La normalidad de Budimir

En el mundo del fútbol cada vez todo es menos normal, más impostado y banal. Por eso sorprende un tipo como Ante Budimir, con una carrera de explosión tardía, siga siendo un ejemplo de normalidad. Un compañero que celebra con otro que también desprende naturalidad como es Juan Cruz simplemente para imitar una foto que se han sacado sus hijos esta semana en la guardería.

Budimir tiene la normalidad por bandera como persona pero también ha cogido desde hace varias temporadas el hecho de que sea normal que Osasuna tenga un delantero que sume puntos y marque goles de la nada. Pero eso no es normal, ni mucho menos. A los rojillos tener un ariete que es capaz de fabricarse un gol de la nada como el de Getafe cuando parecía que era una jugada sin aparente peligro. 

Ese gol le permitió rascar a Osasuna un punto en un encuentro a domicilio que visto lo que le está costando a los rojillos sumar fuera, sabe bastante bien. Incluso, tras el gol, el equipo de Vicente Moreno tuvo sus oportunidades para haber marcado el segundo, aunque también para haberlo recibido (sobre todo la del último segundo).

Hay que darle crédito al entrenador de Osasuna del resultado de Madrid. Vicente Moreno supo reactivar a un equipo que estaba dando los mismos malos síntomas que en otros encuentros. Encontró la fórmula cambiando de sistema y el equipo empezó a reaccionar para muy bien.

También, cada partido que pasa, gana más importancia un Pablo Ibáñez que, con Moncayola al lado, le dio a Moreno una alternativa a Torró mientras no vuelva Iker Muñoz de su lesión. Los dos canteranos tienen muchas piernas y pulmones por lo que lo que no cubren por posicionamiento lo hacen por físico. 

Osasuna alcanza los 15 puntos apenas ha empezado septiembre, no es un mal rédito ni mucho menos, pero como expresó el propio entrenador, para dar “un salto de calidad” los rojillos van a tener que ganar algún partido fuera de casa. Pero hasta que eso llegue, mejor ir metiendo puntos lejos de El Sadar aunque sea en forma de empate. Por lo menos hasta que la normalidad sea ganar fuera. Pero eso está, de momento, bastante lejos.