Rubén García es uno de los jugadores más queridos por la afición de Osasuna y uno de los grandes baluartes en la zona de ataque en la que este año no había encontrado su mejor versión, algo que finalmente corroboró el sábado ante el Rayo con un golazo y una buena actuación.El mediocampista valenciano volvió a ser de la partida inicial en Vallecas, situación que no se presentó como novedad. Jagoba Arrasate ha dado minutos al número 14 en 23 de las 24 jornadas ligueras que se han disputado hasta la fecha.

Este curso, García no había podido exhibir todas las habilidades propias de un futbolista sobrado de calidad que llegó a Pamplona hace tres temporadas y media con la varita y el cartel de mago. En total, acumulaba 20 goles, logrando el último de ellos hace 417 días en el Martínez Valero frente al Elche.

Osasuna salió a morder a su rival desde el primer minuto. Moncayola adelantó a los suyos a los ocho minutos con un preciso disparo que no pudo atajar Dimitrievski. Seis minutos antes del descanso, uno de los protagonistas del día dejó helado al coliseo madrileño con un brutal latigazo.

García recibió un balón de Darko en la frontal del área. Levantó la mira y, tras un rápido control, puso el balón en la escuadra rayista ante el asombro de los allí presentes. Sus compañeros le felicitaron con abrazos que allanaron el camino hacia la consecución de las 32 unidades.

Tras el pitido final, el de Xátiva afirmó estar seguro de la mejoría del equipo mostrada en las últimas semanas: "Hubo un antes y un después cuando nos juntamos todos los compañeros para valorar lo que estábamos haciendo, ser más ambiciosos y hacer las cosas mejor".

Fue la noche soñada por la hinchada rojilla. Las caras de felicidad tras el partido indicaban el buen momento que atraviesa un Osasuna que recibirá al Atlético de Madrid este sábado en su estadio.