Osasuna completó un gran trabajo de equipo en Vigo, supo sufrir ante el Celta y tiró de dos grandes actuaciones individuales, la del bigoleador de la tarde, Chimy Ávila, y la del portero Aitor Fernández, protagonista de intervenciones colosales, para llevarse la victoria. Pilotando una actitud positiva, con una puesta en escena llena de confianza, el conjunto de Arrasate supo aprovechar sus contadas ocasiones y gestionar las dificultades que le planteó el Celta, un buen equipo con el balón, hasta quedarse con los tres puntos.

Osasuna ofreció una imagen de grupo sólido, con muchos futbolistas con recursos y en buen estado de forma, que también tiene las ideas claras. El asalto a los primeros puestos de la clasificación sitúa en estos momentos a los rojillos codeándose con clubes de gran entidad y presupuesto y recursos multiplicados. Un sueño lucir 23 puntos cuando se han disputado trece jornadas de Liga, fantástico reflejo de cómo se está completando esta primera fase del campeonato.

No suele resultar cómodo para ninguno el choque entre rivales que llegan con trayectorias distintas. La necesidad de uno puede ser antídoto para el otro y, al contrario, el poderío y autoestima del segundo suele ser veneno para el primero. La confianza y la solidez de los hombres de Arrasate definitivamente fueron argumentos mejores. Osasuna encontró en el primer tiempo en el Chimy Ávila al ejecutor de su fútbol coral. No es que los rojillos se estiraran más de la cuenta en un mareante despliegue ofensivo, pero cuando decidieron poner rumbo al área rival, evidenciaron que tienen las ideas claras y que lo suyo es compartir la pelota, entregarla al compañero mejor colocado e interpretar el fútbol como un juego entre varios. En el primer gol, Budimir, Kike Barja y Moi Gómez hicieron los trámites previos al pase final al delantero argentino.

Fue una llegada por la banda izquierda y un aprovechamiento de los espacios, porque el Chimy soltó su zapatazo desde el costado derecho de la frontal del área. Un disparo calculado con escuadra y cartabón que fue junto al poste, imposible para el portero. En la segunda diana, ocurrió lo mismo: fútbol combinativo y rapidísimo, del que hace daño. Nuevamente Barja profundizó por su costado y después fue Manu Sánchez el autor del último centro. Pocas veces se puede ver un gol de cabeza desde casi el borde del área, pero el ímpetu del Chimy, la voracidad de su llegada al área, hizo que desde su testa surgiera un pepinazo. Un golpe como con un mazo. Un golazo. Un remate salvaje solo al alcance en esta Liga del delantero rojillo, que cuando saca a relucir ese lado indomable resulta imposible de atajar. Entre los dos goles espectaculares del delantero rojillo, el Celta vivió unos minutos de arreón a base de honorabilidad y, en esos instantes de incómodo empuje, fue capaz de empatar por mediación de Iago Aspas, el arma letal local que, por conocida, no es fácil de contrarrestar. 

Osasuna supo digerir los malos ratos que el Celta le endosó en el segundo tiempo. Fueron problemas que llegaron al final del segundo tiempo, cuando el equipo gallego apretó los dientes a la búsqueda del mal menor del empate. El equipo de Arrasate estuvo cerca del gol en un par de remates de cabeza de Budimir, e incluso uno de los refrescos de la formación, Nacho Vidal, también se acercó a la red en un disparo cruzado. Osasuna demostró lo que es defender con balón, es decir, gestionando la pelota para que no caiga en los pies de un rival desatado, y moviendo la bola con el criterio enorme que impone en cada acción que gobierna el temple de Moi Gómez. Pero el partido se desató en los minutos finales, como corresponde a quien juega apretado por la necesidad.

El Celta soñó con el empate con un penalti de risa que pitó el árbitro y que, revisado en el VAR, quedó anulado. Sólido durante todo el encuentro, Aitor Fernández reservó su festival para el final. El meta rojillo detuvo primero una semi chilena de Iago Aspas, una parada de portero con aplomo, y subió a los altares cuando sacó la manopla en un lanzamiento raso de Paciencia. Aún despejó otro disparo del delantero portugués en otro ejercicio de colocación. A Osasuna no se le iba a escapar la victoria. Llega el Barça y después el parón. Lástima de Mundial. 

Ficha técnica:

1 RC Celta: Marchesín; Mingueza, Aidoo, Unai Núñez, Javi Galán; Carles Pérez (Swedberg, min.56), Beltrán, Óscar Rodríguez, Cervi (Pablo Durán, min.86); Aspas y Larsen (Paciencia, min.56).


2 Osasuna: Aitor Fernández; Rubén Peña (Rubén García, min.82), Unai Unai García, David García, Manu Sánchez; Aimar Oroz (Moncayola, min.71), Torró, Moi Gómez; Chimy Ávila (Darko, min.82), Kike Barja (Nacho Vidal, min.62) y Budimir (Kike García, min.71).


Goles: 0-1 Chimy Ávila, min.7; 1-1 Iago Aspas, min.18; 1-2 Chimy Ávila, min.28


Árbitro: Figueroa Vázquez (colegio andaluz). Amonestó a Swedberg (min.65) por parte del Celta, y a Unai García (min.5), Chimy Ávila (min.15), Aimar Oroz (min.41) y Kike García (min.87) por parte de Osasuna.


Incidencias: Encuentro correspondiente a la decimotercera jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio Abanca Balaídos ante 14.209 espectadores.