Un libro, "Y el tiempo se detuvo. Natalio Cayuela, Osasuna y Justicia", rescata la memoria de este presidente del club de fútbol, asesinado en junio de 1936 tras el golpe de Estado de los militares franquistas.El texto ha sido presentado en el Senado, a instancia del senador de Geroa Bai Koldo Martínez, quien ha reivindicado actos similares para recuperar la memoria sobre esos años, en los que numerosos directivos y jugadores fueron fusilados, encarcelados o exiliados.

"Sin memoria es más fácil que hechos así se repitan -ha asegurado-, por eso apostamos tanto por la memoria y la convivencia".

Ha reprochado a Osasuna que Natalio Cayuela no tenga "ni una sala en el estadio" y ha valorado que las peñas sí le vayan a homenajear.

El libro es una obra coral supervisada por el historiador Eduardo Martínez Lacabe y de Osasunaren Memoria.

Uno de los miembros de este colectivo, Mikel Huarte, ha dicho que han rescatado del olvido las vivencias de los jugadores y que el fútbol es la antítesis de la guerra, aunque en 1936 "no se impuso el espíritu deportivo".

Ha precisado que el listado está incompleto pero que hubo una decena de asesinados y decenas de encarcelados, exiliados e inhabilitados, y ha recomendado a las instituciones que aprueben "una buena ley" de Memoria Histórica.

El magistrado y prologuista del libro, José Antonio Martín Pallín, ha indicado que Cayuela era un hombre bueno y eso le costó la vida.

En su opinión, Pamplona tuvo "unas horas decisivas para parar el golpe militar", cuando Diego Martínez Barrios llamó al general Emilio Mola, al que ofreció la cartera de Gobernación y manos libres para parar el alzamiento de África, "pero él prefirió hacer otra España porque querían exterminar a los que no pensaban como ellos".

Se ha preguntado por qué nadie intercedió por Cayuela pues otros, en parecidas circunstancias, salvaron su vida, y ha rogado que hechos así no pueden "volver a pasar a pesar de los intentos de algunos".

Martínez Lacabe ha indicado que "no es solo un libro sobre la guerra" y ha opinado que le mataron porque "se represalió a los de Izquierda Republicana" y "no se entendía que una persona que estaba en lo más alto de la sociedad perteneciera a ese partido".

Su descendiente, el chileno Jesús Weineistein Cayuela, ha relatado que su abuela, hermana de Natalio, les contó las peripecias de la guerra y le enseñó a vivir frente a la adversidad.

Ha recordado que en Chile vivieron "un segundo exilio y persecución", con el golpe de Pinochet, y la abuela les decía que "hay que vivir con ilusión, sin doblegarse, sin olvidar lo ocurrido pero intentando disfrutar", además de inculcarles la pasión por el fútbol.

Ha agradecido el libro, "una forma de recuperación de la memoria" y ha recomendado que ante los crímenes no puede haber olvido y tolerancia por parte de la sociedad, "algo que no se puede volver a repetir".