Con 34 años, a Iago Aspas no hay quien le tosa, ni en el club de sus amores y desvelos, el Celta, ni en ningún otro sitio. Cuando se pasa de jugador común a ser símbolo de un equipo, energía en el campo y recurso ante cualquier crisis, es mejor tomar distancias y no rechistar.

Aspas es el gran activo del Celta y el jugador más desequilibrante al que deberá tener muy vigilado Osasuna.

La pasada temporada se encaramó hasta los 14 goles -cinco de penalti-, el segundo goleador español solo superado por el estelar Gerard Moreno (23), y tuvo mucho que ver en que el Celta por fin no anduviera con el agua al cuello en la resolución del campeonato y no sufriera -terminó octavo, con 53 puntos, en la zona alta-.

Su ausencia en la pasada Eurocopa resultó cuando menos llamativa ya que se trata de un futbolista desequilibrante y con evidentes cualidades para incidir en el nerviosismo del rival, tanto por juego como por carácter.

En el debut, la pasada jornada, Aspas anotó de penalti el gol de su equipo frente al Atlético (1-2) y también anduvo activo en una trifulca que acabó con Hugo Mallo y Mario Hermoso con antelación camino de los vestuarios. Tan activo que las imágenes le mostraron con los dedos metidos en el ojo derecho del futbolista atlético, lo que obligó a salir a pedir disculpas. Mucho genio. Clase de sobra.