La aspiración de Luis Sabalza Iriarte (Sangüesa, 23/10/1947) cuando accedió a la presidencia de Osasuna en diciembre de 2014, con el primer equipo en Segunda División, el club en plena crisis institucional y a escasos meses de la declaración de Ángel Vizcay en la sede de la Liga denunciando amaños, era la de poder alcanzar el centenario de Osasuna en el cargo y en la máxima categoría. Lo consiguió en 2020 tras superar un buen puñado de avatares deportivos y judiciales, pero se quedó corto con lo que está viviendo esta temporada, la cuarta consecutiva en Primera, con la permanencia asegurada con más antelación que nunca y con la final de Copa de este sábado, la segunda en los casi 103 años de vida de la entidad.

Quién le iba a decir en diciembre de 2014, cuando accedió a la presidencia de Osasuna, que en 2023 iba a sentarse en el palco de La Cartuja para ver a su equipo disputando una final de Copa...

–Nunca jamás había pensado esto. Recuerdo que me preguntaron cuál sería mi ilusión y dije que era ser el presidente en el centenario de Osasuna con el equipo en Primera División, porque estábamos en Segunda División.

Y se cumplió.

–Tal cual.

También pidió esta temporada unas semifinales de Copa…

–Y se ha cumplido con creces.

¿Qué más pide?

–Ahora no me atrevo a pedir ganar el título porque creo que es muy difícil, pero lo que sí creo es que vamos a jugar una gran final y vamos a disfrutar. Ganaremos o perderemos, pero hemos cumplido el objetivo. Va a ser muy importante, pero sobre todo lo es que tengamos 44 puntos a siete jornadas del final de la Liga.

¿Qué supone para Osasuna jugar esta final de Copa?

–Un paso más en el osasunismo, que ha vuelto a renacer. Se está viendo que hay una ilusión tremenda por ir a Sevilla y van a ser 24.000 personas allí, una cosa increíble. Además, hemos pasado a ser un club con aspiraciones. Y es que hemos logrado pasar a ser un club querido en toda España, en el sentido de que despierta simpatías e incluso en algunos momentos admiración, pero al mismo tiempo hemos logrado ser un equipo que en los estadios nos temen por aquello de que podemos ganar a cualquiera.

“Es increíble que vayan a ir 24.000 aficionados a Sevilla; el osasunismo ha vuelto a renacer”

Pero su trayectoria como presidente no ha sido precisamente un camino de rosas: ahí está Sabadell, los dos descensos a Segunda...

–Ha habido alegrías y tristezas. Es la vida misma. Lo importante es que desde 2014, cuando entré, siempre ha habido una misma línea. Ya lo decía el lema de nuestra primera campaña: “Volver a las raíces”. Queríamos que Osasuna fuese el equipo de todos los navarros y de mucha gente más. El objetivo era potenciar la cantera como lo estamos haciendo, no de una manera que todos debuten, sino que el que suba al primer equipo se quede, sienta los colores y se vaya transmitiendo este sentimiento. Pero no pienso que hayamos subido al Everest. Vamos a pensar que esto es el Aneto y luego ya pasaremos al Mont Blanc y, por qué no, más adelante al Everest. Vamos a ir con calma, no puede ser que esto sea el fin. Hay que seguir adelante con los pies en el suelo.

Habla de cantera en una campaña en la que en este sentido parece que Osasuna está tocando techo con las irrupciones de Aimar Oroz, Pablo Ibáñez, Iker Muñoz, Iker Benito...

–Eso es lo bueno, porque además hemos conseguido, o al menos así lo percibo, que los niños quieran ser de Osasuna. Antes un señor me ha parado por la calle para hacerse una foto conmigo para sus nietos. Es el nieto el que le pide al abuelo venir al partido, o el hijo al padre, y eso es muy importante porque, si juega a fútbol, quiere jugar en Osasuna.

También ha habido espinas judiciales en su etapa como presidente.

–Efectivamente. Yo le llamaba la pena del telediario, porque siempre decían que Osasuna estaba en el juzgado. Sin embargo, aquí todos entendían que era un caso como consecuencia de la acción de las directivas y de la denuncia del señor Vizcay, no un caso del club como tal. Al menos desde que estamos nosotros. Se ha solucionado favorablemente o medianamente bien y creo que la gente lo ha entendido, lo hemos explicado siempre y ahora nos ven como un equipo serio y formal.

Hablando de asuntos judiciales, le tengo que preguntar por el fallecimiento de Patxi Izco, que además fue el presidente en la anterior final de Copa, la de 2005.

–Fui al funeral porque él era creyente y me pareció oportuno. Además fui defensor del socio durante su mandato y tenía una buena relación con él, pero sin más.

¿Por qué no hubo minuto de silencio en su memoria en el partido de Liga contra el Betis en El Sadar?

–Pensábamos que podía haber mucha gente que rompiera el minuto de silencio y que el detalle podía quedar deslucido. Esa fue la razón fundamental por la cual no lo hicimos.

Durante su mandato también ha tenido que lidiar con la crítica de un sector del osasunismo. ¿Cómo lo ha llevado y qué palpa ahora?

–Hubo una época en la que había un grupo de osasunistas que no estaban conformes o esperaban que hubiera salido otra junta directiva. Tuvimos una serie de encendidas críticas que uno puede soportar relativamente, pero que en un momento dado nos llevaron a dimitir para convocar elecciones. Sin embargo, ante los éxitos deportivos de la actualidad y el buen aspecto institucional del club, lógicamente es más difícil la crítica. Lo que palpo es que el osasunismo está de acuerdo con lo que hemos hecho y con lo que estamos haciendo, tanto la gente joven como los mayores. Los chavales también me animan por la calle.

Luis Sabalza, presidente de Osasuna Oskar Montero

¿Cuáles son las claves del actual éxito de Osasuna?

–Son varias, pero la primera de todas es la de haber acertado con la dirección deportiva, ese tándem que forman Braulio y Cata. En segundo lugar, que después de la época de Diego Martínez les encargamos encontrar a alguien que conectara con la grada y eso es lo que ha hecho Jagoba, aparte de jugar bien. Y luego el saber contener y no gastar más dinero del que podemos. Nosotros no somos el Barcelona para hacer palancas.

Arrasate llegó al banquillo de Osasuna hace cinco años. ¿Hasta cuándo seguirá?

–De momento hasta 2024, que es lo que firmó en su última renovación, aunque cuando le di la camiseta de los 200 partidos le dije que quería darle más.

¿Es una declaración de intenciones para ampliar su contrato?

–En absoluto, pero, si él quiere, aquí seguirá, por lo menos mientras estemos nosotros.

En una Copa con cuatro prórrogas y una tanda de penaltis, ¿cuál ha sido para usted el peor momento?

–La eliminatoria contra el Nàstic, porque que nos eliminase un equipo de Primera RFEF me parecía tremendo, sobre todo porque era la tercera ronda, fuimos a la prórroga y teníamos ilusión por la Copa.

¿Y el momento más satisfactorio?

–El gol de Pablo Ibáñez en San Mamés con el que pasamos a la final.

¿Cómo lo vivió en el palco?

–Haciendo muchos esfuerzos para no demostrar esa satisfacción que está por dentro y que se note poco por fuera.

“Ganar al Real Madrid va a ser muy difícil, pero no imposible. A veces el pequeño le puede ganar al grande”

Y en la final, el Real Madrid.

–He leído muchas veces que allí dicen que las finales no son para jugarlas, sino para ganarlas, pero nosotros vamos a jugarla con mucha ilusión y con muchas ganas, sin olvidar que últimamente hemos empatado varios partidos contra ellos. Así que, ¿por qué no vamos a poder ganar? Lo que no puedes tener son descuidos ni fallos tontos.

Ni miedo, ¿no?

–Miedo ninguno. En un partido pueden ocurrir muchas cosas esté quien esté delante. A veces el pequeño le puede ganar al grande.

¿Ha hecho alguna promesa en el supuesto de que Osasuna se proclame campeón de Copa?

–A veces digo que, si ganamos la final, me voy, porque más alto no se puede subir, pero eso contradiría lo que he dicho de que ahora vamos a subir el Aneto y todavía nos queda el Mont Blanc y el Everest.

¿Quiere decir esto que deja la puerta abierta a presentarse en busca de un cuarto mandato?

–De momento voy a terminar éste, si Dios quiere.

¿Le ayudaría a tomar la decisión un título?

–No lo sé, porque procuro tener los pies en el suelo y soy consciente de que tengo 75 años y, cuando termine el mandato, tendré 77. No sé cómo voy a estar en ese momento. Si no estoy bien, no voy a seguir aquí porque sí. Aunque los de la junta directiva me dicen que siga, no me atrevo a decir nada hasta que llegue el momento.

Por lo que dice, ¿es la edad el único problema que le hace dudar?

–Evidentemente, porque a ciertas edades uno no tiene la misma cabeza y la misma movilidad que siendo más joven. No quiero ser un Papa vitalicio.

No hace falta hablar del Papa. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene 80 años y ya ha anunciado que se va a presentar a la reelección en 2024…

–Sí, sí. Y hay otros dos presidentes de Primera que tienen mi edad, Florentino Pérez, del Real Madrid, y Fernando Roig, del Villarreal. De momento no he pensado nada y me parece más importante llegar al final en buenas condiciones, con Osasuna en Primera División y que esté bien consolidado. No tengo aspiraciones futuras.

“Jagoba tiene contrato hasta 2024, pero seguirá hasta cuando quiera, al menos con esta directiva”

¿Qué supone para Osasuna haberse clasificado para la Supercopa de España, competición que se disputa en Arabia Saudí?

–Sales en la prensa de todo el mundo, incluso en lugares donde no saben qué es Osasuna. Recuerdo la anécdota de un amigo en un viaje a Grecia. Un taxista le preguntó de dónde era. Le dijo que de Pamplona, pero no conocía la ciudad. Le habló de toros y San Fermín, pero tampoco. Y recurrió a Osasuna. “Ahí el Madrid muy mal, pasa mucho miedo”, le contestó. Y eso es lo que nos va a seguir pasando ahora, que nos conozcan más.

También está la posibilidad de que Osasuna se clasifique para una competición europea, ya sea a través de la Liga o ganando la Copa. ¿Está preparado el club?

–Como no es el objetivo en sí, no estamos pendiente de ese tema. Cuando lo consigamos, si es que lo logramos, ya tendremos tiempo para ponernos a trabajar sobre ello y de disfrutar.

¿Qué le queda por hacer como presidente de Osasuna?

–Los campos de Tajonar, porque creo que es muy importante y va a ser algo fundamental para el club y para los convenidos. Eso es lo que más me ilusiona. Por eso puse mucho esfuerzo para recomprar una parte de Tajonar.

¿Cuándo empezarán las obras?

–Tengo entendido que antes de las elecciones del 28 de mayo nos van a dar el permiso desde el Valle de Aranguren para comenzar la obra general y después iniciar el proyecto de los campos.

¿Para cuándo la recompra de El Sadar?

–Hay que ir paso a paso. Cuando tengamos hecho lo que queremos hacer en Tajonar, será el momento de pensar. Lo que pasa es que 24 millones es mucho dinero, se necesita mucho tiempo y estar seguro de que estamos en Primera porque, aunque parezca mentira, hemos pagado la deuda con el Gobierno entera.

Volvamos a la Copa. ¿Dónde estaba el 11 de junio de 2005?

–En la grada del Vicente Calderón de Madrid. Fuimos el mismo día del partido y la vuelta fue un poco triste por la derrota contra el Betis.

Va a pasar de la grada al palco. ¿Cómo va a vivir la final?

–Espero que con cierta tranquilidad y a ver si tengo la suerte de que me pase lo de San Mamés, es decir, de sentir alegría por dentro y no cambiar la cara por aquello de que hayamos ganado.

O sea, que ve factible una victoria de Osasuna...

–Ganar es muy difícil. No digo imposible, pero sí difícil. No tenemos que pensar que una derrota nos tiene que hundir. Me dolería más una derrota con el Cádiz o el Mallorca, equipos muy similares al nuestro.

¿Quién le gustaría que fuera el héroe de la final?

–Me da igual. No tengo ninguna preferencia. Tengo muy buena relación con todos los jugadores. Creo que son una piña y voy estar contento sea quien sea el héroe.