La RAE (Real Academia Española) define paramnesia -expresión en castellano que se acerca a la francesa déjà vu- como una alteración de la memoria por la que el sujeto cree recordar situaciones que no han ocurrido o modifica algunas circunstancias de aquellas que se han producido. Precisamente Osasuna está atravesando por un constante déjà vu cuando, por estas mismas fechas, el equipo rojillo enlazó 13 jornadas sin conocer la victoria.

En esta campaña son una decena de encuentros en los que el cuadro que dirige Jagoba Arrasate no consigue la victoria en la competición liguera. El técnico, como ya hiciera el curso pasado, debe dar con la tecla para voltear un escenario en el que el equipo ha visto reducido su margen con los puestos de descenso de 12 a 6 puntos. A pesar de un inicio de temporada arrebatador del equipo, que generó una ilusión y un optimismo desmesurado en la afición, la realidad del equipo es otra. “El inicio de liga fue bueno, los resultados incluso mejor de lo que estábamos dando. Ha habido partidos contra equipos de arriba en los que hemos dado la cara y ahora no somos capaces de ganar un partido”, analizaba Bittor Alkiza en rueda de prensa después de sufrir la última derrota liguera.

En esa línea también fueron los discursos de Arrasate en los encuentros contra Levante o Elche, considerando a ambos conjuntos como rivales directos por el objetivo, intuyendo el técnico de Berriatua que algo no funcionaba en el equipo. Y es que tanto el vizcaíno como su segundo tienen la papeleta de resucitar a un Osasuna que llama a la puerta de la UCI. El ambiente de preocupación se ha instalado en las gradas de una hinchada que atisba mayores problemas que por los que se atravesó el curso pasado.

En el fútbol lo que cuentan son los resultados y estos dicen que Osasuna, con 22 puntos, ha cerrado la segunda mejor vuelta de la era Arrasate en Primera División, y la corta trayectoria del técnico vizcaíno con el equipo rojillo en la máxima categoría dice que las segundas vueltas superan los registros de las primeras. En otras palabras, el equipo va sobre el horario previsto. No obstante, lo que los resultados no sacan a la luz, porque es un aspecto intangible en el fútbol, tiene que ver con lo emocional y mental. Y en este caso, las sensaciones son peores que en cursos anteriores.

Momento de reaccionar

Reencontrarse y recuperar la identidad que el cuerpo técnico de Arrasate ha dado a este Osasuna es el objetivo principal con el que comenzar la recuperación del equipo en esta segunda vuelta, donde la tranquilidad que se presuponía que podría haber en las 19 jornadas restantes se ha esfumado y se ha empezado a hablar de finales. En los últimos partidos se ha visto un equipo sin la garra que siempre se le ha caracterizado a lo largo de su centenaria historia.

Este es el primero de una numeración de síntomas que está padeciendo el cuadro rojillo. A la fragilidad defensiva que está mostrando el equipo en este bache -ha encajado 13 tantos y dejado la portería a cero en dos de las diez ocasiones- se le une la falta de acierto, otro de los problemas detectados por el mismo Arrasate, que ha reconocido en más de una ocasión la necesidad de que el equipo “genere más ocasiones”. Porque sin ocasiones no llegan los goles y sin goles no hay puntos. Ese pobre bagaje goleador se traduce en cinco goles anotados en cuatro de los diez encuentros. Osasuna está echando de menos la aportación anotadora de Ante Budimir, máximo artillero del equipo la pasada temporada con 11 dianas, y que en la presente, por un motivo u otro, lo cierto es que solamente ha visto portería en dos ocasiones, una en Liga ante el Elche, y otra en Copa del Rey ante el Deportivo de la Coruña.

Recuperar el idilio con El Sadar es otra de las asignaturas pendientes de Arrasate. El técnico, que llegó a enlazar 31 jornadas sin conocer la derrota (4 fueron de Diego Martínez), ha cerrado la primera vuelta al frente del equipo con un pobre bagaje de puntos después de firmar una victoria, cinco empates y tres derrotas. Resultados que, en boca de Alkiza, son “nefastos”.

En un deporte de aciertos y errores, dar con el sistema adecuado es también un punto pendiente del cuerpo técnico, que en ocasiones ha parecido no tener reacción. La línea de cinco jugadores en defensa - dibujo con el que Osasuna consiguió su última victoria ante el Villarreal (1-2) el pasado 17 de octubre- hace aguas en los últimos partidos. Tapar esos agujeros es fundamental para que el barco no se hunda. Esta historia no es novedosa para Arrasate, que en su mano tiene el volver a calmar las aguas cuanto antes.