s una feliz casualidad que Osasuna no esté esta temporada luchando en el barro por la permanencia, porque en esos casos su hinchada fiel suele ser una importante baza a favor frente a esos otros clubes en los que los aficionados desertan cuando el equipo va mal. En fríos partidos sin público, como si se jugaran en campos neutrales a miles de kilómetros, Osasuna no es igual de fiero que con la rojez detrás. Según nuestros cálculos -a ojímetro, claro-, parece que este año el abanico de puntos necesarios para la salvación puede estar entre 35 (los que ya tienen los rojillos) y 38 (una victoria más en los nueve partidos que le faltan). Por la comparación con pasadas temporadas, por la reñida pugna de Barça y Madrid por el título, por la no menos reñida lucha por las plazas europeas y por el afán de los de abajo de perder todo lo que pueden, esto está hecho o casi hecho. Pero, bueno, mejor llegar cuanto antes a 42 y dejarnos de cuentas.