Osasuna se marchó de la Copa por el camino de la amargura que supone la eliminación en la tanda de penaltis. Una senda en la que hay también su parte de decepción, porque el equipo de Arrasate no tuvo puntería en los últimos metros, dispuso de más oportunidades y más claras que su rival -que disparó solo una vez entre los tres palos-, y ello permitió que el Almería, controlado por los rojillos por convicción y calidad, sosteniendo sin embargo el marcador hasta la prórroga, llegara a la lotería de los penaltis, en donde también rige el acierto, pero en donde a veces se anula la diferencia de categoría. En el duelo de pistoleros el portero del Almería, Fernando, estuvo acertado dos veces y dictó sentencia, sacó el billete para viajar a los cuartos de final.

Osasuna dice adiós a la Copa, a una competición ilusionante, en donde no le han pesado las contrariedades de la Liga y sí ha obtenido minutos para afilar a más jugadores. La eliminación ante un contrincante de inferior categoría, que estuvo por debajo en cuanto a la fabricación de ocasiones y de inquietudes, supone un lógico revés y deja mal sabor. Un mal sabor que se acrecienta porque al margen del mal resultado en lo futbolístico, el equipo de Arrasate recolecta lo peor, lo que menos necesitaba. Facundo Roncaglia y Lucas Torró sacaron número para pasar por la enfermería ya que concluyeron el encuentro lesionados. Una fatalidad mayúscula para una plantilla que está temblando por su estados y que está notando las heridas de tanto jugador lastimado. La Copa ya está atrás, pero los lesionados se quedan y permanecen, un serio contratiempo para este grupo muy necesitado de que todo fluya de forma positiva para ir arreglando la situación en la Liga.

Después de haber superado con suficiencia las anteriores rondas, tras haber ganado al Granada en la Liga y seguir sumando sensaciones positivas, la eliminatoria con el Almería se presentaba muy atractiva, estimulante para los que saltaban al campo, un numeroso grupo de nuevos. Osasuna dispuso de sus oportunidades en la primera parte como para haber encauzado el partido y la clasificación. En dos acciones se encontró David García con el portero y en una de ellas, en el rechace, Enric Gallego se topó con Juan Villar, metido de cuarto poste, para desbaratar su testarazo. Todo antes de los primeros veinte minutos. Fueron los mejores instantes de un Osasuna superior que salió a por su rival e intentó pulsar el botón de la clasificación cuanto antes. Los rojillos estuvieron en esa posición hasta el tramo final de la primera parte. El Almería sacó entonces la cabeza para tomar aire y corrió por el lado de Appiah, un extremo poderoso y rápido, para crear algunas inquietudes, medianas, pero al fin y al cabo avisos de quien se siente recuperado cuando no se le hiere en el marcador.

Los hombres de Arrasate se marcharon al descanso con la sensación de que tendrían que meterle una marcha más al encuentro para sacarle partido a esa superioridad que exhibían cuando mostraban el colmillo.

No hubo determinación en el equipo de Arrasate al retorno de los vestuarios y quizás por esa inacción general, el técnico rojillo cambió a tres hombres de una tacada a los quince minutos. Torró, Barja y Oier entraban con la misión de apretarle las tuercas al partido y ofrecer algún argumento más contundente que se reflejara en el marcador. Osasuna mejoró algo, pero no llegaron tampoco las ocasiones; al contrario, el encuentro se fue abriendo también por el refresco de futbolistas del Almería y el poderío de sus atléticos relevos que llegaban desde el banquillo. El conjunto navarro se volcó en la recta final del partido sobre la puerta del equipo andaluz y Roncaglia, en un remate de cabeza en un córner, firmó la ocasión más clara de los rojillos en la segunda mitad. Los hombres de Arrasate mantuvieron su insistencia sin puntería, como tampoco la tuvo en los dos minutos finales el Almería, con Villalba rozando el gol en un lanzamiento raso.

Al castigo de la prórroga le llegó el de los penaltis, aunque en ese tiempo añadido Calleri se tomó otra vez el encuentro como una cuestión personal y firmó un par de ocasiones de gol, una de ellas con agarrón de por medio de un defensa que el VAR tampoco consideró. El argentino sí fue el verdadero reanimador de su equipo, el picante que le faltaba para un juego excesivamente plano.

La prórroga se cobró dos víctimas para el equipo de Arrasate, la peor noticia cuando abundan las bajas. Facundo Roncaglia y Lucas Torró se quebraron y aunque el argentino fue relevado, el centrocampista se tuvo que quedar sobre el terreno de juego para hacer número porque no se podían realizar más cambios. Torró se fue cuando el cronómetro anunciaba las dos horas de partido sin ver puerta por parte de nadie.

En la resolución en los penaltis, aún Osasuna vivió otro golpe emocional porque después ir con la tanda a su favor -falló un futbolista local-, los errores en los lanzamientos de Manu Sánchez y David García terminaron por voltear las ilusiones. Un final amargo.