sistema - Dibujó ayer Arrasate a su equipo en un 4-2-3-1, con Oier y Brasanac en el doble pivote y con Mérida más adelantado en el vértice de ese triángulo. Una disposición que aplicaba presión, pero que terminaba alejando a Chimy en el repliegue y en inferioridad a la hora de pelear balones largos. Mérida aportó poco peso en el ataque y las llegadas tuvieron siempre como referencia los desdoblamientos de Estupiñán por banda más que el juego interior.