Osasuna opuso una digna y esforzada resistencia al mejor equipo equipo de la Liga, y campeón en ciernes, que ofreció un segundo tiempo apabullante en El Sadar. El conjunto de Arrasate realizó un buen encuentro, sostenido en el marcador por una actuación extraordinaria de Sergio Herrera. El portero de Osasuna, un reputado para penaltis, respondió a su bien ganada fama y no contento con detenerle un lanzamiento a Benzema, fue capaz de repetir hazaña y faena en una segunda pena máxima solo unos minutos más tarde.

Osasuna respondió a la exigencia del Real Madrid mientras que le alcanzaron las fuerzas y le dio parfa para controlar la superioridad del equipo de Ancelotti e inquietarle. Al equipo rojillo le sobraron los minutos finales de cada tiempo, porque en la conclusión del primero llegó el segundo gol del Madrid y en el añadido del segundo, se redondeó una victoria cómoda con el tercero.

Osasuna jugó sin complejos, liberado de ataduras clasificatorias y de otros temores, y completó una pugna excelente durante muchos minutos frente a un rival gigantesco. El Real Madrid demostró que atraviesa un gran estado de forma y realizó un partido serio y solvente, fundamentalmente una segunda mitad fantástica, plena de esfuerzo y compromiso de sus jugadores y también trufada de oportunidades. Hasta el gol en el tiempo de descuento, Osasuna siempre estuvo cerca en el marcador, creyendo que podía soltar un zarpazo, siquiera circunstancial. Pero en ese largo tramo del encuentro bastante hizo con capear el temporal, tapar huecos, suturar alguna de sus heridas e intentar respirar. Frente al mejor conjunto de la Liga, plantear una pugna en condiciones queda lejos por el momento. Pero ayer se dio algún paso en esos escalones de competitividad que se deben subir.

Antes de que Asensio marcara sobre la bocina del descanso, Osasuna y Real Madrid habían compuesto muchos minutos de un partido vibrante, con idas y venidos y un comienzo arrebatador. Con el Chimy a la carrera por la banda derecha, el equipo de Arrasate estaba haciendo sufrir a los hombres de Ancelotti, que no lograban contener el poderío del argentino. De un zapatazo suyo estuvo a punto de aprovecharse Darko, que no acertó a marcar por muy poco. En el otro lado del campo, en el área de Osasuna, el Real Madrid encendió la lámpara en una acción sin aparente peligro, en la que Benzema buscó un espacio y se convirtió en asistente. Alaba remató dos veces sobre la portería de Osasuna, y aunque la primera la repelió Herrera, en la segunda, su remate sin querer -con el lateral de la rodilla, haciendo casi una pirueta- se coló por debajo de las piernas del meta rojillo. Mucha fortuna.

Estaba el Madrid considerando que la suerte camina junto a los grandes, cuando Osasuna siguió en sus trece. La estampida por la banda derecha del Chimy fue provocada esta vez por un centro fabuloso de Moncayola. El argentino soltó otro centro a lo misil al que convirtió en fina estocada Budimir. El croata está demostrando que anda con las luces bien enfocadas en los últimos tiempos y volvió a marcar, para no perder la costumbre, como en los otro cuatro encuentros anteriores. El partido vivió momentos de ritmo y ganas, taconazo y rabona en la misma jugada por parte de Osasuna, e incluso al croata se le anuló un gol por fuera de juego.

Osasuna necesitaba aire, cedió unos metros y el dominio de la pelota del Real Madrid se volvió más insistente y molesto, sin ocasiones claras, pero con el miedo evidente que ofrece un grande cuando lleva la batuta. El gol de Asensio llegó en el peor momento, cuando no había tiempo para reaccionar. Cuando se preparaba otra locura, la tormenta blanca.

No hay que descuidarse ante el poderío de la segunda unidad de los equipos grandes. Futbolistas con oportunidades contadas, a la sombra siempre de las estrellas del primer lugar del escalafón, suelen ofrecer un vigor que quizás no se ve en los otros. La cosa cambia todavía más si entre ellos se sitúa Benzema, uno de los mejores del momento. El delantero francés fue reclamado para el lucimiento al poco de iniciarse la segunda parte. Antes, en una de sus contadas apariciones por el área de Courtois, Osasuna casi marca en un remate con el hombro de Darko.

Pero lo gordo se iba a cocer en el área de Osasuna. El supervitaminado Chimy cometió un penalti indiscutible al dar un manotazo a la pelota que había controlado Rodrygo. El argentino se afanó en la defensa sin medir su frenada. Benzema no tembló desde los once metros y mucho menos Sergio Herrera, fantástico en su estirada. A Rodrygo le tumbaron poco después en un penalti de esos que caen tradicionalmente del lado de los grandes, sin existencia del VAR y con ahora con él. Benzema se lo pidió. Y Herrera también, con otro paradón por el mismo costado.

Osasuna salía vivo de un inicio de segundo tiempo de locura, con dos penaltis en contra en seis minutos, y quizás creyendo que podía agarrarse a alguna cambio en la marcha del partido y empatar. El Madrid, sin embargo, no cedió en su dominio y mantuvo al equipo de Arrasate metido en su campo, soportando las llegadas por todas partes y ofreciendo una imagen solvente y poderosa, de escuadra con confianza, con las ideas claras y seriedad en el juego. Aún con todo, el equipo rojillo seguía resistiéndose, cerca del marcador. Vinicius salió para desmontar cualquier ilusión. En su primera carrera, casi marca. En la segunda, el brasileño cedió el balón del gol para el remate de Lucas Vázquez. El rodillo de un grande. Caer con dignidad es otra forma de ganar.

5

Buen comportamiento en la primera mitad, mientras se logró crearle problemas al Madrid. El físico no le dio en la segunda mitad. Buena imagen.

7

El campeón inminente de Liga es un equipo solvente, con poderío físico que ayer demostró su clara superioridad en una gran segunda parte.

4

No fueron necesarios algunos gestos de autoridad excesiva en un encuentro en el que no hubo problemas. Mal en las faltas.