pamplona - Jugar de memoria no es cosa nada sencilla. Exige práctica intensa, entrenamiento, convicción grupal, ideario común y un objetivo. Jugar de memoria cuesta años hasta en los mejores equipos, en aquellos más compenetrados, disciplinados, concienciados y con buen pie. No les digo nada en aquellos conjuntos que tengan quienes vayan por libre, a los que no les convenza el guión, esos jugarán a otra cosa, pero ni pasarán a la historia ni sabrán nunca dónde está el compañero. La primera semana del caso Osasuna ha sentando a un once de acusados en el banquillo que han hecho malabares con el juego de su memoria. Capitaneados por el exgerente Vizcay, otra vez olvidadizo y contradictorio con ciertos asuntos que le embarran directamente, la alineación de los encausados ha empezado a trazar ahora, cinco años después de la confesión del exgerente, desmarques de ruptura para salirse del juego hasta entonces habitual e insípido.

Así, una vez que el exdirectivo Txuma Peralta, ya en la instrucción, había lanzado el pase al hueco, a Archanco y Pascual no les quedó más remedio que hacer lo posible por buscarle la espalda a la defensa que habían llevado hasta entonces. Por ello, con el reconocimiento de un incentivo al Betis por ganar al Valladolid -la prima a terceros de toda la vida- el escenario judicial ha dado un cierto vuelco que habrá que ver en las próximas semanas si se confirma. Las declaraciones de los encausados han dejado a lo largo de estos días ciertos silencios esclarecedores, lagunas en ese juego de memoria que hacen que aquí se juegue al sálvese quien pueda. Queda tanto partido como barro en el campo.

Ángel Vizcay

La voz cantante

El exgerente retorció lo justo su nueva declaración, teniendo en cuenta que estas manifestaciones que hizo el pasado martes en la vista oral son las realmente importantes para el tribunal. A Vizcay, al que le califican como la "voz cantante" de las reuniones con los jugadores e incluso de las decisiones de la junta directiva -a veces cuesta de creer en un tipo con esa pinta pusilánime-, no se le hizo mención y él tampoco aludió a lo largo del interrogatorio a que en su propia casa se habían hallado unos papeles con anotaciones sobre el supuesto préstamo de 600.000 euros que realizó el cuñado de uno de los directivos, José Manuel Purroy, según dijo Vizcay por la falta de liquidez del club y para hacer frente a los pagos ordinarios.

En verdad, lo que ponía en aquellos papeles manuscritos que guardaba en su hogar es que Vizcay había anotado ciertas cantidades económicas de relieve vinculándolos con el partido Osasuna-Sevilla del curso 2012-13 (penúltima jornada, victoria 2-1 que dio la permanencia a Osasuna).

También, aunque apenas dio detalles ni le cuestionaron, hasta en dos ocasiones dijo Vizcay haber entregado primas a terceros sin saber quién era el receptor. Así, en la 2012-13, entregó 150.000 euros a un supuesto empleado del Betis del que no sabe ni nombre ni cargo por el partido Betis-Celta. En la temporada siguiente, dio 250.000 euros en Barcelona a un empleado del Espanyol del que desconoce más datos para pactar un empate en la penúltima jornada que, según él, "dejaba vivo y con opciones a Osasuna". De entre todas las sorpresas tremendas que han surgido en torno a Vizcay en esta causa, no dejó de llamar la atención que, meses después de su confesión, quiso declarar de nuevo en el juzgado. Lo hizo para decir que uno de los jugadores del Betis con los que se reunió en un hotel de Madrid para cerrar un pacto era Xavi Torres, aunque al principio él lo identificó como Jordi Figueras. Decía Vizcay que había visto a Torres en los resúmenes de televisión, cuando le entrevistaban tras un Real Madrid-Betis. Pero Torres aclaró que en esa campaña, ya en la 2014-15, él no pudo jugar contra el Madrid (que estaba en Primera) porque el Betis competía en Segunda y tampoco se cruzaron en la Copa del Rey. La recuperación en un ejercicio memorístico sin igual de la identidad de Torres es otro de los múltiples enigmas de Vizcay.

El exgerente -principal señalado a la hora de confeccionar las facturas y el contrato con la empresa Flefield, adonde se justificaron 1,4 millones de euros que salieron de Osasuna-, declaró en la vista que la confección de las facturas la pudo efectuar el contable Tomás López y que el contrato de lo había entregado Ángel Ardanaz. Ambos, López y Ardanaz, defendió que conocían sus claves y accedían repetidas veces a su ordenador.

Miguel Archanco

El presidente y la prima

El expresidente Archanco admitió -cinco años después de que se abriera este procedimiento- que en la junta directiva, después de que Osasuna perdiera en la jornada 36 con el Celta en casa, se puso sobre la mesa la posibilidad de ofrecer un incentivo al Betis para que ganara al Valladolid en la siguiente jornada y así dejar con opciones a Osasuna. Archanco dijo que se le preguntó a Vizcay cómo hacerlo, porque "tú sabes cómo se hacen estas cosas" y se le preguntó al gerente cuánto pagar. Dijo que entre 300.000 y 400.000 euros y Archanco le respondió "pues ni un euro más. Aquello nos garantizaba más futuro si el Betis ganaba al Valladolid y era un riesgo a tomar". Archanco también justificó algunas salidas de dinero del club en efectivo que llevaban su firma: como adelantos económicos a Roberto Torres por su boda, a Oriol Riera por una inversión, al Sporting por el traspaso de De las Cuevas ya que "en Gijón no querían que figurara en las cuentas" y a la Universidad Católica de Chile por parte del traspaso del Gato Silva, que preferían desde Chile que fueran así, en metálico, por el cambio de moneda.

A su vez, al reconocer el tratamiento el junta de la prima al Betis, admitió junto a Juan Pascual que había firmado el reintegro de 400.000 euros que luego el director de la Fundación, Diego Maquírriain, se llevó en un neceser a Sevilla.

Txuma Peralta

El que ya lo admitió

El exdirectivo Txuma Peralta, el hombre de fútbol en aquella directiva de Archanco, no citó en su última declaración, como sí lo había hecho en la instrucción, que le constaba que la secretaría técnica de Osasuna había primado al Valladolid por ganarle al Deportivo (2012-13). En la instrucción, no en el juicio, declaró que por lo que él había conocido, antes de que él llegara allí, "era una cosa cuando menos habitual pagar incentivos a otros equipos por ganar".

Además, Peralta trató de salir airoso de la cantidad de llamadas que a partir de mayo de 2014 vinculan su teléfono personal, y otro que adquirió a nombre de Cristina Valencia, la inmobiliaria acusada, con un móvil prepago que la Policía atribuye a futbolistas del Betis, en concreto a Xavi Torres. Manifestó que le llamaron, sobre todo, porque Vizcay no les cogía el teléfono. Durante la investigación, Peralta también había dicho que en el coche del Betis en el que se entregó dinero había 4 personas, no tres, y que la prima se había hablado en junta. Quizás por ello Archanco y Pascual tuvieron ahora que admitirlo.

Antonio Amaya

El futbolista discrepante

Desde el inicio del proceso, Antonio Amaya, futbolista del Betis en la temporada 2013-14, fue un verso libre y discrepó de la versión de sus compañeros. Él sí reconoció, y lo ha hecho en el juicio, que hubo una reunión con el gerente de Osasuna, Ángel Vizcay y con el directivo Txuma Peralta en un hotel de Madrid para pactar un incentivo porque ganaran al Valladolid. Se le olvidó, como sí había dicho antes en el juzgado, mencionar que era por una cantidad de 400.000 euros y que en la reunión se encontraba también el que por entonces era su compañero, Xavier Torres, otro de los acusados. Amaya se mantuvo, y eso sí hizo en la instrucción, en que no les habían pagado.

En sus manifestaciones anteriores, el defensa subrayó que los cuatro encausados por entonces (los tres de ahora más Jorge Molina) conocían el pacto, que luego iban a repartir el dinero con toda la plantilla y que Jordi Figueras había sido quien había propiciado la reunión al hablar con alguien de Osasuna. Vizcay señaló que el contacto que podía tener Figueras en Osasuna era el jugador por entonces rojillo Damiá. Amaya trató de justificar por la venta de un coche el informe patrimonial de Hacienda que decía que a partir de junio de 2014 apenas sacaba dinero del cajero cuando antes sacaba a una media de 2.300 euros al mes.