Se ha puesto de (ridícula) moda lo calificar algunos penaltis de penaltitos. Viene, claro, de una exposición arbitral que, como siempre, ha ayudado poco a los colegiados y les ha puesto en una diana. Supuestamente son las acciones en las que hay contacto pero no suficiente como para pitar pena máxima. 

Pues hablando con diminutivos, a Osasuna se le escapó el partido por detallitos, ni siquiera por detalles. El más claro de ellos fue que Moi Gómez sacó su disparo contra el palo y Borja Iglesias lo empotró contra la red rojilla. 

Arrasate repitió la estructura que le había dado dos victorias en el inicio de temporada, pero con un detallito. Doblaba la idea de cerrar por la banda derecha las posibles apariciones de Álex Moreno juntando a los dos laterales y pasando al Chimy a la punta de ataque. 

No se puede decir que saliese mal la idea, pero, después de perder, tampoco es que se quede buen sabor de boca. Osasuna hizo una primera media hora magnífica, controladora y maniatadora sobre el Betis. Pero fue justo cuando se estiró cuando vino lo peor. 

Un zarpazo de Moi Gómez se estrelló contra el palo. Su rechace le cayó a Rubén Peña, pero RuiSilva se convirtió en el Casillas del Mundial. Parecía que era el momento de Osasuna, todo hacía indicar que sería la primera ocasión, pero no la última. Pero más que momento, fue momentito, siguiendo con lo de diminutivos. Al poco de esa acción, Borja Iglesias reventó un disparo desde la frontal ante la excesiva tranquila mirada de la defensa rojilla. 

Después de la expulsión de Pezzella, Arrasate hizo un all in aunque, tal vez, quitó su mejor carta: el Chimy Ávila. El técnico decidió colocar a los tanques y el equipo entendió ese mensaje como bombardear el área bética. 

Mala opción. Tan mala que Osasuna estuvo rondando la portería local, pero apenas creó peligro. Remató poco y mal. Le faltó creatividad y mordiente en los metros finales y puso en bandeja a la defensa sevillana el poder brillar en ese minutos (que lo hicieron, todo hay que decirlo). 

Primera derrota de un Osasuna que, pese a todo, tiene pinta de que este año quiere buscar dejar atrás hablar en diminutivo y empezar a soñar en grande.