Está este inicio de temporada tan extraño para Osasuna que hasta mediados de septiembre han andado los rojillos sesteando sobre los pilares que han construido el éxito del equipo de Arrasate. Por eso, ante el Sevilla los pupilos del de Berriatua decidieron activar todos sus recuerdos y centrarse en volver a ser un equipo sólido, complicado de batir y con la certeza de que todo empieza por mantener la portería a cero. 

De hecho el propio Arrasate mandó el mismo mensaje con el once inicial. Colocó a Torró y a Iker en el pulmón del equipo. Juntos por primera vez, renunciando a algo más de juego con balón para meter músculo en la medular (no exento de calidad, que estos dos van sobrados de toque de balón). 

El equipo supo ejecutar el plan bien, ya que Sergio Herrera sufrió poco durante todo el partido.Algún acercamiento esporádico de los de Mendilibar y poco más. 

¿Cuál es el problema? Obviamente Osasuna se enfocó más en los cimientos defensivos y eso le restó brillantes ofensiva. Ojo, que eso no iba a significar que los rojillos fueran a renunciar completamente al ataque. 

La primera victoria en casa tenía que ser algo muy jugoso como para renunciar a ello. Y así fue. Especialmente claras fueron dos del Chimy. En la primera, antes del descanso, el argentino se vio sorprendido por el error de la defensa tras una buena jugada de Mojica. Y mandó el balón a las nubes en algo bastante impropio de él mismo. En la segunda que tuvo, poco más pudo hacer. Tras una jugada combinativa excelsa de Osasuna, el argentino picó el balón de manera magistral, pero su balón chocó contra el palo, por dentro. De esas acciones en las que la suerte también cuenta y parecía que no le apeteciese ayudar a los rojillos. 

Pero la clave de todo es que Osasuna se pareció en la parcela defensiva al típico equipo de Arrasate de otros años. Ahora toca ir sumando otras cosas pero sin olvidar que la portería tiene que ser casi un santuario para el equipo rojillo.

Aún queda, pero es evidente que el camino pasaba por asentar los cimientos, más allá de sumar los tres puntos, para estabilizar al equipo tras un inicio de temporada muy complicado.