcón, ante la atenta mirada de miles de personas, solo tuvo palabras de agradecimiento para el club pamplonés, que quizás esté viviendo uno de los mejores años de su historia. A continuación, el capitán del conjunto navarro, Oier Sanjurjo, dedicó unas palabras a los aficionados congregados en el exterior del edificio asegurando que, este ascenso, sin ellos no habría sido posible.

Tras el discurso del capitán un Arrasate emocionado tomó la palabra para dirigirse a su vez al público y confirmar lo expresado por Oier con palabras llenas de cariño y emoción en un momento tan dulce y especial como el que se vivió ayer en la capital navarra.

El presidente de Osasuna, Luis Sabalza, que también estuvo presente en los actos, contuvo las lágrimas a pesar de mostrarse muy feliz y emocionado.

Una vez finalizado el acto oficial, los jugadores arropados por toda esa marea roja, volvieronal autobús para dirigirse hasta el Ayuntamiento a hacer las presentaciones oficiales y donde cada uno de los jugadores tomó la palabra para expresar de forma personal sus particulares agradecimientos y dedicatorias. El ambiente, espectacular. Tanto, que parecía un seis de julio.