Partamos de la base de que un encuentro contra el Barcelona en el Camp Nou se pueden sacar pocas conclusiones reales. Pero mirando un poco hacia atrás, Osasuna se encuentra metido en una dinámica no muy positiva. Sí, están los rojillos inmiscuidos en un tramo liguero nada favorable para cualquier equipo, por muy mal que estén sus rivales, pero también es cierto es que el equipo de Arrasate está perdiendo esa esencia que tanto ha marcado la diferencia desde que el de Berriatua llegó a Pamplona.

Obviamente tanto el aficionado, la plantilla y el club deben de estar tranquilos. Esto es largo y la situación no es crítica. Pero sí preocupante. Arrasate se ha caracterizado por ser un entrenador con una autocrítica tremenda que ya fue capaz de darle la vuelta a una situación complicada en su primera temporada.

Por ahí no parece que vaya a haber problemas. Ni por la clasificación actual, donde el equipo aún mantiene cierta distancia con los de abajo. La preocupación es más por la imagen que ha dado el equipo en los últimos partidos.

Osasuna solo ha marcado fuera de casa contra el Cádiz, en la inauguración del campeonato. Es un dato frío, muy frío. Especialmente cuando en casa la afición no está presente y el fortín de El Sadar pasa a ser un campo más (por muy bonito que esté quedando).

Así pues, en Osasuna alguien tiene que sentarse a darle una pensada. Hay jugadores que parece que han dado un bajón, seguramente por el poco descanso entre temporadas, y son importantes. Arrasate en la rueda de prensa ya comentó que se ocupan ahora mismo de eso más que nada porque sabe que cuanta más gente esté bien (incluido recuperar a los lesionados) aumentará la competitividad, aspecto fundamental para este equipo.

Lo del arbitraje y el VAR, como en semanas anteriores, es difícil de explicar. Pero mejor haría Osasuna en centrarse en mejorar que en mirar al colectivo arbitral. De momento, se puede mantener la calma, pero Osasuna se tiene que poner las pilas.