Hace ya como tres décadas, los niños de por aquel entonces nos divertíamos en los mediodías del fin de semana viendo un programa de Telecinco que se llamaba 'Pressing Catch'. Vamos, wrestling. Ahí se pegaban y se montaban unas películas importantes que los más pequeños nos creíamos hasta que crecíamos y comenzamos a darnos cuenta de que aquello tenía visos de no ser real del todo. Pues lo que pasó en Elche entre los ilicitanos y Osasuna es parecido. Mucha sangre, muchos golpes, pero poca historia futbolística real. Especialmente en la primera mitad, que fue algo doloroso de ver y, en algún caso especialmente del lado local, de jugar.

El tema es que unos ya tienen la salvación en la mano y los otros tenían una opción europea remota. Y entre unas cosas y otras se fue liando la primera mitad, del Cerro Grande tenía la tarjeta en la mano más tiempo que en el bolsillo. Entre tanto bofetón, queriendo y sin querer, hubo una jugada bastante polémica. Badia recibió a Darko en un balón colgado con el pie en el pecho. Es una jugada que años atrás no habría despertado muchas dudas, pero es que es un clon del penalti que le pitaron a Osasuna en Valladolid hace unas temporadas. O los dos son o ninguno. Y ahí está uno de los grandes problemas del fútbol español, más allá de corrupción y otros mil problemas: no hay un criterio unitario. Ni con esta acción, ni con las manos, ni con nada.

Pero bueno, volviendo a lo de Elche, la segunda mitad ya fue algo más futbolística y con menos bofetadas. Por ahí llegó una buena acción de Budimir en el área y el penalti a favor. Del tema de quién lo iba a tirar o no, poco que decir, como dijo el croata. Se impuso la lógica y el compañerismo y el delantero pasara a la historia de Osasuna.

Además, con ese gol los rojillos mantenían viva la posibilidad de entrar en la Conference. Una ilusión que no podía convertirse en objetivo pero que molaba poder alargarla un poquito más.

Total que el Elche ha cambiado de entrenador, pero usó una misma jugada a balón parado que en la ida y Osasuna volvió a picar. Saque de esquina al primer palo y allí Pere Milla (en la ida fue Fidel) la peina y empata el partido.

Una pena, pero lo más importante es que nadie salió malparado (de Osasuna, porque el Elche se lleva una buena lista de tocados o lesionados) de la pelea de la primera mitad.