Pamplona - Una leyenda bética como futbolista, el argentino Gabriel Humberto Calderón, pasó el mal trago de ser el entrenador del equipo andaluz durante cuatro meses en la temporada 2013-14, en la que consumó su descenso a Segunda en un curso deplorable. Calderón llegó al club en enero y siguió hasta final de temporada, cuando ya separó su camino de la andadura del Betis por Segunda. El técnico, de 59 años, dirigía hasta hace tres meses al Persépolis de Irán, el club más popular de Asia y al que llevaba primero en la Liga de su país. Pero decidió dejar el club por las discrepancias con los responsables de la entidad. Ayer, acudió al Palacio de Justicia de Navarra, en un viaje desde Buenos Aires y con paradas en Qatar, Málaga y, por último, en Pamplona (donde dejó una fotografía de su Instagram frente a la fachada del Ayuntamiento), para declarar en el procedimiento judicial y dejó varias sentencias que sonaron rotundas.

Así, negó que el equipo sevillano se dejara ganar en el partido Osasuna-Betis y llegó a afirmar que, en caso de que hubiera sabido que alguno de sus jugadores cobra dinero por perder, lo denunciaría públicamente. Calderón destacó que nunca se reunió con representantes de Osasuna para recibir dinero por perder en Pamplona ni ningún jugador le comentó nada al respeto. Señaló que el encuentro en El Sadar fue “normal” y aseveró que, previamente, ya había advertido a sus futbolistas. “Si veo un jugador que no juega para ganar, lo denuncio públicamente”, aseguró que les dijo en el vestuario y que había lanzado similares peroratas en las ruedas de prensa de final de temporada. Aunque en los dos últimos partidos contra Valladolid y Osasuna ya estaban descendidos, el entrenador comentó que el Betis tiene un “prestigio” a defender y a sus jugadores les dijo “claramente” que, si alguien iba a cobrar por perder, “hágase el lesionado, porque lo denuncio”.

Volvió a ver en vídeo el Osasuna-Betis Tras el encuentro contra Osasuna, dijo, como hacía siempre, volvió a ver el partido en vídeo “con mucho detenimiento” y no vio nada raro en el encuentro. De hecho, agregó, su equipo tuvo muchas ocasiones y pudo haber empatado en El Sadar. Acerca del Betis-Valladolid, indicó que lo único que recuerda es que el último tanto de su equipo fue “un golazo” que marcó Juanfran con un disparo casi desde medio campo. “Queríamos ganar, queríamos terminar (la Liga) lo mejor posible para cada uno de nosotros”, manifestó. Calderón aseveró, al ser cuestionado por si alguno de los jugadores acusados en el banquillo tenía especial ascendencia en el vestuario, que uno de los problemas que tuvo en ese equipo era “la falta de liderazgo”, que fue “una de las razones” por las que se fueron “a Segunda División”. En ese sentido, consideró que los exjugadores Antonio Amaya y Jordi Figueras, acusados en este juicio, tenían “cierta personalidad, pero no liderazgo absoluto, para nada”.

El Post-it

Un futbolista que jugó 2 Mundiales, ganó un Mundial juvenil y dejó hace tres meses de entrenar en Irán. El testigo estrella de ayer, en la sesión del juicio, Gabriel Humberto Calderón, no es un tipo cualquiera. En el Betis marcó a toda una generación que le vieron jugar como mediapunta de pie endiablado y zancada larga. Calderón jugó como internacional argentino los Mundiales de 1982 y 1990 y también se proclamó campeón mundial juvenil en 1979. Hace tres meses dejó de entrenar al Persépolis iraní.