Osasuna se curó las heridas del último encuentro en El Sadar con una victoria reparadora en el campo del Alavés. El equipo de Arrasate no completó una de sus mejores actuaciones, pero encontró varios aliados para la sanación en una tarde más o menos gris. Una actuación espectacular y vital de Sergio Herrera echó la llave a la puerta del equipo, y el acierto de Arnaiz, autor de uno de los goles del fin de semana, y la puntería y voluntad de Budimir –desequilibrante su aparición en el partido– terminaron por redondear una tarde perfecta. No era necesario insistir en la importancia de los puntos en juego, como tampoco que tras sufrir la embestida del Atlético en El Sadar, la moral estaba dañada, el orgullo herido y el panorama, más oscuro que resplandeciente. La victoria en Mendizorroza, ante un rival directo y duro en como local, se convirtió en un paso fugaz y acertado por la enfermería, porque los rojillos recuperan el paso que se perdió en casa y dan carpetazo a la minicrisis espiritual tras una derrota sangrante en terreno propio. No hay nada mejor que quitarse la rabia con un triunfo.

No fue un partido sencillo el que vivió Osasuna, pese a que la distancia en el marcador pueda dirigir a reflexiones más felices, a las que llegan tras un panorama siempre luminoso. El equipo de Arrasate fue incomodado durante mucho rato en el primer tiempo y también en el segundo por un rival que jugó con un hombre menos durante más de cuarenta minutos. El Alavés apretó siempre y fue decidido y constante con todo lo que tenía a su alcance y, en esos momentos de apuro para los rojillos –los zarpazos de quien se estira con convicción–, creció como un gigante la figura de Sergio Herrera. Tres intervenciones espectaculares ante otras tantas ocasiones clarísimas del equipo vitoriano mantuvieron a Osasuna metido en el partido, con un pie camino de la victoria que se encargaron de conseguir sus otros compañeros.

El protagonismo del portero rojillo fue más allá de su pericia ante los remates de sus rivales, ya que Sergio Herrera, quejoso en varias oportunidades por calambres en los gemelos –dejó de sacar de puerta para que lo hiciera un compañero ante gestos de dolor y rígidos caminares–, tuvo que ser sustituido a diez minutos del final. El héroe del partido dejando la tarea cuando había sido el mejor guerrero en primer fila. Toda una curiosidad en el encuentro porque no es común alinear a dis porteros –el meta de Miranda se marchó al banquillo gritando su enfado porque la fatalidad le estaba quitando de en medio cuando él es hombre de reto y pelea–.

Sergio Herrera había despejado una falta a los cinco minutos del inicio del partido y andaba multiplicando la atención en el partido porque sus compañeros estaban tolerando demasiado el empuje del Alavés. Hagi fue el autor de aquella primera intentona y el rumano tuvo otra ocasión para marcar que se marchó fuera por muy poco. 

A Osasuna le costó mucho entrar en el partido y acertó a hacerlo por el flanco derecho, cuando Rubén Peña carburó por fin y de su piernas salieron unas cuantas internadas con sus correspondientes centros que incomodaron a un Alavés que vivía con toda paz.

El latigazo de Jose Arnaiz alteró la monotonía del primer tiempo. El extremo, un buen golpeador, dejó su flanco, el de los zurdos, para centrar en el punto de mira la portería y, con la derecha, soltar un disparo imposible para el portero. Osasuna se encontraba con un premio mayúsculo para los méritos mínimos que había expuesto. Pocos méritos en ataque, un ruido poco molesto porque Sergio Herrera seguía a lo suyo en el otro lado y hacía la segunda parada de la tarde tras un cabezazo de Rioja que se iba para dentro.

Igual de lanzado salió el Alavés tras el descanso para que se mantuvieran idénticos los papeles. La intervención de Herrera a un disparo de Hagi a los cuatro minutos de la reanudación ya ha pasado a la historia de esta Liga como una de las paradas más espectaculares del curso. 

El encuentro había entrado en un momento clave porque en la jugada siguiente al milagro del meta rojillo a Arnaiz lo atropelló el último defensa del equipo local y el árbitro lo mandó para los vestuarios con una roja –por entender que acababa de romper una clara ocasión de gol–. 

Con un hombre menos en el oponente, no se sintió mejor Osasuna, que no acabó de cerrarle las puertas ni quitarle la pelota al Alavés. El cambio de Sergio Herrera por Aitor Fernández consumó el quinto cambio de Osasuna, después de que la entrada de Budimir al campo se tradujese en una mejoría palpable del juego de ataque. El delantero asistió a Rubén García para que enviara al larguero, se topó con un defensa –en la jugada que el VAR decretó que no fue penalti– y con el portero en dos claras ocasiones, además de marcar tras una gran acción personal de Juan Cruz.

Todo el mundo ayudó en la cura.

- Ficha técnica:


    

0 - Alavés: Sivera; Tenaglia (Gorosabel, min.55), Sedlar, Rafa Marín, Duarte; Guevara (Karrikaburu, min.83), Blanco, Sola, Hagi (Benavídez, min.55), Rioja (Alkain, min.83); y Kike García (Samu, min.55).


2 - Osasuna: Herrera (Aitor Fernández, min.79), Peña, David García, Catena, Juan Cruz; Moncayola, Iker Muñoz (Torró, min.63), Aimar, Arnáiz (Mojica, min.63; Areso, min.68),Rubén García; y Raúl (Budimir, min.72).


Goles: 0-1, min.36: Arnáiz. 0-2, min.90: Budimir.


Árbitro: Figueroa Vázquez (Comité Andaluz). Expulsó con tarjeta roja directa al local Blanco (min.49). Amonestó a los locales Guevara (min.46), Samu (min.63) y Luis García Plaza (min.85) y a los visitantes Peña (min.43), Juan Cruz (min.55) y Herrera (min.71).


Incidencias: partido correspondiente a la octava jornada de LaLiga EA Sports disputado en el estadio de Mendizorroza de Vitoria ante 19.035 espectadores.