Pamplona - Los que fueran miembros de la junta gestora de Osasuna en el verano de 2014 -la época más convulsa del club tras la dimisión de la directiva presidida por Archanco y el descenso a Segunda División con una deuda ingente a cuestas- coincidieron ayer al acudir como testigos en la novena sesión del juicio en señalar que Ángel Vizcay, que todavía era gerente a su llegada, manejaba las cantidades en metálico de la caja del club y apuntaron asimismo que negoció traspasos de futbolistas a sus espaldas. Como ejemplo de esa actividad intensa y personalísima del exgerente, el que fuera presidente de la junta gestora, Javier Zabaleta, recordó que uno de los hechos que plasmó la desconfianza plena que él y los miembros de la gestora mostraban hacia Vizcay fue que tuvieran que enterarse a través del presidente de la Liga, Javier Tebas, que el gerente estaba negociando por 1,1 millones de euros el traspaso de Andrés Fernández al Getafe. "Se dedicó a gestionar su traspaso porque nosotros no teníamos firma, el único autorizado era Vizcay y Tebas me dio por hecho que había vendido a Andrés al Getafe por ese precio cuando el Oporto estaba dispuesto a pagar 2,6 millones". Por una situación así, o porque Vizcay "no era partidario de pagar impuestos y prefería pagar en metálico, por lo que tuvimos que decirle que pagarle a Hacienda era crucial", fue por lo que Zabaleta y sus compañeros de junta le advirtieron de que "no se le ocurriera actuar a nuestras espaldas". El que fuera también miembro de la gestora, Luis Ibero, declaró que a Vizcay hubo que "llamarle al orden para decirle que no tenía competencia para una gestión como la de negociar un traspaso".

LA INFORMACIÓN INSEGURA La desconfianza manifiesta hacia Vizcay la extendieron los miembros de la junta gestora de Osasuna al que fuera auditor del club, Adolfo Suárez, que les hizo firmar una carta de manifestaciones en la que daban por veraces las facturas de Flefield que ellos nunca habían visto ni conocían con qué se correspondían, aunque se elevaban a un importe de 1,4 millones. La gestora alega, por tanto, que "no teníamos ninguna confianza en quién gestionaba aquello, pero si el auditor denegaba la opinión corríamos un riesgo serio de descender a Segunda B. Era una información insegura la que nos daban, pero no teníamos ninguna otra, no habíamos podido hacer una auditoría para saber algo más allá. Al llegar a esta situación, estás absolutamente en manos de quien estaba allí", expuso Zabaleta. Ninguno de los integrantes de aquella gestora dijo haber conocido a qué obedecía el descuadre existente en la caja del club, ni el vacío documental que existía para justificarlo. "No sabíamos ni cuánto dinero faltaba, ni cuánto quedaba por justificar", concluyeron.