La relación entre Osasuna y Real Zaragoza lo mismo da para una crónica de sucesos que para una epístola religiosa. La rivalidad cruza de un siglo a otro con episodios de guantazos y pedradas y otros de cortesía versallesca. Osasuna, que ya fue invitado en 1923 a la inauguración del campo del Iberia (uno de los padres del Real Zaragoza), volvía a ser convocado para el estreno de La Romareda, el 8 de septiembre de 1957. Un magno acontecimiento en el que además del partido (4-3) hubo misa el día anterior en El Pilar y actuaciones folclóricas, entre ellas del Grupo de Danzas del Ayuntamiento de Pamplona. El autobús de los osasunista llegó escoltado por la sección motorizada del Consistorio local... pero no como protección sino como protocolo.