- El regreso de Javier Aguirre (Ciudad de México, 1/12/1958) a El Sadar, donde ejerció como entrenador de Osasuna durante cuatro exitosas temporadas (2002-2006) en las que clasificó al conjunto rojillo para una final de Copa y una previa de la Liga de Campeones, no fue el deseado por el técnico azteca. Por un lado, porque al ser un partido a puerta cerrada se quedó sin el tributo que a buen seguro le habría brindado la hinchada local. Por otro, porque su equipo, el Leganés, se marchó de vacío al encajar un postrero gol que impide al conjunto pepinero acercarse a una permanencia que tiene ahora a 7 puntos, que pueden ser más si el Eibar logra hoy en Granada un resultado positivo.

Con estas premisas, podría deducirse que Aguirre volvió ayer a Pamplona sin pena ni gloria, pero la afirmación se aleja, y mucho, de la realidad, porque el mexicano, genio y figura, dejó su impronta de entrenador de la vieja escuela. Aguantó dos minutos sentado en el banquillo y después comenzó su particular espectáculo, dando indicaciones, lamentándose en cada error de sus jugadores (sobre todo en la finalización de las jugadas), interactuando con todos los miembros del equipo arbitral (charló con Alberola Rojas, pero también con sus linieres e incluso con el cuarto árbitro) y hasta discutiendo con algunos futbolistas de Osasuna.

Aguirre demostró con hechos los que dijo en una entrevista reciente con El País, en la que se mostró más partidario de apelar a las emociones de los jugadores que a la intromisión de la tecnología (el big data) para la preparación de los partidos. Por ejemplo, con Osasuna ya por delante en el marcador en la primera parte, el técnico del Leganés creyó que Sergio Herrera se demoraba más de la cuenta a la hora de poner el balón en juego, y se lo hizo saber. "Juega, juega, juega", le gritó desde la banda, palabras que también le dedicó en el segundo acto, incluso después del empate de su equipo.

Al cuarto árbitro también le volvió loco con sus apreciaciones e incluso se atrevió a intercambiar alguna palabra con el colegiado del encuentro, que entró al trapo, como también lo hizo Nacho Vidal, al que Aguirre acusó de tirarse en una acción en la recta final del choque. Todo un despliegue de artimañas que, sin público, se notaron más que de normal, aunque sin premio para su equipo.

"Perdimos porque algo hicimos mal. No creo en la fortuna. Si te hacen gol en el 95 de córner es que algo ha pasado"

"Le pido a la afición y a mi equipo que metamos un golito algún día. Fuimos a por la victoria porque el punto no nos servía"

Entrenador del Leganés